El folk recibe un revulsivo gracias a jóvenes artistas
Tras la polémica final del Benidorm Fest, es poco probable que quede a estas alturas alguien ajeno a la propuesta de Tanxugueiras. Su poderosa actualización del folclore galego no rehúye la inclusión de nuevos timbres, a pesar de que remite a cantes populares de la zona. El trío, formado por Olaia Maneiro, Aida Tarrío y Sabela Maneiro, ya dejó claras sus intenciones con el paso adelante en ambición sonora que supuso Contrapunto, un segundo álbum editado en 2019, con respecto a su debut homónimo. Esta vía parece consolidada vista su última colaboración con el rapero Rayden, también presente en el concurso.
Ellas mismas definen su propuesta como “un proyecto inclusivo, diverso y que lucha por todas las lenguas y culturas”. No es nuevo: ya en la época del lanzamiento de Contrapunto aseguraban abrazar “un nuevo concepto”, el trad, que situaban “entre la tradición y las nuevas formas de la cultura urbana”. Otra característica del proyecto que los Eurofans han podido descubrir ahora es el compromiso político, el cual ya era obvio al comprobar cómo se atrevían a abrir su disco con Autocracia, una crítica directa a la “época oscura” de la dictadura.
Miradas nuevas al folclore del pasado
La popularidad del trío, gracias a su participación en el Benidorm Fest y la posterior controversia sobre el sistema de elección del finalista, ha calado entre aficionados de todo tipo y condición. En YouTube se multiplican las “reacciones” de Eurofans extranjeros a su Terra y las herramientas de análisis de Twitter certifican picos extraordinarios de resultados, coincidentes con los días de gala, para términos como el instrumento tradicional “pandereta” o la danza popular “muiñeira”, cuya coreografía de la “trenza” animaron Tanxugueiras a conocer paso a paso.
El mundo de la política, como era de esperar, tampoco ha permanecido ajeno al asunto. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, mostró su apoyo a Tanxugueiras, al igual que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. También hubo críticas a las participantes en el festival, como las del presidente del Partido Popular, Pablo Casado, quien se posicionó en contra del tema de Rigoberta Bandini por considerarlo una “soflama feminista”. El líder de la oposición añadió en sus declaraciones que veía a su cantante, Paula Ribó, como “una catalana a la que le cuesta sentirse española”.
La bronca política y un “transformista supremacista”
El nacionalismo españolista mantiene una tensión constante con otros sentimientos identitarios del estado, por lo que no resulta sorprendente que carguen contra propuestas, desde la de Tanxugueiras a la de Rodrigo Cuevas, que habitan las periferias. Especial revuelo causó la definición del segundo como “transformista supremacista” en un digital de ideología conservadora, por su participación en la Exposición Internacional de Dubái. La respuesta del asturiano fue asumirlo como un halago a través de un desternillante vídeo casero grabado en su baño.
Este “agitador folclórico” es otro de los artistas cuya propuesta ha llegado a los titulares de los medios generalistas por razones extramusicales, pero que lleva tiempo siendo reconocida por las minorías más informadas. En 2019 parió Manual de Cortejo, un álbum donde el folclore rescatado de los pequeños pueblos de su comunidad colisionaba con arreglos de electrónica de vanguardia. Fue un refrescante experimento facturado con la ayuda del productor Raül Refree, experto en estos diálogos tras trabajar junto a Sílvia Pérez Cruz o Rosalía.
Cantos gregorianos y efectos de voz sintetizada
Parece haber consenso entre la crítica especializada en considerar Clamor, del dúo catalán Maria Arnal i Marcel Bagés, como uno de los mejores discos del año pasado. Así lo atestiguan su primer puesto en la lista de Rockdelux, el tercero en Mondosonoro o el cuarto en el que coinciden tanto Jenesaispop como Muzikalia. Si la pareja ya atrajo muchas miradas en 2017 con el intenso debut 45 Cerebros y 1 Corazón, su segundo largo se muestra infinitamente más ambicioso, mostrando una producción exuberante y unas letras “muy políticas”, que abarcan temas como la ecología, el feminismo o la empatía.
Este salto cualitativo se nota especialmente en piezas como Jaque, junto al Kronos Quartet, Meteorit Ferit, ganadora del Premio Cerverí 2021 a la mejor letra en català, o en la emocionante versión del Cant de la Sibil·la que se interpreta tradicionalmente en la Catedral de Palma durante la Misa del Gallo. En el disco, esta versión cuenta además con la colaboración de Holly Herndon, una artista pionera en el uso de la programación para crear fantasmagóricos efectos vocales.
En directo Maria Arnal suele interpretarla junto a Marta Torrella y Helena Ros, también conocidas como Tarta Relena. El dúo asume las tradiciones orales del Mediterráneo y las actualiza sin reparos, como cuando añaden capas de ruido y bases rítmicas agresivas a Las Alamedas de Lorca. En su propuesta, que ellas mismas han llegado a calificar con cierta sorna como “gregoriano progresivo”, caben tanto el Me Yelassan griego como el poema de origen franciscano Stabat Mater. Su originalidad les ha granjeado el favor de la crítica especializada y el influyente portal norteamericano Pitchfork calificó su reciente álbum Fiat Lux con un contundente 8 sobre 10.
Propuestas desde la independencia y el 'mainstream'
Resulta imposible no citar aquí los sorprendentes aires joteros de Yamaguchi, último single publicado por una cantante superventas, Amaia, como particular homenaje a un parque de su ciudad, Pamplona. Pero hay otras propuestas alejadas del mainstream que subrayan el interés de artistas jóvenes por investigar estos legados. Un ejemplo es el de Alejandro Guillán, quien bajo el alias de Baiuca es conocido por añadir ritmos electrónicos a los sonidos tradicionales gallegos. En su reciente disco Embruxo cuenta con las aportaciones vocales de Lilaina o Rodrigo Cuevas.
También desde Galicia pero más en clave de verbena se sitúa Sabes El Camino Que Elegí, primer larga duración editado a finales de año por Manuel González, un santiagués bautizado artísticamente como Ortiga. El cantante ya era conocido como la mitad del dúo Esteban & Manuel, quienes en 2017 sorprendieron a propios y extraños con un sonido bautizado por ellos mismos como “cumbiatune”, mezcla de cumbia y autotune, en un disco tan divertido como La Banda Sonora de Tu Día a Día.
Liberarse de prejuicios y dar nuevo aliento a la tradición no hubiera sido posible sin el empuje de artistas que trabajaron anteriormente desde una radical independencia. Hablamos de músicos como la asturiana Lorena Álvarez o los castellanomanchegos Hermanos Cubero, quienes vienen labrando esta senda desde principios de la década pasada.
Y aunque su flamante distinción como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad provoque que sus hibridaciones sean indudablemente más populares a nivel global que las anteriormente descritas, el flamenco también da cobijo a multitud de heterodoxos en distintos niveles de juego y experimentación, como David Lagos, Rycardo Moreno, Rosario La Tremendita, Rocío Márquez, Niño de Elche o RomeroMartín. Pero ese es un cante aparte.
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