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M.A. Villena, biógrafo: “Berlanga hoy haría una película sobre las vacunas”
Madrid, 22 mar (EFE).- Ambiguo en política pero implacable en su crítica al poder, descreído y a la vez tierno, desmadrado pero anclado a la realidad, erotómano y misógino, genio con lado oscuro. Así era Luis García Berlanga según la biografía que Miguel Ángel Villena publica coincidiendo con el centenario del nacimiento del cineasta valenciano.
Editado por Tusquets y merecedor del Premio Comillas, el libro “Luis García Berlanga, vida y cine de un creador irreverente”, reconstruye la vida y obra de un cineasta que a través de la comedia radiografió como pocos la España del franquismo y la Transición y cuya mirada, a juicio de Villena, sigue vigente.
“Esa España caricaturizada que él cuenta sigue existiendo, Berlanga hoy haría una película sobre las vacunas y la gente que se ha colado: obispos, alcaldes, mandos militares... podría ser como 'La escopeta nacional' tranquilamente”, dice a Efe el periodista e historiador, también valenciano, que trabajó durante más de 25 años en el diario El País.
“Berlanga no ha envejecido”, subraya, “y ver su cine es fundamental para cualquiera que quiera entender la España del siglo XX. Además, en un país tan cainita, ha tenido éxito en públicos muy distintos; él siempre decía que debía de estar en el punto medio porque los de derechas pensaban que era un rojo peligroso y los de izquierdas que un conservador y un burgués”.
Sobre Berlanga había publicados estudios, libros sobre su cine, entrevistas y sus propias memorias, dos volúmenes escritos a cuatro manos con Jess Franco uno (“Bienvenido Míster Cagada”) y con Antonio Gómez Rufo otro (“Contra el poder y la gloria”), memorias en las que Villena encontró “un campo de minas” de datos poco rigurosos dada la tendencia de Berlanga a disparar su imaginación o a construirse su propio personaje.
“No había una biografía en el sentido clásico”, señala, “un repaso a su vida y obra desde su nacimiento hasta su muerte (1921-2010)”. Pero el libro sirve a la vez de llave para entender el cine y la historia de España de esos años. “Digamos que su vida está en el plano corto, el cine español en el plano medio y la historia de España en el plano general”, resume Villena.
Lo más difícil ha sido reconstruir los primeros 25 años de vida, los que pasó en Valencia antes de venir a estudiar a Madrid. “Me ha ayudado que soy valenciano, los abuelos paternos de Berlanga eran de Utiel, como mis abuelos maternos, hablaban de él como el 'hijo de la de Postres Martí'”, la pastelería que regentaba su madre en Valencia y en la que el pequeño Berlanga desarrolló sus dotes de observación.
De su padre destaca que era un burgués vividor y muy ausente de la vida familiar, mientras que la madre tenía un carácter autoritario y fuerte, que marcó tanto su gusto por las mujeres como, probablemente, el pavor que sentía hacia ellas.
“Hay que tener en cuenta que nació en 1921, una generación que se iba de putas, era lo habitual a una cierta edad, él tiene una rémora ahí”, señala Villena.
Para explicar esa complicada relación de Berlanga con las mujeres, Villena se remite al discurso de ingreso de Josefina Molina, cineasta feminista que fue alumna suya: “Sentía una mezcla de miedo y admiración por las mujeres que por otro lado es bastante común en los hombres de su generación y las siguientes”, apunta.
De su cine Villena destaca que incluso las anécdotas en apariencia más disparatadas bebían de la realidad. “La mayoría de las cosas que cuenta las había vivido o se las habían contado”, afirma.
Así, la historia que inspiró “El verdugo” (1963), una de sus películas más aclamadas, se la contó un abogado amigo suyo que asistió a la ejecución de la conocida como “envenenadora de Valencia” Pilar Prades en 1959, en la que al verdugo “le llevaban casi a rastras”.
O el final de “Plácido”, cuando disimulan la muerte del mendigo sentándolo en un carromato para devolverlo a su casa. “Me contó un familiar de Berlanga que la anécdota era de una boda a la que asistió en Utiel, la madre del novio había muerto y para no cancelar el convite se la llevaron de copiloto en un coche, muerta”.
En el libro, Villena desmenuza cada película, desde “Esa pareja feliz” (1953) y “Bienvenido Míster Marshall” (1953) a la última “Paris Tombuctú” (1999), y se detiene especialmente a analizar su colaboración con J.A. Bardem y con Rafael Azcona.
“La relación con Bardem fue una montaña rusa, de encuentros y desencuentros, tomaron caminos muy distintos; Bardem era un cineasta social y comprometido de izquierdas, frente a un Berlanga que eligió la crítica del poder vía comedia y con tono anarquista, pero la conclusión a la que llegué es que en sus últimos años la relación fue cordial y se estimaron mucho”, señala.
En cuanto a Azcona, fue “una de las relaciones mas fructíferas del cine español, desde su primer guion juntos que fue 'Plácido' al último, 'Moros y cristianos” pasaron 26 años. Berlanga admiraba mucho a Azcona, que por otro lado era un tipo bastante raro que rehuía el contacto social“.
Magdalena Tsanis
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