Reunidas en la Puerta del Sol al grito de “las fronteras matan”, cientos de personas han mostrado su repulsa por las muertes en las fronteras y han señalado a la Guardia Civil como responsable de la tragedia de Ceuta, donde el pasado jueves murieron al menos once inmigrantes subsaharianos cuando trataban de cruzar a suelo español a nado desde Tánger. Responsabilizan de los fallecimientos a la intervención del Instituto Armado, cuya legalidad sigue cuestionándose a la espera de la declaración del ministro del Interior mañana en el Congreso. Dos de los cuerpos, uno de ellos enterrado sin identificar, han aparecido en aguas españolas.
La protesta, que también ha recorrido las calles de otras ciudades españolas, ha contado con una amplia presencia de migrantes, indignados con las más diversas formas de racismo que les arrebatan la igualdad frente al resto de ciudadanos. Así, personas de todas las razas y nacionalidades, también españolas, han proclamado que “ninguna persona es ilegal”.
Contundentes, con el brazo en alto y enrabiados. “Ya que el ministro no nos va a responder, queremos que la gente sepa lo que pasa”, explica Bakary entre grito y grito. La cabecera de los cientos de manifestantes que se han concentrado en la Plaza del Sol de Madrid no tenía un recorrido fijo. Se movía mucho, de un lado a otro. Su enrevesado e improvisado trayecto parecía dejar entrever ese objetivo. Querían que les viesen, querían ser escuchados. “No son ahogados, han sido asesinados”, “Somos iguales” o “No más muertes en las froneteras” han sido los lemas más sonados en una marcha que, además de rendir homenaje a los al menos 11 fallecidos en la tragedia de Ceuta, pedía explicaciones al Gobierno por su política migratoria.
“Lo sucedido en Ceuta es horrible, es inhumano. Pero, además, esto es la chispa para explotar. Las muertes en la fronteras, salir a la calle con miedo por si te meten en el CIE, necesitar años y años para conseguir los papeles. Son muchas cosas”, dice Ali en tono enfadado mientras continúa siguiendo a la cabecera del grupo. Su sábana pintada resume sus palabras: 'Emigrar es un derecho internacional'.
Aunque el ambiente parecía caldeado, la marcha ha transcurrido sin ningún incidente destacado. Todos tienen una razón común principal, les nombran a ellos, a los últimos, a los más sonados: “Son 15 muertos, pero aunque sea uno, uno solo, es una vergüenza. Les han matado por emigrar”, dice un manifestante senegalés, que, con gestos, anima a parte del grupo cuando baja el volumen de sus gritos. Después de permanecer al menos media hora concentrados en la Puerta del Sol, comienzan a moverse con antorchas, sábanas y carteles en sus manos. Es entonces donde más energía toman sus plegarias. Andan cada vez más rápido, chillan cada vez más alto. “No son ahogados, han sido asesinados”, repiten una y otra vez.
Algunos empleados de los comercios salen a las puertas, se asoman, ponen caras de extrañeza. “Creo que es por los que han muerto en Ceuta”, le dice una farmacéutica a otra. “Ah, no sabía...”.
Doudou sabe muy bien el motivo que le lleva a salir a la calle. Lleva ocho años en España, llegó en patera a Tenerife. “En el primer intento, gracias a Dios”, recuerda el senegalés. “Han matado a esa pobre gente, se tiene que hacer justicia”, clama con impotencia.
A los entrevistados se les pregunta por la próxima comparecencia del ministro, por la necesidad de despejar todas las incógnitas abiertas. En general, parecen no tener mucha confianza en sus explicaciones, aunque a su vez piden justicia. “Mueren muchas personas en las fronteras todos los años. En esta ocasión ha salido lo que ha pasado, ojalá que al menos sirva para algo”, alega una manifestante española.
En Málaga, se han encendido antorchas en homenaje a los inmigrantes fallecidos el jueves. Las velas también se han prendido en Barcelona, donde se ha pedido la dimisión del ministro del Interior.