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El PP se desentiende de Emilio Bascuñana tras el escándalo provocado por cobrar seis años sin ir a trabajar

Emilio Bascuñana, este miércoles en la rueda de prensa convocada para explicar su etapa en la Dirección Territorial.

Emilio J. Salazar

Alicante —

Emilio Bascuñana es del Partido Popular. Se trataría de una afirmación evidente hasta que preguntas al Partido Popular por Emilio Bascuñana. Entonces surgen las dudas. La noticia publicada por este medio de que el alcalde de Orihuela, en su etapa como médico, había estado cobrando durante seis años de la Dirección Territorial de Sanidad en Alicante pese a que no consta que hubiera acudido a trabajar, ha dejado entrever, entre otras cosas, los escasos apoyos con los que cuenta el político que venía a regenerar la convulsa alcaldía oriolana.

Una alcaldía que, hasta el momento en el que Luís Barcala se hiciera con el poder en Alicante ciudad, representaba la más importante del PP en toda la Comunidad Valenciana y por extensión, en España. ¿No es motivo suficiente para, como en otras tantas ocasiones cuando les ha estallado un escándalo, cerrar filas en torno al dirigente cuestionado?

Parece que no. Nadie del partido ha salido a respaldarlo públicamente, ni siquiera la secretaria general del PP valenciano, Eva Ortiz, la que fuera su impulsora. En el PP de la provincia de Alicante no saben no contestan y en el local solo evidencian la división que tienen asumida en dos bandos. División que fue patente este miércoles cuando el alcalde solo ha logrado reunir a su reducido núcleo de concejales –de once que tiene el grupo municipal- en una rueda de prensa en la que se ha limitado a desmentir la noticia sin aportar pruebas.

Hablamos de Rafael Almagro, Víctor Valverde y Paco Sáez. Estas son las personas que están detrás de Bascuñana. En frente tiene en contra al aparato del partido, dirigido por el también concejal Dámaso Aparicio que precisamente derrotó en julio del año pasado a Valverde en las elecciones a presidente de la formación. Un mes antes, el regidor oriolano acometió su segunda reestructuración de competencias para restar áreas a Aparicio. Pero es que en dicho anuncio ante los medios, a diferencia del pasado miércoles, el expresidente provincial de Cruz Roja estuvo rodeado de todos sus regidores.

Con todo, el enfrentamiento entre Aparicio y Bascuñana ha sido –y seguirá siendo- una constante y en consecuencia ha venido debilitando al segundo en favor del presidente local del PP quien llegó a denunciar ante el Comité de Derechos y Garantías del PP que el alcalde había urdido una trama para espiarle sus mensajes de Whatsapp. Finalmente Génova cerró hace dos meses el caso sin dictaminar responsables.

Es por ello que si la situación interna de Bascuñana ya era convulsa antes de conocerse las supuestas irregularidades como trabajador de la Conselleria de Sanidad, ahora pocos apuestan que acabe el mandato municipal, pero menos que vaya a repetir como alcaldable. Este análisis no lo comparte su entorno y creen que nada ha cambiado esta semana y que bajo ningún concepto tiene pensado dimitir. Otras fuentes apuntan a que solo una respuesta contundente de Sanidad en la investigación abierta empujaría a Bascuñana a ceder la vara de mando, independientemente de que ya sea un cadáver político.

Al final, el bautizado como mirlo blanco que desembarcó en Orihuela para aupar a un PP noqueado ha acabado golpeado por su propio pasado, que él cuidó bien para llegar al ayuntamiento. Fuentes de Cruz Roja consultadas reconocen no sentirse “sorprendidos” por la noticia del que fuera su máximo responsable de la organización provincial entre 2004 y 2013, cuyo último periodo no tuvo reparos en “utilizarla como trampolín político”.

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