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Lo que Europa no quiere contar de la gestión de fronteras en África

Centro de acogida de inmigrantes en la ciudad libia de Misrata, 220 kilómetros al este de Trípoli. / EFE

Elena González

Rabat —

La introducción del texto de la nueva agenda europea sobre inmigración que presentó la Comisión Europea el pasado 13 de mayo no puede ser más políticamente correcta, solidaria y llena de buenas intenciones. “A lo largo de la historia, la gente ha emigrado de un sitio a otro.. ”. “El imperativo inmediato es el deber de proteger a quienes lo necesitan”. “Necesitamos usar un amplio espectro de herramientas para afrontar las causas de la migración”. “Debemos cumplir nuestras obligaciones éticas internacionales (…) de acuerdo con los principios de solidaridad y responsabilidad compartida”.

En las 17 páginas restantes se vuelve a tratar el fenómeno desde la perspectiva de la seguridad y el control policial en terceros países, fortaleciendo la gestión de fronteras en países africanos. Algo que ya se ha intentado y no ha funcionado, señalan expertos en políticas migratorias y organizaciones de defensa de los derechos humanos, con graves consecuencias para los migrantes.

Marruecos: Un paso adelante y dos atrás

Marruecos: Un paso adelante y dos atrás La Comisión Europea establece en este plan programas regionales de desarrollo y protección destinados al norte de África y al cuerno de África. Para Marruecos, la UE ya aprobó una dotación de 10 millones de euros en programas de salud y educación de inmigrantes, después del proceso de regularización que puso en marcha el gobierno marroquí al que se han acogido 17.000 inmigrantes, la mayor parte de África subsahariana.

Estas personas cuentan que poco pueden hacer con una tarjeta de residencia si no hay oportunidades de empleo. Al mismo tiempo, Marruecos ha desplegado un importante dispositivo policial alrededor de las fronteras de Ceuta y Melilla, con redadas continuas, para impedir los saltos en las vallas y, en febrero pasado, recluyó a más de 1.000 personas en centros de internamiento durante semanas para, finalmente, dejarles en libertad. “Es dar un paso adelante y dos atrás”, señalaba entonces a eldiario.es Hicham Rachidi, de la asociación GADEM de apoyo a los inmigrantes.

El texto de la Comisión también propone la creación de un centro multidisciplinar en Níger que combinará información, protección local y búsqueda de oportunidades. La idea no es nueva. En 2008 la Comisión puso en marcha en Bamako (Mali) el Centro de Información y Gestión de la Migración. “El centro ha sido un fracaso. Tenía poco que ver con el contexto migratorio regional y no tenía utilidad. Abrir un centro en Níger es repetir los errores del pasado. La gente no quiere informarse sobre los riesgos de la migración porque ya los conoce. No hay oportunidades en Níger, uno de los países más pobres del mundo, y con la crisis de seguridad, no creo que quieran quedarse en la región”, explica a eldiario.es Ruben Adersson, investigador del departamento de Desarrollo Internacional de la London School of Economics.

Los centros de internamiento en Libia

Los centros de internamiento en LibiaLas organizaciones de defensa de los derechos humanos han advertido del riesgo de estos centros de internamiento de inmigrantes, como los de Libia. En un informe reciente, Amnistía Internacional ( 'Libya is full of cruelty': Stories of abduction, sexual violence and abuse from migrants and refugeesLibya is full of cruelty': Stories of abduction, sexual violence and abuse from migrants and refugees) denunciaba las “terroríficas condiciones en las que viven los inmigrantes en estos centros”.

Se les recluye de manera indefinida, incluidos mujeres y niños y se les maltrata, alerta la organización. Son víctimas de violaciones sexuales, torturas y secuestros. En otros casos, las milicias les extorsionan, como cuenta Ibrahim, de Ghana, uno de los 70 entrevistados para el informe de Amnistía: “No era la policía, porque cualquiera es policía en Libia. Todo el mundo tiene armas. Te cogen y te dicen que tienes que pagarles o nunca saldrás de allí”, relata.

Human Rights Watch prepara estos días una actualización de su informe de junio de 2014 sobre los centros de detención de inmigrantes en Libia.

“Por las entrevistas que hemos hecho a inmigrantes de Eritrea, Somalia y Siria que han pasado por Libia, hemos constatado que la situación no ha cambiado”, cuenta a eldiario.es la investigadora de la organización, Hanan Salah.

