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Margarita Landi, la rubia del velo, la pipa y la pistola que calmó la sed de 'true crime' de los españoles

La reportera de sucesos Margarita Landi fumando su inseparable e icónica pipa en octubre de 1993

Jaime Molero

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Margarita Landi lo sabía de sobra. Los relatos sobre crímenes siempre han despertado interés en la gente. Desde exitosas novelas como A sangre fría (1967) hasta las nuevas series o podcasts sobre true crime que hoy no paran de inundar las plataformas digitales, narrar crímenes y sucesos nunca ha dejado de estar de moda. De esto, poca gente supo más que Margarita Landi (1918-2004), la periodista conocida como 'la rubia del velo y la pistola' que sacrificó su vida personal para trabajar durante décadas en la que sería su mayor pasión, el relato del crimen. 

Apodada también como ‘la dama del crimen’, Landi consiguió ser la primera mujer en España en especializarse en el género de sucesos dentro del periodismo. Un género que, por su conocida peligrosidad, normalmente era encargado a los hombres. Ser mujer podía ser visto como una amenaza en la tarea de profundizar en casos peliagudos, aunque también podía tener algunas ventajas, como la de poder indagar cualquier asunto sin levantar sospechas, como fue el caso de Landi. 

“Los entrevistados se abrían más con una mujer que con un hombre, eso le hizo ganar importancia en un mundo enteramente masculino. De hecho, en la redacción eran todos hombres menos dos mujeres, ella y la secretaria”, explican para elDiario.es Javier Velasco y Maudy Ventosa, autores de El caso Margarita Landi: la rubia del velo y la pistola (Alianza). En este libro, Velasco y Ventosa recuperan, veinte años después de su muerte, a una de las figuras más importantes del periodismo de sucesos en España. Lo hacen después de varios años de trabajo trayendo de vuelta su propia voz y estilo, recordando sus casos más célebres con la ironía y agudeza que le caracterizaba. 

Además de ser recordada por su atuendo ―el velo negro se debía a los numerosos funerales a los que asistía por su labor profesional― era conocida en el gremio por su destreza y rapidez. De hecho, de forma irónica y entre sus compañeros se comentaba que llegaba al lugar del suceso incluso antes de que se cometiera el crimen. También destacó por su rigor: “En un asesinato ella hablaba tanto con la familia del asesinado como la del asesino, trataba ambas partes por igual y se documentaba de todo el entorno”, cuentan Velasco y Ventosa. 

En beneficio de su trabajo conservó una estrecha relación con la policía, esencial en el desarrollo de su labor profesional, con la que la reportera criminal se ganó otro apodo, ‘el subinspector Pedrito’. Un apodo, o más bien un seudónimo, que le sirvió para ser avisada por la policía de inmediato sin levantar sospechas y aparecer en el lugar de los hechos en su icónico deportivo Volkswagen Karmann Ghia.

“Margarita tiene todas las peculiaridades para preguntarte ¿por qué Netflix no ha hecho ya algo con su vida?”, afirma para elDiario.es Servando Rocha, editor de Rojo Sangre. Prensa de sucesos en España (Editorial La Felguera), libro en el que se recoge una radiografía de la crónica de sucesos del país, también de reciente edición. Su vida no fue sencilla. Huérfana desde pequeña, vivió la dictadura de Primo de Rivera, la República, una guerra civil, otra dictadura, la Transición y la democracia. Cambios políticos y sociales constantes a los que tuvo que adaptarse también en su manera de escribir y ejercer su trabajo. Sus crónicas hay que entenderlas en cada contexto en el que fueron escritas.

En la dictadura, por ejemplo, se controlaban todas las noticias y se quería dar una imagen idílica del país, sin muertes ni crímenes. De hecho, durante el periodo franquista y sobre todo al principio, al popular semanario El Caso, del que Landi formó parte durante más de tres décadas, solo le estaba permitido publicar un asesinato semanal. Una forma de censurar la realidad social del país a partir de un género de especial importancia que Landi calificaba como el “periodismo con mayúscula”. De hecho, de forma anecdótica, Javier Velasco y Maudy Ventosa cuentan que en su labor de documentación han encontrado censuras como la de modificar la frase “encontramos el cuerpo semidesnudo” por “semivestido”. De nuevo, un intento de suavizar y mostrar una versión idílica muy distante de la realidad social del país. 

Esta rubia del velo y la pistola pronto se hizo con un hueco en el mundo del periodismo de sucesos. Una mujer rompedora conocida por vestir pantalones, conducir un deportivo o fumar en pipa no podía pasar desapercibida. Pasó 35 años en El Caso, una de las cabeceras más populares entre los sesenta y setenta, viviendo también épocas difíciles por los cambios sociales que experimentó el país. Después, la periodista pasaría por Interviú y por RTVE, en programas de sucesos como La palmera, Código uno o Así son las cosas. De hecho, llegó a presentar su propio programa, Mis crímenes favoritos en Telemadrid. Una época que terminó de popularizar la figura de Landi entre la sociedad española a través de su sofisticada y peculiar imagen perfecta para la pantalla.

