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Iceta crea el Archivo Histórico de Movimientos Sociales sin un euro de presupuesto

Aunque no tengan la antigüedad requerida, la documentación de las asambleas del 15M puede formar parte del archivo por su valor documental

Peio H. Riaño

26 de octubre de 2021 21:51 h

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Las plazas y las calles abarrotadas de manifestantes ya tienen un archivo donde se conservará su memoria reivindicativa, para no olvidar el autoritarismo y conservar, honrar, estudiar y divulgar la desobediencia. El Gobierno de Pedro Sánchez acaba de aprobar el Real Decreto que crea el Archivo Histórico de los Movimientos Sociales, que pretende no olvidarse de la masa indignada que se ha levantado a lo largo del último siglo y medio contra las injusticias y ha constituido una fuerza de cambio democrático. El Archivo, que fue una idea de José Manuel Rodríguez Uribes, dependerá de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, y estará ubicado en Alcalá de Henares, a escasos metros del Archivo General de la Administración (AGA).

Este Archivo de nueva creación será el encargado de recoger el derecho a la insumisión que ha tomado la población española en su historia contemporánea. Será susceptible de ingresar en el nuevo Archivo Histórico todo documento de estos colectivos sociales con una antigüedad superior a los 40 años. Aunque también deja claro que recibirán todo aquel documento que, a pesar de no alcanzar la antigüedad indicada, merezca la consideración de formar parte del patrimonio documental, como por ejemplo los generados durante las acampadas del 15M.

Estará compuesto por los documentos de organizaciones que ya forman parte de la historia social, política y sindical de España. Por ejemplo, los participantes de las diferentes luchas de los movimientos vecinales y de los movimientos por los derechos civiles. Pero también estará recogida la documentación incautada por la Policía del franquismo que pertenecieron a las principales organizaciones políticas y sindicales de oposición al régimen dictatorial y que “constituyen testimonios irrefutables de la represión ejercida contra sus miembros”.

Junto a estos se añaden, tal y como figura en el real decreto, los documentos de nuevos movimientos sociales como las organizaciones religiosas de carácter progresista, los de las organizaciones de la emigración, los de las organizaciones de mujeres y asociaciones feministas, los de grupos ecologistas y antinucleares, los de los movimientos campesinos, los de objetores de conciencia, los de organizaciones juveniles y estudiantiles, de lucha por los derechos humanos o por la igualdad, la diversidad y los movimientos de liberación sexual (LGTBI) y los de objetores de conciencia.

Un patrimonio que conservar

El artículo cuatro del Real Decreto aclara que “movimientos sociales” son aquellas organizaciones formales e informales que “se han articulado en dinámicas de reivindicación y activismo, organización de diferentes protesta y expresiones de causas públicas”. Entre ellas cita a las organizaciones de mujeres y colectivos feministas, organizaciones de clase y representativas de diferentes colectivos y causas como las reivindicaciones campesinas, de respeto a los derechos humanos, a los distintos tipos de derechos y libertades civiles, de lucha por la igualdad y la diversidad sexual, ambientalistas y ecologistas y otros grupos y colectivos.

Como señala Rafael Cruz, profesor de Historia de los Movimientos Sociales en la Universidad Complutense de Madrid, en su libro Protestar en España. 1900-2013 (Alianza Editorial), “la protesta ha sido una forma genuina de participación política”. La protesta, como generadora de conflictos y enfrentamientos, ha sido esencial en la construcción de la historia social y política del último siglo en España. Este Archivo da respuesta al sentido de la protesta durante este último siglo y medio: “Ha sido el cauce básico para la conquista de derechos y en general la vía preferente para la consecución del cambio social”, explica Rafael Cruz.

Los documentos que integrarán la institución son los rastros de la participación y de la desobediencia. El filósofo marxista Étienne Balibar, en La iguallibertad (Herder), explica que “para salvarse o permanecer viva como comunidad de ciudadanos, es necesario que la ciudad corra el riesgo de la destrucción o de la anarquía en el enfrentamiento de sus propios miembros”. Balibar sostiene que la desobediencia es un acto democrático y la insumisión, el verdadero derecho a los derechos.

El Archivo Histórico de los Movimientos Sociales fomentará la investigación con perspectiva de género, los movimientos vinculados a la defensa de los consumidores y usuarios, el depósito de fondos y colecciones privadas. Además, apostará por el ingreso de fondos originales o copias de otros centros de titularidad estatal y la difusión y puesta en valor de los documentos que conforman este patrimonio cultural.

Presupuesto cero

“Lo dispuesto en este real decreto no supondrá incremento del gasto público. Los gastos derivados de la creación del Archivo Histórico de los Movimientos Sociales serán atendidos con cargo a los créditos presupuestarios del Ministerio de Cultura y Deporte, sin que supongan incremento de gasto”, puede leerse en la disposición adicional. La Asociación Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) ha puesto el grito en el cielo por la carencia de medios con la que se ha creado este Archivo. “El Real Decreto carece de toda referencia al personal o al presupuesto que vaya un poco más allá de la disposición adicional”, indican desde AEFP.

Informan desde esta asociación que en la Memoria del Análisis del Impacto Normativo del Archivo -y que no se hizo público- se indicaba que la plantilla del Archivo Histórico de los Movimientos Sociales y la composición “se establecerá a partir de los recursos humanos” con que está dotado el conjunto de los Archivos Estatales. “Sin olvidar que, mientras esto sucede, el Sistema de Archivos de la Administración General del Estado colapsa por falta de medios personales y materiales”, añaden desde AEFP.

“Los archivos del movimiento obrero han existido siempre, son los que custodian las Fundaciones de Pablo Iglesias, Largo Caballero e Indalecio Prieto. Son privados y llevan abiertos muchos años, pero con las sucesivas crisis económicas han tenido que despedir a muchos trabajadores y necesitan cobertura presupuestaria”, explica Henar Alonso. Estos tres archivos están alojados en el convento de la Trinidad, en Alcalá de Henares, donde estará ubicado el futuro Archivo Histórico de los Movimientos Sociales.

Además, indica la archivera portavoz de la AEFP, este lugar tiene los depósitos llenos, no cabe ni uno más. “Son documentos privados y se convertirán en gestión pública. Estos documentos todavía no han sido donados o depositados en comodato ni hay un contrato que regule esto. No está determinado de qué manera se va a hacer”, añade Alonso. Otra duda se refiere a la cesión de los papeles que conserva el Archivo de Salamanca, que custodia los documentos de la represión del franquismo. La archivera adelanta una nueva crisis: ¿Saldrán más papeles de Salamanca de camino, ahora, al Archivo Histórico de los Movimientos Sociales? Las fuentes consultadas del Ministerio de Cultura comentan responden que “todo lo relativo a la represión continuará en Salamanca”. De hecho, adelantan que en estos momentos el Archivo de Salamanca cuenta con 6,7 kilómetros lineales y con el traslado de la Sección Femenina y de los Sindicatos Verticales a Salamanca -un total de 70.000 cajas- se aumentará a casi 30 kilómetros lineales. De Salamanca al nuevo Archivo histórico apenas saldrá “algo vinculado al feminismo y los sindicatos”, añaden desde el Ministerio.

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