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Umbráfono, un nuevo instrumento que hace música con las sombras del cine

Enrique del Castillo en directo con el umbráfono

Aldo Mas

Berlín —
25 de noviembre de 2023 22:35 h

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Enrique del Castillo podría haber sido el operador del proyector del cine Madrigal de Granada, el único en España que, hasta hace muy poco, seguía proyectando sus películas en 35 milímetros con un proyector de la marca Prevost. Un tiempo estuvo Del Castillo trabajando en ese cine, el último del país en digitalizarse. Del Castillo, sin embargo, es un hombre con muchas y justificadas inquietudes.

De hecho, también podría haberse ganado la vida dando clases de piano. Podría, también, tocar los teclados en una banda de música cualquiera y destacar como el mejor músico del conjunto. No en vano, este artista tiene a sus espaldas una década de formación clásica de conservatorio de piano. Sin embargo, Del Castillo eligió el imprevisible y complicado camino de la aventura artística. Por esa senda ha llegado, de momento, a toparse con la que es una creación musical que ya va a quedar inserta en la historia de la música.

Este artista jienense es el creador del umbráfono, un nuevo instrumento musical que le ha hecho recibir galardones y reconocimientos nacionales e internacionales. Por ejemplo, el primer premio de arte sonoro PowSOLO, una iniciativa de la madrileña Colección Solo y el colectivo neerlandés Powland Network. Lo recibió en 2020. Esa recompensa, dotada con 10.000 euros, resultó de una decisión de un jurado internacional del que formaba parte, entre otros, el genio japonés fallecido el pasado mes de marzo Ryuichi Sakamoto. Desde entonces da conciertos en museos, festivales y salas con el instrumento de su invención.

Del Castillo explica a elDiario.es en una reciente visita a Berlín que en sus años de conservatorio gozaba aprendiendo y tocando las piezas de los grandes maestros del romanticismo como Franz Schubert, Robert Schuman o Frédéric Chopin. “Yo disfrutaba bastante de estudiar los clásicos. Me gustaba tocarlos. Pero en mí había un interés personal y una tendencia a lo experimental”, asegura este artista. En su momento compaginó su formación musical con la de las bellas artes.

“Al haber estudiado Bellas Artes, estaba expuesto a otras formas de ver el arte, eso me hizo estar en contacto con otras disciplinas. Y luego escuchaba, por ejemplo, música experimental y underground. En casa escuchaba cintas de casete de Sonic Youth”, señala con una sonrisa en la cara al apuntar el nombre de una de las bandas estadounidenses más influyentes en el mundo del rock experimental de los años ochenta, noventa y la primera década de este siglo.

Componer para el umbráfono

En la música de Del Castillo, sin embargo, no suenan guitarras rasgadas a lo Thurston Moore ni inconfundibles baterías de Steve Shelley ni los típicos alaridos al micrófono de Kim Gordon, carismática bajista de aquella inmortal banda neoyorquina. Del Castillo es solista. No toca ningún instrumento que se use en la industria musical.

Del Castillo toca las piezas musicales que él mismo compone para el instrumento que él ha creado. Umbráfono, además del nombre del instrumento, es también como ha llamado a su proyecto musical. Los temas los publica en Tezett-Platte, un nuevo sello discográfico creado por el también jienense, afincado en Berlín, Gabriel Castillo.

Los vinilos Tezett-Platte quieren presentar a los artistas en forma de entrada enciclopédica. De Umbráfono dicen que es “un proyecto de Enrique del Castillo que consiste en tres lectores ópticos capaces de transformar el estímulo lumínico proyectado en células fotosensibles en sonido. Esos estímulos lumínicos son generados por un haz de luz que pasa a través de películas de celuloide”. Dicho de otro modo, Del Castillo posibilita gracias al Umbráfono el hacer música a través de la luz, luz que interactúa con películas de cine de 35 milímetros como aquellas con las que trabajaba en el cine Madrigal de Granada.

Como tal, el umbráfono resulta de las modificaciones técnicas que ha hecho Del Castillo a esa parte de los proyectores de cine de 35 milímetros dedicadas a leer la parte de la cinta de la película de celuloide que contiene la grabación del audio. “El aparato original es un trozo de un proyector de 35 milímetros. Se llama cabeza de sonido. Es la parte destinada a leer la banda sonora dentro de un proyector”, explica Del Castillo.

“Yo uso la cabeza de sonido pero modificada para que lea casi toda la película en vez de los dos milímetros que se emplean en la proyección de una película. Así, la película, de la que me puedo servir hasta en un 60% de su superficie, tiene varias voces o pistas independientes. Es una innovación en la que se aplica tecnología del cine pero a otro medio, la música”, abunda.

El umbráfono libera a la película de 35 milímetros de su responsabilidad de portar imágenes para solo llevar música. Del Castillo compone música que luego traslada a la película de cine con pegatinas con formas y otras alteraciones que, al someterse a la luz en la cabeza de sonido, estimulan de forma diferente la célula fotosensible. En función de esa estimulación, se generan unos sonidos u otros.

La música que hace este instrumento es difícilmente clasificable. “El umbráfono suena un poco a sintetizador. Pero no se parece a nada porque es un tipo de reproducción que no se ha usado apenas. Se ha usado en el marco estricto de la reproducción en el cine pero, hasta ahora, no se ha usado para grabar discos”, plantea Del Castillo. “Un vinilo suena a vinilo, un disco de pizarra suena a pizarra, un casete suena a casete y una reproducción óptica de umbráfono suena... un poco a cine, por el grano propio de la película, entre otras cosas”, agrega.

La luz distorsiona el sonido

El artista explica que “hay muchas posibilidades de alterar lo que está sonando en las películas que pasan por el umbráfono en el que están las composiciones”. Esto es clave para entender por qué su invento no es un reproductor de loops, sino un instrumento nuevo. “Puedes enfocar y desenfocar la luz que interactúa con la película, y eso hace de filtro para el sonido porque cuanto más enfocada está la luz, más brillo tiene el sonido. Y cuanto más desenfocada está la luz, más opaco se vuelve el sonido”, sostiene Del Castillo.

En sus actuaciones en directo, como la que Tezett-Platte organizó en Berlín el pasado mes de octubre, Del Castillo también introduce alargados cartoncitos dentro de su instrumento para tapar uno de los tres haces de luz que interactúan con la película. Eso resulta en el silenciado de una de las dos pistas contenidas en la película. Además, se pueden revelar armónicos jugando con la inclinación con la que la luz incide en la película.

Ver aparatos ya desaparecidos de las salas de cine al servicio de los conciertos de Del Castillo tiene algo de retrofuturismo. Entre sus composiciones las hay más ambientales o más melódicas, las hay eminentemente rítmicas, otras preservan aún en forma de loops los contenidos del filme para el que fue usada la película que luego ha reciclado Del Castillo. Todas tienen algo de otro mundo, un mundo nuevo en el que también se puede hacer música con la luz gracias a una mente inquieta como la del inventor del umbráfono.

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