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Los ediles de Compromís consuman la moción de censura de Benitatxell con una procesada por corrupción y un concejal del PP

El nuevo alcalde, Miquel Garcia, durante su defensa de la moción de censura en el pleno.

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Dénia —

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Todo apuntaba que iba a pasar, y así ha sido. Hay cambio de gobierno en El Poble Nou de Benitatxell, que tiene nuevo alcalde: Miquel Garcia, de Compromís. Ahora, todo apunta a que la coalición lo expulsará a él y sus otros dos concejales. Para acceder al gobierno se han servido de los votos de una procesada por corrupción, Nieves García (IMA), y de Toni Colomer, un concejal que inició la legislatura en las filas del Partido Popular.

Al mediodía arrancaba el pleno que ha acabado cortando las alas del gobierno de RED, PP y Pideb. La moción de censura la firmaban, y la han votado, los tres ediles de Compromís, los dos de IMA y Toni Colomer. Reúnen la mitad más uno de la corporación, así que el gobierno es suyo. Tienen por delante apenas 7 meses de legislatura.

Los valencianistas materializan su venganza

El caso es que Compromís hubiera podido evitarlo. En la coalición eran conocederes de la voluntad del colectivo local de ejecutar la censura. Esta misma semana, habían apercibido por escrito a los tres concejales, transmitiéndoles que no correspondía llevar a cabo la moción. Pero era para cumplir el expediente. Si realmente querían frenarla, bastaba con haberlos expulsado antes y habérselo comunicado al ayuntamiento antes del pleno.

Y es que en este asunto hay algo de venganza. Miquel Garcia le arrebata la Alcaldía a un ex de Compromís, Josep Femenia, que fue expulsado por la coalición la pasada legislatura. Ahora, Compromís recupera esa alcaldía. Quizas sólo por unas horas o días, el tiempo que tarde en producirse la expulsión. Pero se ha cobrado la pieza.

Eso explica también el extraño viaje del colectivo local de Compromís para llegar hasta este punto: primero, presentar la moción de censura el pasado mes de enero apoyándose en una procesada por corrupción y el edil díscolo del PP. Después, rectificando con un comunicado en el que decía haberse “equivocado” al presentarla, un comunicado emitido una vez abortada la moción por el secretario municipal. Y, por último, ejecutando esa moción cuando, meses después y sin esperarlo ya nadie, los tribunales la han resucitado.

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