Libia es el país desde el que salieron, el mes pasado, las dos embarcaciones que naufragaron mientras intentaban llegar a Italia, provocando la muerte de más de mil personas. El país está en una situación de caos con milicias luchando por el poder y con dos gobiernos, uno de ellos reconocido por la comunidad internacional.

Mattia Toaldo, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, explica a eldiario.es que “son las milicias armadas, como la de Zintan, las que controlan el tráfico de personas en colaboración con algunos nacionales de los países de origen, que no tienen otro medio de vida para salir adelante”. Les llegan a pedir 1.000 dólares por el billete.

Senegal, Mauritania y Mali, los ejemplos de “éxito”

Senegal, Mauritania y Mali, los ejemplos de “éxito”España suele poner como ejemplo de éxito en la gestión de la inmigración a Marruecos, Senegal, Mauritania y Mali. Andersson cree que la agenda europea pretende extender este sistema: la externalización de los controles fronterizos que involucran patrullas conjuntas de Frontex y Guardia Civil con las fuerzas policiales locales. “Europa reconoce en la Agenda que quiere reforzar la movilidad regional en el oeste de África, pero lo que han hecho hasta ahora es dificultarla a través de los controles fronterizos, porque se ha ido reforzando la idea de que la migración es un problema de seguridad, una amenaza”, explica.

La colaboración conjunta en Senegal y Mauritania ha funcionado en la reducción a gran escala del número de embarcaciones que partían desde estos países hacia las islas Canarias. La consecuencia es que las rutas de la migración se han desplazado. “Los jóvenes se han dado cuenta de que los controles han hecho imposible continuar con la ruta del Atlántico, por mar, así que han tomado la ruta terrestre”, explica a eldiario.es desde Senegal Mamadou Diouf, responsable de la organización Migración y Desarrollo.

“La ruta del desierto es aún más peligrosa, así que no se está resolviendo nada. Se empujan los flujos migratorios hacia nuevas rutas y se están creando nuevos riesgos para los inmigrantes que las usan. Se imponen controles fronterizos que hacen que el negocio de traficantes y pasadores vaya creciendo. Se están creando dinámicas muy negativas a largo plazo”, advierte Andersson.

La colaboración con Europa también ha tenido efectos negativos en las políticas migratorias de países como Mauritania, señala Andersson: “Se han fortalecido los controles fronterizos y las redadas contra inmigrantes que ni siquiera eran candidatos a viajar a Europa, sino que procedían de países de la región, como Senegal, y querían trabajar en Mauritania, en el sector de la pesca o de las minas. Esto ha repercutido también negativamente en la economía de los senegaleses y en su movilidad regional”.

Además, Europa ha aprobado una misión naval bajo supervisión de la ONU (EUNAVFOR-MED) para identificar, capturar y destruir los barcos que usan las redes de tráfico, una “operación militar” de gestión de crisis contra las mafias, indicó el lunes la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini. Desde los países de origen de la inmigración se interpreta como “una guerra en el Mediterráneo con consecuencias devastadoras para los migrantes, pero una guerra ¿contra quién”, se pregunta Diouf.

La operación EUNAVFOR MED es similar a la operación Atalanta contra la piratería en Somalia, con la diferencia de que en este caso no está claro el objetivo, dicen los expertos. “Las mafias de tráfico de inmigrantes no son homogéneas. No son tipos que estén esperando con un barco a que lleguen los inmigrantes, sino que están controladas desde Europa, por la información que tenemos”, apunta Camino Mortera, investigadora sobre Justicia e Interior del Centro para la Reforma Europea, con base en Londres.

“Sabemos de casos de jóvenes senegaleses que llevan años bloqueados en Libia sin ninguna opción de trabajo ni de retorno y se han visto obligados a colaborar con los pasadores, que les prometen un billete a cambio”, añade desde Senegal Mamadou Diouf.

El gobierno que no reconoce Europa controla la mitad oeste del país, de donde sale la mayoría de los migrantes y el gobierno reconocido ha rechazado la operación europea, como dijo el pasado 9 de mayo el embajador libio ante Naciones Unidas, Ibrahim Dabbashi, a la agencia Associated Press.

Ante este escenario, Europa ha tenido que salir a buscar la ayuda de otros países fronterizos como Túnez y Egipto. El mes pasado, el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos visitó estos países, junto con España, Marruecos y Jordania, para intercambiar información sobre posibles respuestas a la inmigración irregular, antes de que se aprobara la nueva Agenda. “Se trata de profundizar en la colaboración policial –señala Andersson– a cambio de concesiones políticas y diplomáticas”.

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