Cooperativismo de trabajo: el modelo empresarial para los emprendedores del futuro
Cuando Miguel Navarro, arquitecto técnico formado en la Universidad Politécnica de Madrid, necesita ausentarse de su trabajo porque tiene que atender asuntos personales, o requiere de unos ingresos extra, no tiene que rogarle a ningún jefe: le basta con ajustar él mismo el banco de horas de la empresa, el original sistema que han implantado para organizar el reparto del trabajo entre los socios de acuerdo con las necesidades de cada cual.
La ayuda mutua no es solo un concepto para los libros de texto, sino que es posible encontrarlo también en la realidad empresarial: Navarro es socio y trabajador de ReBive, despacho de arquitectura y rehabilitación que él mismo creó junto a varios compañeros en 2018 con fórmula de cooperativa de trabajo asociado, en el que los trabajadores son también los dueños de la empresa y, por tanto, participan en pie de igualdad en todas las decisiones organizativas, estratégicas y de gestión.
“Optamos por la fórmula cooperativa porque era la que mejor se alinea con nuestros valores al priorizar la actividad social al lucro económico y nos permite organizarnos nosotros mismos en condiciones dignas y placenteras”, explicó Navarro en la mesa redonda Cooperativas de trabajo: el modelo empresarial de los emprendedores del futuro, organizada por elDiario.es en colaboración con la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta) y el Ministerio de Trabajo y Economía Social.
El presidente de Coceta, que agrupa a las organizaciones del sector, Luis Miguel Jurado, y la catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, Paloma Bel, experta en economía social, coincidieron en señalar el auge del modelo, que en los últimos años ha ido extendiendo nuevas propuestas empresariales en todos los sectores de la economía. Incluidos en sectores estratégicos como la energía y las finanzas, así como los que abordan los grandes retos actuales, como la vivienda, los cuidados y la transición energética: Lo que ha hecho añicos el cliché de que el cooperativismo se limita únicamente a sectores asistenciales: “No somos conscientes de que nuestro día a día está ya mucho más cooperativizado de lo que parece, incluso en sectores muy punteros”, subrayó Jurado, quien recordó que casi todas las actividades cotidianas en un día común pueden desarrollarse ya en un marco cooperativo.
Desde el primer café con leche del día que nos tomamos hasta la lectura antes de acostarse, pasando por todas las actividades de la jornada, podrían tener huella cooperativa en las empresas que las hacen posible: encender la luz, desplazarse -ya sea en taxi, en bicicleta o en coche compartido-, ir a la escuela o la universidad, pasar por la farmacia o el banco, visitar a los mayores en una residencia y un larguísimo etcétera con casi todas las posibilidades imaginables.
Interés entre las personas jóvenes
Por su parte, Bel, que recalcó que el impacto de la economía social en su conjunto en España equivale al 10% del Producto Interior Bruto (PIB), puso énfasis en que son las personas jóvenes las que más están buscando modelos que les permitan emprender con valores compatibles con sus propias opciones vitales: “En las aulas observamos que cada vez existe una mayor sensibilidad social y que se buscan proyectos que hagan compatible el valor social y el económico, que sean capaces de aunar ambas riquezas. El cooperativismo no es el único modelo con esta vocación, pero lo lleva en su ADN”, recalcó.
Para que ello sea posible, la empresa tiene que ser también viable y sostenible en términos contables porque de lo contrario no podría seguir operando y se han ido poniendo en marcha muchas herramientas a disposición de los emprendedores para que se lancen a crear empresas cooperativas o de economía social.
El impacto social de contar con empresas cooperativas con cuentas saneadas suele ser muy distinto que en la economía convencional, donde los beneficios suelen destinarse básicamente a retribuir al capital en forma de dividendos. En las cooperativas, explicó Jurado, parte del beneficio debe dirigirse obligatoriamente a nutrir un fondo de reserva, que ayudará a la empresa a afrontar épocas de crisis, y también al fomento del propio modelo. Y si la asamblea de socios decide repartir parte del excedente, este se dirigirá a los propios trabajadores, que son también los dueños, en función del trabajo y no del capital aportado: “Es un mecanismo potente para reducir la desigualdad y los beneficios se quedan siempre en el territorio y en las personas que trabajan”, subrayó Jurado.
Todos los ponentes estuvieron de acuerdo en que si el modelo no está más extendido es en buena medida por desconocimiento, puesto que los circuitos oficiales suelen difundir la empresa mercantil y capitalista como si fuera la única opción posible y raramente se informa de que existe otra forma de hacer empresa con estos valores. Pero como recordó Jurado, Coceta ofrece asesoramiento gratuito para todos los proyectos colectivos que quieran explorar también la opción cooperativa.
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