La Cultura que nos espera con el nuevo gobierno en Madrid, una cartera que siempre da dolor de cabeza
Dos mujeres ocupan desde este verano las carteras de Cultura en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Andrea Levy, del Partido Popular, lleva las riendas en el consistorio tras el acuerdo entre su formación, Ciudadanos y Vox. Mientras, Marta Rivera de la Cruz, de Ciudadanos, hace lo propio en la Comunidad tras otro acuerdo entre los mismos partidos. Ambas tienen la responsabilidad de una cartera que, aunque siempre se incluye en el grupo de las ligeras, suele traer no pocos quebraderos de cabeza.
Además, es una de las que mejor proporciona la imagen de un gobierno. De ahí que en las administraciones anteriores, la propia Manuela Carmena se convirtiera en su titular tras la destitución de la concejala Celia Mayer, y que Cristina Cifuentes hiciera de Cultura una de sus mayores banderas –acudiendo a todos los estrenos y ruedas de prensa de los festivales autonómicos- hasta su dimisión por el escándalo del caso Máster publicado por este diario.
En el consistorio, aunque Levy no ha desvelado aún cuáles son las líneas que regirán su política, hay varios asuntos que son prioritarios. Para empezar habrá que saber cuál es el presupuesto que se destina a esta concejalía. En el ejercicio de 2019, Ahora Madrid destinó 210 millones de euros, lo que supone el 4% del presupuesto total municipal que alcanzó los 5.000 millones de euros. Esta cifra supone la misma que el PP dedicó en 2011, con Ana Botella de alcaldesa, antes del tijeretazo que el PP dio en 2013 y 2014 cuando apenas se quedó en 130 millones de euros, unos números que no dejaron de aumentar desde que Ahora Madrid se hizo con la alcaldía en 2015.
Madrid Destino: un cenagal plagado de irregularidades
No obstante, el mayor asunto es qué sucederá con Madrid Destino, la institución que creó el PP a partir de la fusión de las empresas públicas Macsa, Madrid Visitors & Convention Bureau y Madrid Espacios y Congresos en 2013 para la gestión de centros culturales públicos y eventos turísticos. Desde el principio, Madrid Destino se convirtió en un cenagal que tras varias auditorías realizadas en la última legislatura desvelaron contrataciones irregulares y todo tipo de desmanes con el dinero público durante la anterior época con el PP.
Como reflejó la auditoría hecha pública en marzo de 2018, no cuadraban los datos de personal dado de alta con la relación de puestos de trabajo y ni siquiera con lo establecido en los presupuestos de pago del personal. Lo primero que ha hecho Levy en relación con esta empresa es nombrar a Fernando Benzo, exsecretario de Estado de Cultura, como consejero delegado, pero todavía no se tienen noticias sobre cuál va a ser el rumbo de Madrid Destino.
Precisamente, esta empresa acoge bajo su paraguas la gestión de teatros como el Español, las Naves del Matadero, el Fernán-Gómez, el centro cultural Conde-Duque y el Circo Price. Cuando Ahora Madrid llegó al consistorio se pusieron en marcha una serie de concursos públicos para elegir nuevos directores de estos centros. De ahí fueron elegidos en 2016 Carme Portaceli para el teatro Español y Mateo Feijoó, para las Naves del Matadero, lo cual también resultó polémico, puesto que meses antes se había despedido a Juan Carlos Pérez de la Fuente, que tenía contrato en vigor como director de estos teatros hasta septiembre de 2018, y a quien la justicia dio la razón al tildarlo de despido improcedente. Portaceli tiene contrato hasta septiembre de este año, mientras que a Feijoó se le acaba este próximo septiembre; sin embargo, aún no se ha hecho público un próximo concurso ni se sabe qué hará el Ayuntamiento con la dirección de estos centros.