Landi fue una de las grandes figuras que participó en el relato de los sucesos y de la sangre, pero no la única. Alrededor de cada suceso existía y existe un morbo orientado, no solo a conocer la historia completa, sino los entresijos que yacen detrás de ella, como si de una novela policíaca de ficción se tratase. La prensa de sucesos en España o ‘prensa roja’ siempre ha estado en boca de todos, en parte, por la cantidad de cabeceras y semanarios que se dedicaban a su difusión y relato. 

El primer suceso que podemos denominar como mediático en España fue el conocido como ‘crimen de la calle Fuencarral’ (1888), un asesinato en una casa de esta famosa vía madrileña en el que fue encontrado un cuerpo en llamas. Así lo cuenta para elDiario.es Servando Rocha, escritor y editor de La Felguera: “Este crimen, que fue seguido durante días por la prensa, supuso la primera noticia que dio a conocer que el crimen y el morbo venden”.

Los Sucesos (1866-1869) fue la primera cabecera especializada en España, un tabloide que recogía, también con ilustraciones, algunas de las catástrofes o accidentes más notables del momento. Una auténtica revolución en la prensa y sociedad española que despertaba y normalizaba el relato sangriento a través de entregas diarias. Cabe destacar que al principio por “sucesos” se hacía alusión a cualquier tipo de acontecimiento. Sería más adelante cuando está palabra adquiriese la acepción de hoy. Además, ser reportero de sucesos estaba mal visto, “fue hacia los años veinte cuando esto comenzó a cambiar, entonces serían vistos como James Bond”, explica Rocha.

Decenas de cabeceras siguieron la estela de Los Sucesos después de su desaparición, pero una destacaría sobre las demás, El Caso (1952-1997). El Caso ha sido uno de los semanarios especializados en los sucesos con mayor trayectoria y acogida en España. Las más de tres décadas que la propia Margarita Landi permaneció en este semanario le sirvieron para adquirir mayor notoriedad antes de su paso por televisión. El Caso era un medio que, tal y como recoge Rocha, “contaba lo que nadie se atrevía a contar porque no podían hacerlo”. Un semanario que ha acompañado a la población española en difíciles procesos sociales, manteniendo, no obstante, su persistencia en la labor de relatar los sucesos y crímenes del país.

Para entender el seguimiento que hacía El Caso de los sucesos de actualidad, en algunas de sus páginas publicadas a partir de la colección particular de Juan Rada, exdirector del semanario y Servando Rocha, podemos observar auténticas infografías con todo detalle. “Reconstrucción del crimen y la captura” es el título de una especie de mapa que ilustra parte del callejero madrileño con el trazo del camino que habrían seguido los delincuentes y los policías en su búsqueda. Una auténtica inmersión en el suceso que hizo de este semanario todo un éxito de la prensa española. También impactantes portadas que daban nombre y ponían cara a asesinos y asesinados.

En palabras de Servando Rocha, “Equipo de Investigación, de La Sexta, es como El Caso de entonces, pero con los medios de hoy en día”. Un legado que habría influenciado cantidad de programas, periódicos y demás medios de comunicación por el interés que el humano tiene hacia lo oscuro. “Nos fascina ver lo que no se puede ver, es como observar por una mirilla lo que está prohibido. Toca la fibra de los miedos”, detalla Rocha. 

El éxito del ‘true crime’

Todo lo que Margarita Landi o El Caso hicieron por la construcción del periodismo de sucesos en España ha proseguido en otros géneros a partir del true crime moderno. Lo vemos ahora con la cantidad de libros, series, películas o podcasts que se publican en torno a historias criminales que en su momento no formaron parte de la ficción. No hay que irse tan lejos para recordar el éxito de series como El cuerpo en llamas, que relata el llamado ‘crimen de la Guardia Urbana’ o El caso Asunta, sobre la extraña desaparición y posterior asesinato de una niña en 2013. Series que recogen el legado de la crónica de sucesos y, con los medios y casos actuales, crean superproducciones que enganchan a la audiencia tanto como lo hacían las cabeceras del siglo pasado.

En España hemos dignificado poco nuestro 'true crime', la gente ahora ha descubierto que aquí también pasaban cosas y hay personajes apasionantes, no solo en Inglaterra y Estados Unidos

Servando Rocha Escritor y editor de La Felguera

“En España hemos dignificado poco nuestro true crime, la gente ahora ha descubierto que aquí también pasaban cosas y hay personajes apasionantes, no solo en Inglaterra y Estados Unidos”, apunta Rocha. Un relato del crimen, no obstante, que parece haber experimentado grandes cambios que distan del relato que se hacía décadas atrás. “El periodismo que hacía Landi ya no se hace. Ella hacía otra cosa mucho más personal”, apuntan Velasco y Ventosa. 

La historia de una España compleja y oscura que consigue retratar una realidad de la que figuras como Landi formaron una parte imprescindible aunque no siempre recordada. Ella no solo rompió moldes en un mundo de hombres, también dejó como legado una fiel radiografía de la situación social en España durante décadas. Una auténtica periodista de raza que, hoy en día y después del 20 aniversario de su muerte, merece ser rescatada. “Es importante dar a conocer la España olvidada. Conociendo bien nuestra historia y poniendo a personajes como Landi de moda recordamos a personas que dejaron mucha impronta en el país”, concluyen Velasco y Ventosa.

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