La Iglesia mantiene casi una década como capellán en hospitales de Alicante y Elche a un cura condenado por pederastia
El obispado de Orihuela-Alicante mantiene desde hace casi una década como capellán del Hospital General de Alicante y el Hospital General de Elche a un cura condenado en 2001 por abusos sexuales a un monaguillo en Granada. El religioso cobra dinero público gracias al convenio entre la Generalitat y la Iglesia para dar servicio pastoral en los centros sanitarios de la Comunitat Valenciana.
Amador Romero Romero es el capellán en la actualidad del Hospital General de Alicante, según adelantó El País. Pero el cura no ha llegado ahora a la diócesis Orihuela-Alicante, sino que lleva casi una década cobrando un sueldo público por dar apoyo religioso en distintos centros sanitarios de la provincia de Alicante. Por ejemplo, en 2010 era capellán del Hospital General de Elche, según ha podido confirmar eldiario.es de los distintos nombramientos publicados por el obispado.
El obispado de Orihuela-Alicante ha hecho un comunicado público para defender la presencia de una condenado por pederastia a 18 meses de cárcel en un hospital público. Explican desde la diócesis que “tanto la justicia civil como eclesiástica no le prohíbe o limita para el ejercicio de su ministerio sacerdotal”. El cura pertenece a la diócesis granadina, pero el obispo de Alicante le permitió trabajar en su demarcación “a petición propia”.
Aunque se pagan con dinero público -la Generalitat ha destinado 856.000 euros en sacerdotes católicos para hospitales-, la selección de los aspirantes la realiza el obispado y es su responsabilidad haber situado a Amador Romero en hospitales alicantinos, cuando la Iglesia tiene otros puestos de trabajo financiados con sus propios fondos y donde no puede haber contacto con niños.
Esta actitud proactiva para reinsertar a este sacerdote en la vida eclesiástica contrasta con el ataque furibundo que el obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui Soriano, realizó a un párroco del municipio alicantino de l'Alfàs del Pi por denunciar en una red social la corrupción de la Iglesia y los casos de pederastia. El cura fue llamado a capítulo y tuvo que pedir perdón y mostrar su arrepentimiento públicamente.
Romero fue condenado a 18 meses de cárcel y a pagar 60.000 eros a la víctima por un delito continuado de abusos sexuales a un monaguillo de 11 años, pero no entró en prisión porque la pena no superaba los dos años y no tenía antecedentes. Los hechos sucedieron en el municipio de Granada donde era sacerdote entre 1995 y 1997 y, según la sentencia ratificada por la Audiencia Provincial, abrazó, besó y desnudó al menor con asiduidad mientras le pedía que le masturbara.