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Alemania multa el “capitalismo de vigilancia” de H&M

Tienda de H&M

Aldo Mas

Berlín —

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Al consorcio de moda sueco Hennes & Mauritz (H&M) se le está haciendo muy cuesta arriba la llegada del otoño, y no es por culpa del SARS-CoV-2, el virus de la pandémica COVID-19.

A finales del pasado mes, la empresa nórdica tenía que lidiar con la mala prensa generada por su cooperación con una empresa china productora de hilo que utilizaba trabajo esclavo de uigures, minoría étnica represaliada bajo el régimen del presidente Xi Jinping. H&M ya ha puesto fin a esa cooperación. Pero la mala prensa para la empresa sueca no parece haber terminado.

Porque ahora le toca asumir a la compañía una multa de 35,3 millones de euros en Alemania por haber caído en un abuso de vigilancia a sus empleados en un centro para clientes del mercado germanoparlante. Cientos de empleados de ese centro para la clientela alemana y austriaca ubicado en Núremberg han venido sufriendo un particular régimen de “pseudo-espionaje” a cargo de los responsables de la firma allí.

Según ha informado el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, H&M habría violado con esas prácticas las normas de protección de datos alemanas. Por eso, Johannes Caspar, Responsable en Hamburgo para la Protección de Datos, habla de un “detallado sistema de registro de información de los empleados a cargo de sus superiores” para referirse a lo ocurrido en H&M. La Autoridad de Protección de Datos de Hamburgo es la competente en este caso por que la empresa sueca tiene su sede en esa ciudad portuaria del norte alemán.

Ha trascendido que los responsables de la empresa se hacían con información privada de los empleados, usando también diálogos informales. Detalles como asuntos médicos – diagnósticos y síntomas –, temas familiares o relacionados con creencias religiosas de los trabajadores eran, entre otras cosas, lo que ha interesado registrar a los superiores de la empresa en Núremberg.

Supuestamente, con esa información debían evaluar también el rendimiento de los empleados. Pero que una empresa haga acopio de esta información supone que incurra en una violación de la regulación sobre protección de datos. Por eso mismo tendrá que pagar H&M ese montante de 35,3 millones de euros. Se trata de la mayor multa que tiene que pagar una compañía en Alemania por ese motivo.

En Europa, el castigo impuesto a H&M es el segundo más alto registrado hasta ahora. Sólo está por detrás de los 50 millones de euros que impuso en Francia al gigante tecnológico estadounidense Google la Comisión Nacional de la Informática y las libertades por “falta de trasparencia”, “información insatisfactoria” y “falta de consentimiento válido para la personalización de publicidad”.

En su caso contra H&M, las autoridades alemanas estuvieron investigando durante un año las prácticas de los responsables de la compañía sueca en Núremberg. Ha podido saberse que allí los encargados de la firma celebraban los llamados “Diálogos de Bienvenida” para los empleados que volvían a su puesto de trabajo tras un periodo de baja por enfermedad o de vacaciones. En esas citas se recopilaba y trataba digitalmente la información que daban los trabajadores.

“Hay información sobre el estado de salud de las personas afectadas, desde debilidad en la vejiga hasta cáncer, como también datos sobre el entorno social de la personal, como disputas o muerte en la familia o experiencias vacacionales”, según ha dicho en unas declaraciones recogidas por el Frankfurter Allgemeine Zeitung el Responsable en Hamburgo para la Protección de Datos.

Dudas sobre la ejemplaridad de la multa

A su entender, los 35,3 millones de euros han de servir de ejemplo para evitar que otras empresas caigan en prácticas similares. Pero no es seguro que baste actuar de modo ejemplarizante con el caso de H&M en Núremberg.

“Una multa tan alta supone una señal importante, pero en mi opinión las multas no son suficientes para hacer frente a estas prácticas en las organizaciones que ponen por delante el negocio económico”, dice a elDiario.es Sascha-Christoper Geschke, investigador especializado en cuestiones relacionadas con el “capitalismo de vigilancia” de la Universidad Humboldt de Berlín.

“Lo que sí haría más falta son instancias dedicadas a realizar controles en las empresas, digamos cada dos años. La idea es que estas instancias comprueben si las empresas están cumpliendo con las reglas de protección de datos”, abunda Geschke. Este experto se muestra escéptico con que grandes empresas como H&M cumplan por sí mismas con las reglas.

H&M pide disculpas

“En Alemania encontramos cada vez más una cultura empresarial parecida a la de Estados Unidos, en la que cuando hay una crisis se ofrece al público una imagen de la firma con unos altos estándares morales que se repiten en campañas de comunicación hasta que cala ese mensaje estratégico. Pero de puertas para dentro, se trata de volver lo antes posible a prácticas anteriores”, explica el investigador de la Universidad Humboldt de Berlín.

Que H&M haya manifestado en un comunicado que asume “responsabilidad plena” y que pida una disculpas “sin reservas” ya que las prácticas de procesado de la información de los empleados no estaban en “la línea” de sus instrucciones y comportamientos parece ajustarse a esa respuesta típica que describe Geschke.

Por lo pronto, la firma sueca también ha lanzado un programa adicional de formación para encargados “en relación con el derecho laboral y la privacidad de datos”. Pero antes de que se puedan observar los resultados de dicha iniciativa, H&M ya habrá pagado una multa récord por violar, precisamente, la privacidad de sus empleados.

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