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Alemania sale al rescate de las grandes energéticas del gas

Planta de almacenamiento de gas de Uniper en Etzel, Alemania.

Aldo Mas

Berlín —
16 de septiembre de 2022 22:49 h

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En la crisis financiera de 2007 y 2008 hubo que rescatar a los bancos. En la crisis del euro, entre 2010 y 2012, se salvaron las economías de países enteros, como Grecia, Irlanda, Portugal o España. Diez años más tarde, en Alemania cada vez parece estar más claro que el Estado ha de intervenir para socorrer a las empresas energéticas que venían haciendo negocios con el gas.

Uniper, Securing Energy For Europe (SEFE) y VNG son las grandes importadoras de gas de Alemania. Pero este trío de compañías, los tres pilares de la llegada del gas natural a Alemania, se describen estos días como empresas casi a punto de desmoronarse. Necesitan el apoyo del Estado para seguir en pie.

El caso más ilustrativo es el de Uniper, empresa que da trabajo a 11.500 personas en los 40 países en los que opera. En Alemania trabajan unas 4.000 personas para esta compañía, que es la gran importadora de gas natural de Rusia hacia suelo germano. Su millar de clientes, según las cuentas de la propia empresa, son compañías industriales, compañías públicas del gas y otros proveedores.

Desde que, como represalia por las sanciones internacionales contra Rusia, Moscú ha cerrado el grifo del gas con destino a Europa, empresas como Uniper tienen que buscar ese hidrocarburo en otros mercados internacionales. Estos resultan más caros que el que procede de suelo ruso.

Al precio que paga el gas Uniper, la empresa ha entrado en una espiral de pérdidas de final incierto. Por los compromisos contractuales con sus clientes previos a las crisis, Uniper no puede vender el gas a un precio que refleje la realidad del valor de esta fuente de energía cuando no viene de Rusia.

De momento, según el diario económico Handelsblatt, Uniper está a punto de ser nacionalizada. El diario describía un escenario según el cual hasta “el 90% de las acciones de Uniper podrían pasar a titularidad del Estado alemán”.

El Gobierno del canciller Olaf Scholz empezó a sostener Uniper el pasado mes de julio. Lo hizo con un plan de rescate por el cual el Estado iba a hacerse con el 30% de las acciones de la compañía a través de una inyección de 7.700 millones de euros. Además, a través del Banco de Desarrollo Alemán (KfW), una entidad financiera controlada por el Gobierno, se le facilitaba acceso a líneas de créditos de hasta 9.000 millones de euros. Con todo, las pérdidas netas hasta junio de Uniper alcanzaron los 12.345 millones de euros.

El plan inicial de rescate de Scholz, sin embargo, no parece suficiente. “Debido a la actual incertidumbre en el entorno operativo, las partes implicadas también están examinando soluciones alternativas, incluida una ampliación de capital directa, que llevaría a una participación mayoritaria y significativa del Gobierno alemán en Uniper”, se lee en un comunicado de la compañía energética de esta semana.

Según ha informado la agencia internacional especializada en información económica Bloomberg, en el Gobierno alemán están planteándose comprar la parte que tiene de Uniper la compañía energética finlandesa Fortum, hoy por hoy dueña de la gran importadora germana de gas. Bloomberg citaba fuentes cercanas a las cábalas que hacen en el Ejecutivo alemán el canciller Scholz y, sobre todo, su vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck. En su información, se hablaba de una eventual e “histórica toma de control” de las tres grandes empresas del gas.

Ante la falta de anuncios oficiales, la incertidumbre no hace más que agravar la situación de Uniper, que ha perdido gran parte de su valor en bolsa. Las acciones de la compañía se pagaban a finales de esta semana a 3,92 euros por título. Justo antes de que Rusia lanzara su ilegal invasión contra Ucrania, cada acción valía unos 33 euros.

Gazprom Germania se llama ahora SEFE

Al igual que Uniper, resulta representativo de la debacle del sector del gas alemán el caso de la empresa SEFE. Detrás de esas siglas se esconde la que otrora se llamó Gazprom Germania, filial en Alemania del gigante ruso del gas Gazprom.

Gazprom Germania pasó a denominarse SEFE después de que las autoridades alemanas decidieran tomar el control de la compañía, una medida “absolutamente necesaria”, según los términos de Habeck, implementada el pasado mes de abril en vista de la crisis energética. Entonces ya se veía venir que este otoño y este invierno podrían plantear escasez de energía en Alemania.

Gazprom Germania tenía, entre otras cosas, el control de la mayor instalación de Alemania para la reserva de gas, en el municipio de Rehden. Caben en ella 3.900 millones de metros cúbicos. Desde mediados del año pasado, el gas dejó de llegar en las cantidades habituales, hasta el punto de que, como esa reserva sirve también para proveer a clientes, el pasado mes de junio las instalaciones estaban casi vacías, al 2% de su capacidad.

Rehden es un “símbolo de la dramática dependencia de los alemanes del gas de Putin”, han explicado en el semanario económico teutón WirtschaftsWoche, como también lo ha sido que el Estado alemán se haga cargo de Gazprom Germania a través de la Agencia Federal de Redes.

VNG, “solo” 500 millones de pérdidas en seis meses

Como no hay dos sin tres, la empresa VNG también está sufriendo la situación del precio del gas cuando se trata de comprar ese hidrocarburo fuera de Rusia. Esta empresa es la tercera compañía que más gas importa para Alemania. Solo está por detrás de Uniper y SEFE. La semana pasada comenzaba el proceso de solicitud de ayudas al Ejecutivo.

El objetivo de EnBW, empresa matriz de VNG, con esa solicitud de ayuda estatal es “absorber la actual acumulación de significativas pérdidas debidas a la sustitución del gas natural y permitir la continuación de las operaciones comerciales”, ha explicado la compañía responsable de esta otra gasística en problemas.

Alemania, que había apostado por el gas como energía de transición hasta alcanzar la neutralidad climática, un objetivo que Scholz y compañía se han puesto para 2045, ha de asumir ahora que el coste de dicha transición será mayor y más complicado de lo esperado. Así lo ha dicho Habeck, según Bloomberg, al ser preguntado sobre las eventuales nacionalizaciones de las compañías alemanas importadoras de gas: “Es muy complejo. Estamos trabajándolo con mucho cuidado”.

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