Otras dos medidas que implementó el anterior equipo y que se desconoce qué ocurrirá con ellas son el JOBO, el abono para que los jóvenes entre 16 y 26 años disfruten de forma gratuita de la oferta cultural municipal –ya hay apuntados más de 40.000 personas- y cuyo coste anual ha sido de cuatro millones de euros; y el IBI cultural, es decir, la subvención de los gastos de explotación hasta el importe del IBI del inmueble, por un importe máximo cada año de 15.000 euros por actividad y 66.000 por beneficiario, y que pueden solicitar teatros, cines, danza, circos, salas de exposición, librerías, galerías de arte y salas de música en vivo. Esta medida tenía un presupuesto también de 4 millones de euros de los cuales se han solicitado 700.000, según datos facilitados por el área de Cultura del Ayuntamiento que añade que lo que no se ejecutó de ese presupuesto se destinó al contrato de la Copa Davis de tenis.
Desalojos y cancelaciones de conciertos
Es turno para repasar las medidas culturales que sí ha tomado este gobierno en sus pocas semanas de andadura. Una de sus intervenciones ha sido la de iniciar el desalojo de La Ingobernable, el espacio del Paseo del Prado okupado desde 2017 y que ha llevado a cabo iniciativas de carácter cultural y social en estos dos años. Ahora Madrid también intentó su desalojo en dos ocasiones, en abril y junio de 2018, aunque la acción no se llevó a cabo. La última orden es para el 28 de agosto.
Más resonancia han tenido las cancelaciones de los conciertos de Def con Dos en las fiestas del barrio de Tetuán el 5 de julio, y la de Luis y Pedro Pastor, previstos para el 8 de septiembre en el distrito de Aravaca, ambos contratados por la administración anterior.
Sobre el primero, el grupo municipal se amparó en que su cantante, César Strawberry, había sido condenado por el Tribunal Supremo por enaltecimiento del terrorismo por seis tuits en 2017. Del segundo, la concejala Levy sí se desmarcó ante la decisión tomada por la concejala del distrito de Aravaca, Loreto Sordo, también del PP, que había manifestado que prefería un grupo “más generalista” para los festejos. Pero más fiestas populares llegan en este septiembre con muchos conciertos ya previstos y habrá que ver cuál es la actuación desde Cultura.
El ínfimo presupuesto cultural
En la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, que hasta ahora era diputada de Ciudadanos en el Congreso, sustituye a Jaime de los Santos, que había sido una opción personal de Cristina Cifuentes. Uno de los retos prioritarios, al igual que en el Ayuntamiento, tiene que ver con el presupuesto. En este caso es mucho más perentorio, puesto que la Comunidad apenas dedicó a Cultura un 1% de todo su presupuesto en los años de Cifuentes. De los casi 20.000 millones de euros que gestiona el gobierno de esta autonomía, solo 201 millones fueron a parar a esta consejería en 2018.
Rivera de la Cruz, que tomó posesión apenas hace unos días, ya ha manifestado que intentará que su cartera tenga más valor y que pondrá en marcha una Ley de Mecenazgo en la comunidad, además de tener una mayor relación con las políticas culturales que se hagan desde el Ayuntamiento. A la consejera le toca lidiar con la red de teatros de la comunidad –y sus ayudas- además de la gestión de centros como los Teatros del Canal.
Una de las patas importantes en su cartera es la dirección general de patrimonio, puesto que es la que se encarga de otorgar los BIC a los edificios históricos, es decir, que sean declarados Bien de Interés Cultural para su protección y que no puedan ser demolidos. Varios dolores de cabeza ha traído esta cuestión que ha llevado a agrias polémicas con edificios como el Teatro Albéniz, que en la era de Cifuentes solo llegó a ser protegido como Bien de Interés Patrimonial (BIP), lo que permitía demoler algunas partes de su estructura; o lo que ocurrirá con las cocheras del metro de Cuatro Caminos, un asunto que aún sigue en los tribunales.
En temas patrimoniales, la comunidad gestiona casas-museo como la Cervantes y la de Lope de Vega, y uno de sus cometidos podría ser poner en marcha, en coordinación con el consistorio, otras casas museo de insignes ciudadanos de Madrid, como Benito Pérez Galdós o Pío Baroja. Queda por ver si la política de Rivera de la Cruz será activa o se limitará a las fotos en espacios culturales que tanto gustaban a la expresidenta Cifuentes.