La Guardia Costera italiana, ante el bloqueo de su nave con 177 rescatados: “Es incomprensible y vergonzoso”

El Gobierno italiano ha redoblado su pulso contra los barcos que socorren a personas en peligro el Mediterráneo. En esta ocasión, es una de las naves de su propia Guardia Costera, Diciotti, la que se ha topado con la negativa de las autoridades italianas para poder desembarcar en puerto seguro a 177 migrantes rescatados y se encuentra a la espera de indicaciones frente a la isla de Lampedusa.

La nueva decisión del Ejecutivo ha causado malestar dentro del cuerpo militar, perteneciente al Ministerio de Infraestructuras y Transportes, que en los últimos años ha coordinado las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo. En una entrevista el primer teniente Antonello Ciavarelli, jefe del Consejo Central de la Representación Militar (COCER) de la Guardia Costera italiana, ha asegurado en una entrevista con Il Corriere della Sera que la situación de bloqueo del barco italiano es “incomprensible, y hasta vergonzoso” y recuerda que “el ser humano en el mar siempre debe ser salvado”.

“El Diciotti es un barco militar del Estado italiano y no puede atracar en un puerto italiano. Nosotros los militares, por supuesto, obedecemos al Gobierno, pero también esperamos una política más decidida a la hora de dar instrucciones”, critica Ciavarelli durante la entrevista con el medio italiano.

El ministro del Interior, Matteo Salvini, ha amenazado con devolver a los migrantes a Libia si los países europeos no llegan a un acuerdo para reubicar a los migrantes, tal y como hicieron ante la última petición de auxilio del buque Aquarius. Según Ciavarelli, la situación de momento “está tranquila” a bordo del buque italiano, pero teme que empeore si Salvini cumple con su amenaza.

“Es bien sabido que si esta gente supiera queremos llevarlos de vuelta a Libia o transbordarlos a otro barco con destino a Libia, estarían dispuestos a hacer cualquier cosa, incluso suicidarse”. Y recalca, en referencia a la protesta que se desató en el interior del mercante Vos Thalassa el pasado julio ante el cambio de rumbo del barco en dirección a Libia: “Esta gente ya no tiene nada que perder. Para llegar a zarpar desde Trípoli han pasado el sufrimiento del infierno”.

Ciavarelli comenta que la tripulación de guardacostas se mantiene tranquila porque, dice “sabe que está cumpliendo con su deber como manda la Constitución” y recuerda que no están embarcados “en un crucero de placer”. “Por menos de 3 euros la hora, la tripulación cubre las necesidades de salud, alimentación y asistencia de 177 personas”, asegura.

Asimismo, explica que en los últimos días está recibiendo mensajes de varios compañeros que para expresar su malestar y considera que están recibiendo “ataques injustos” que les comparan con traficantes de personas por cumplir con su labor. Y concluye: “¡Los que necesitan ayuda en el mar no pueden esperar! Por lo tanto, la esperanza es que la política italiana e internacional decida rápidamente cómo tratar los flujos migratorios, sin dejarlo en manos de los guardacostas italianos”.

No es la primera vez que la Guardia Costera italiana defiende el deber de socorrer a personas en peligro en el mar en medio del pulso que mantiene el Ejecutivo italiano contra los barcos de rescate, por el que también ha llegado a vetar temporalmente la entrada en puerto de embarcaciones de sus propios guardacostas con rescatados a bordo. El pasado 26 de junio, 15 días después del primer rechazo al buque Aquarius, Giovanni Pettorino, comandante de la Guardia Costera sostuvo que “siempre han respondido, responden y responderán a todas las solicitudes de ayuda porque es una obligación legal, pero primero moral”.

Cinco días a la espera de órdenes

El barco de la Guardia Costera Diciotti se hizo cargo el pasado jueves de los migrantes que habían sido rescatados por otros dos barcos de la Capitanía de Puerto cuando se encontraban en dificultad en aguas de Malta, según explicó el ministerio del Interior.

Fue entonces cuando comenzó de nuevo el enfrentamiento entre Malta e Italia por su responsabilidad sobre los barcos de rescate. Salvini afirmó que tendría que ser Malta quien se ocupase de estas personas. El ministro del Interior maltés, Michael Farrugia, reiteró este domingo en Twitter la negativa de su país de hacerse cargo del barco. Farrugia acusó a Italia de haber interceptado a los migrantes en aguas maltesas “pero solo para impedirles entrar en aguas italianas”, ya que, dice, el barco no pidió auxilio.

Ante este nuevo pulso entre Malta e Italia, se espera que se pueda volver a adoptar la solución de una reubicación de los migrantes en varios países europeos como ya ocurrió con el barco Aquarius de las ONG SOS Méditerranée y Médicos sin Fronteras, que atracó en Malta con 141 migrantes el pasado miércoles tras esperar cinco días.

La novedad en este caso es que Italia niega el atraque en sus puertos a un barco de la Guardia Costera de su país que actualmente se encuentra a pocas millas de la isla de Lampedusa. En esta patrullera de la Guardia Costera se encuentran 6 mujeres y 34 menores, mientras que 13 personas tuvieron que ser evacuadas a Lampedusa debido a problemas de salud.