Recorrer la Gran Vía de Madrid en torno a las ocho de la tarde lleva implícito, como norma, tener que atravesar a los grupos de personas que, cada día, copan la entradas de los teatros. En especial, el Lope de Vega, anfitrión del musical El rey león, al que ya han acudido más de cinco millones de personas desde su desembarco en la capital en octubre de 2011. En sus cerca de 12 años de andadura y más de 3.500 funciones, su éxito le ha consolidado como una atracción turística de la ciudad: entre el 75% y el 80% de su público acude desde fuera de la urbe.
“Al principio sí que venía más gente de Madrid”, explica a este periódico Yolanda Pérez, directora general de Stage Entertainment España, productora responsable del formato. Y también de Aladdin, que llegó al Teatro Coliseum el pasado mes de marzo. Espectáculo que, por su parte, reúne todos los ingredientes para augurarle un futuro muy próspero como sucesora de El rey león. “Queríamos traer otro Disney potente”, afirma la directiva. El primero fue La bella y la bestia en 1999; y en su catálogo han figurado otros musicales como Anastasia y Tina.
“Hemos conseguido que sea una obra que te haga salir de casa. Un motivo por el que viajar”, celebra Pérez. “Un amigo me regaló ir a verlo por mi 30 cumpleaños. Fuimos al musical y, de paso, hicimos algo de turismo”, recuerda a este medio Natalia desde Pamplona. Carlos voló desde Mallorca con su familia. “Más de una vez hemos estado tentados de repetir”, confiesa, indicando que para ellos no era la primera vez aprovechando un evento cultural y cita algún concierto o exposición, como excusas previas para visitar Madrid.
La bilbaína Jenni se trasladó con su madre y su hermana cuando tenía 21 años para comprobar en primera persona el éxito de El rey león. “Estoy planteándome volver este año”, afirma, ya que esto sucedió hace nueve y, aprovechando que su actual pareja no lo ha visto todavía, se ha postulado como la oportunidad perfecta para regresar. Para David, que es de Madrid pero vive en Inglaterra, la obra fue la razón por la que hacer una visita junto a su pareja. “Sí que alguna vez había ido a una ciudad para ver un concierto, pero no por una obra de teatro”, declara este treintañero.
Conscientes del atractivo del formato, desde su propia web de venta de entradas se facilita la opción de comprarlas junto al transporte y el alojamiento. “Siempre hemos tenido a gente que reservaba sus tickets, pero hay quienes prefieren que les den las cosas hechas y acude a agencias de viajes, que son uno de nuestros canales de distribución. Había personas que nos escribían por correo preguntando por hoteles que estuvieran cerca del teatro. Hicimos esta integración para facilitárselo”, indica la directiva.
Además de las agencias, el espectáculo aprovecha su potencial como regalo a través de distintos paquetes que pueden obtenerse igualmente desde su página. La empresa Tick's Box es otro de sus canales de distribución, a través de cofres canjeables por 150 euros que cuentan con una validez de dos años. Estos, a su vez, pueden hallarse en otros portales como El Corte Inglés o la Fnac.
Se trata de una fórmula que el resto de las principales promotoras de musicales de la ciudad también repite. “Solo consigues periodos de permanencia superiores a un año atrayendo a gente de fuera de la ciudad. El atractivo turístico de estas funciones es uno de los motores de Madrid. Sin turismo es imposible amortizar producciones costosas durante un tiempo razonable, que son cerca de dos años”, expone Marcos Cámara, CEO de SOM Produce, que actualmente oferta Matilda el el Nuevo Teatro Alcalá. En su catálogo han figurado otros títulos como Mamma Mia! y Billy Elliot; y el próximo otoño sumará Chicago, que desembarcará en el Teatro Apolo.
Solo consigues periodos de permanencia superiores a un año atrayendo a gente de fuera de la ciudad. El atractivo turístico de estas funciones es uno de los motores de Madrid
“El coste de producción y una primera temporada de Matilda supera los 12 millones de euros. O tienes una capacidad de estar por encima del 70% de ocupación de promedio, o no vas a poder recuperar ese dinero”, sostiene. El directivo reivindica que mantenerlo es “fruto de muchos” y la importancia de la oferta completa que existe de este género en la ciudad. “Con un solo título no mantienes una industria”, asegura, “sin oferta no hay demanda”. Además, aprovecha para recordar que el “primer gran formato musical de gran producción costosa fue Jesucristo Superstar en 1975, que protagonizó Camilo Sesto”. “Es el germen del que salimos todos”, asegura desde la promotora.
