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Ximo Puig cobró siendo presidente dividendos de la empresa a la que benefició el banco público de la Generalitat con una quita

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con Javier Moll, presidente de EPI, y la directora de 'Levante-EMV', Lydia del Canto, en el 40 aniversario del grupo mediático.

Sergi Pitarch

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, refleja en su declaración de la renta del año 2017 que cobró dividendos de la empresa Promociones y Ediciones Culturales SA (Pecsa), editora del periódico Mediterráneo de Castelló y que formaba parte del Grupo Zeta hasta su compra en abril de este año por parte de Editorial Prensa Ibérica gracias a la quita de 1,3 millones de euros aprobada por el Instituto Valenciano de Finanzas. En 2017, Puig ingresó 5.880 euros, pero no fue el único ejercicio en el que ganó dinero siendo la máxima autoridad valenciana con esta inversión. En 2016, el reparto de beneficios en Pecsa le rentó a su 1,16 % invertido 6.400 euros.

El presidente de la Generalitat ha sido totalmente transparente en su tenencia de las 210 acciones de Pecsa, a su vez parte de Grupo Zeta y ahora de EPI, ya que siempre han aparecido en su declaraciones de bienes. Pero ha sido la operación del Instituto Valenciano de Finanzas que permitió la entrada del grupo presidido por Javier Moll en el accionariado de Pecsa, con el 86 %, lo que ha levantado las alarmas de los partidos de la oposición. Máxime porque la “salvación” de Zeta habría sido también la salida del agujero del periódico Mediterráneo, donde el presidente tiene invertidos 177.886,8 euros, que se podía haber visto envuelto en el hundimiento del grupo de la familia Asensio.

Otra suspicacia que han levantado entre la oposición estos hechos es que el propio periódico Mediterráneo ha ingresado una media de 200.000 euros al año en publicidad institucional directamente abonada por Presidencia de la Generalitat.

Puig ha defendido siempre que las 210 acciones que tiene en Pecsa son “sentimentales”, fruto de su etapa como periodista en Mediterráneo cuando pertenecía a la cadena franquista de periódicos del Movimiento. Según ha explicado, fue el dinero de la indemnización cuando fue despedido del medio que, junto a otros trabajadores y gente de la sociedad civil castellonense, se hizo con el control del rotativo para convertirlo en un “medio progresista”. Muchos militantes y cargos del PSPV también entraron en el accionariado del medio en esa época.

Aunque Mediterráneo pudo nacer como un medio “progresista” en su línea editorial, según el presidente, su línea se hizo más conservadora con la llegada del todopoderoso Carlos Fabra a la Diputación de Castelló. De hecho, el conocido como “caso Fabra” no dejó de ser una noticia menor en el principal rotativo de la provincia. Fue la histórica cabecera de EPI Levante de Castelló, que ha cerrado al entrar a formar parte del mismo grupo editorial que Mediterráneo, la que se mantuvo en el arco del centro izquierda castellonense y denunció de manera persistente los diferentes escándalos y desmanes en los que se vio envuelto Carlos Fabra.

El presidente Puig mantiene que todo el dinero de la indemnización como trabajador en los años 80 del siglo pasado lo invirtió en la compra de las acciones de Pecsa. En la actualidad, el presidente dispone de 210, mientras que otros históricos militantes tienen una, dos o poco más de una decena. Fuentes de presidencia no han precisado si en los años sucesivos el ahora presidente de la Generalitat adquirió más acciones o los casi 178.000 euros que tiene en la actualidad datan de ese año 1984. 

Los que sí que fueron incrementando su posición entre el 16% que no son de EPI fueron los empresarios de Castelló Gabriel Batalla, el principal accionista de los minoritarios, y Enrique Gimeno. El resto son particulares o pequeños empresarios.

El periódico Mediterráneo, como la mayoría de rotativos de papel en Epaña, fue una máquina de ganar dinero entre los años 80 y la primera década del 2000. En el caso del líder de ventas de Castelló, los beneficios llegaron hasta en los peores años de la crisis. En 2008, con caídas de ingresos del 20% el otrora medio del Grupo Zeta ganó 1,2 millones, mientras que en 2009 las ganancias después de impuestos fueron de 1,3 millones. Tanto fue así que en 2016 y 2017 se permitió el lujo de repartir más de medio millón de euros en dividendos cada año, que recayeron en todos los accionistas, incluido Ximo Puig. 

51.000 euros en dividendos para Puig entre 2004 y 2006

No fue la única vez. En el año 2004 y según las cuentas depositadas en el registro mercantil consultadas por eldiario.es, Pecsa repartió 1.512.000 euros en beneficios, 1.937.062 en 2005 y un millón en 2006. Más de 4,5 millones de euros de retorno para los accionistas que a quien en aquella época era el diputado Ximo Puig le supusieron unos ingresos de más de 51.000 euros. La llegada de la crisis provocó que desde 2007 al 2015 ya no se volvieran a repartir ganancias, aunque Pecsa seguía ganando dinero todos los años. 

Pecsa, que fue la empresa que suscribió la deuda con el IVF por la compra de una imprenta en Biar por 6 millones de euros, siempre fue rentable y devolvió el dinero al banco público valenciano ya como parte del Grupo Zeta. Pero fueron los problemas del grupo editorial por las pérdidas de otros rotativos los que con la sindicación de la deuda permitieron a Zeta dejar de pagar. Una Pecsa libre en el mercado hubiera devuelto el dinero público sin problemas. Con la entrada de los grandes grupos, el IVF ha tenido que perdonar 1,3 millones.

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