Dario Regattieri es el CEO de BEON Entertainment, productora de La historia interminable, que se lleva desde el pasado mes de octubre representándose en el Teatro Calderón. “Si vas a Londres y no ves un musical, te falta algo en ese viaje. En Madrid está pasando un poco parecido”, opina antes de reconocer a El rey léon su “grandísimo trabajo” al “romper con desconocimiento y clichés que había sobre los musicales, que siempre se habían asociado con una cosa aburrida. Se ha abierto todo un abanico en el que la gente se está aficionando cada vez más a un género que es divertido, dinámico y en el que puede haber espectáculos desde para toda la familia a otros más profundos”.
El responsable destaca en esta andadura el mérito de Hoy no me puedo levantar, la obra que articulaba una historia entrelazando canciones de Mecano, y que se estrenó en el Teatro Rialto en 2005 batiendo récords. Contó con una primera etapa que duró hasta 2008; y una segunda en 2013.
Un pastel a repartir entre muchos
“El objetivo de todos los proyectos que hacemos es que se consoliden para que se queden durante muchos años”, comparte en la misma línea Iñaki Fernández, CEO de LET'S Go, productora de Charlie y la fábrica de chocolate (Espacio Ibercaja Delicias), Ghost, The Hole y a partir de octubre El fantasma de la ópera en el Teatro Albéniz. El directivo señala que, para ello, el atractivo de la población más allá de la ciudad es clave. No en vano, sostiene que “todos los espectáculos suben sus recaudaciones en las fechas en las que hay más turismo”. Y cita como ejemplo los puentes de la Inmaculada y de todos los Santos, Semana Santa y Navidad. En su caso también cuentan con entre un 40% y 60% de público de fuera de Madrid en sus funciones.
Entre ellos incluyen excursiones organizadas en ciudades y pueblos que se ofertan para acudir en grupos en autobús, ver la obra y pasar una noche en un hotel. Yolanda Pérez, de Stage Entertainment, señala que, aunque el público mayoritario que disfruta de El rey léon son parejas o grupos de amigos entre 20 y 40 años, también acuden espectadores de centros escolares, a partir de los 12 años. Para ellos han confeccionado unas guías didácticas con la que buscan que “la experiencia sea lo más redonda para los niños y profesores”. En ellas abordan la filosofía de vida presente en el título como “el respeto por África, por los animales, aprender qué es un ciclo, el bien, el mal, etcétera”.
Más allá de los espectáculos citados, en la cartelera de la ciudad figuran hasta alcanzar 45, aunque sin llegar a la misma envergadura: otros títulos como We Will Rock You (Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío), Peter Pan (Teatro Maravillas Meléndez), Los chicos del coro (Teatro La Latina), Mamma Mia! (Teatro Rialto), Malinche (IFEMA), Tick, Tick... BOOM! (Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío) y La llamada (Teatro Lara).
Para Yolanda Pérez, de Stage Entertainment, “hay un exceso de oferta”: “2019 fue un año muy bueno, 2020 y 2021 no cuentan por la pandemia, pero en la vuelta hay más musicales que nunca. Creo que no hay pastel para tantos. A mí no me está afectando, pero los nuevos que están apareciendo están compitiendo entre ellos. Cuando un mercado crece muy rápido es más fácil que haya más gente a la que igual no le está yendo tan bien. Están tirando los precios y están metiendo a musicales de medio formato”, valora, “todo esto se acabará regularizando pero, mientras tanto, hay un poco de follón”.
Marcos Cámara, desde SOM Produce, considera por su parte que “la cantidad de musicales en cartel tiene que ver con que Madrid se ha convertido en la tercera ciudad más importante del planeta, por detrás de Nueva York y Londres, por el volumen de obras. En 25 años hemos recorrido un tramo que en otros países han tardado mucho más”. Del mismo modo, reivindica las “decenas de miles de empleos directos” que generan.
Hay un exceso de oferta. No hay pastel para tantos musicales
Que a ver estas obras acudan personas no solo de Madrid es, para el responsable, “el mejor turismo que puedes tener”, ya que implica un gasto individual muy alto por los costes de los trayectos, alojamiento, hostelería, etc. “Si cada semana se ponen a la venta más de 100.000 butacas es porque se llenan con gente de fuera”, sostiene Darío Regattieri de BEON Entertainment, “algo así no se hace de un día para otro. Es una evolución que depende de que haya un entorno adecuado: teatros acondicionados, infraestructuras preparadas y espectáculos a la altura de lo que el consumidor quiera ver”. En su promotora, organizan igualmente eventos corporativos: “Empresas que vienen a hacer congresos a Madrid y añaden a su programa un elemento de ocio. No son pocos los que regalan a sus empleados ir a ver obras de este tipo para que sus estancias sean más completas”.
Teniendo en cuenta las cifras de 2022, aportadas por el Anuario de Turismo del Ayuntamiento de Madrid elaborado por el área responsable de este ámbito, la ciudad contó con un total de 9,2 millones de visitantes; 4,6 de ellos, nacionales. De los procedentes de distintos lugares de España, la estancia media fue de 1,8 noches. Según la Encuesta de Percepción del Turista elaborada por el Centro de Inteligencia Turística municipal, el 8% de participantes argumentaron que el principal motivo de su visita fueron las artes escénicas, entre las que se incluirían estas obras. Los espectáculos teatrales son también el motivo secundario para la mitad de los visitantes madrileños que acuden a la ciudad, con el objetivo de disfrutar del patrimonio cultural o los monumentos.
En busca de la 'tecla' del éxito
El rey león continúa cosechando su camino de éxito y, según su productora Yolanda Pérez, estará en cartelera “hasta que la gente quiera que esté”. No obstante, la directiva reconoce que el funcionamiento de los títulos es “impredecible”, ya que no en todas las ciudades había rendido tan bien antes de estrenar en Madrid. “En Estados Unidos, Inglaterra y Alemania sí, pero en otros países no tanto”, expresa. Desde Stage Entertainment esperan repetir su repercusión con Aladdin, y ya tiene las miras puestas en el musical que traerán en 2026 y 2027. “El que haya tanta competencia hace que te tengas que apalancar en lo que tú tienes bueno”, apunta.
El próximo espectáculo de BEON Entertainment será la adaptación de Los pilares de la Tierra de Ken Follet, en la que volverán a apostar por la creación de espectáculos desde España, como ya hicieron con La historia interminable. “Como productora, estamos viendo un paso más allá en no solo importar títulos, sino en ser exportadores. El médico, El tiempo entre costuras y Antoine el musical sobre la historia del creador de El principito son producciones con talento, texto y música de aquí. Desde la primera a la última letra”, indica Darío Regattieri.
Dentro de esta estrategia, define que elegir qué obra va o no a tener éxito es “muy difícil”, ya que “depende de muchos factores: que esté de moda una historia en concreto, que tenga un vínculo emocional con algo. En La historia interminable fue muy importante tener una canción de toda una generación, The Never Ending Story. Está dirigido a un público familiar, pero no es la regla de éxito porque hay muchos musicales familiares que no funcionan. La magia sí que gusta mucho en España. Suele funcionar muy bien porque hay una cultura del ilusionismo”.
Eso sí, a la hora de valorar cuál es la mejor publicidad con la que lograr atraer a los espectadores, ya sean de dentro o fuera de Madrid, asegura que “lo mejor es el boca a oreja”: “Si el producto está bien hecho, está claro que se mantiene en el tiempo. El rey león es el mejor ejemplo después de 12 años. Antes había dos o tres espectáculos e ibas a uno o a otro. Ahora que hay tanta oferta, es difícil aguantar entre seis y ocho meses. Esta rueda hace que la gente se convierta en tu mejor altavoz para darte retorno. El publico es el juez al que, si le ha gustado, se transforma en tu mejor embajador”.