Tras la crisis financiera global de 2008 y, en buena medida, la del euro de 2010, quedó claro que los bancos centrales, instituciones como la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central Europeo (BCE), eran organismos dotados de poderes especiales.
No en vano, el ya famoso “whatever it takes” –algo así como “lo que haga falta”– pronunciado por el otrora presidente del BCE Mario Draghi terminó salvando al euro. Entre otras cosas, porque esa expresión se acabó traduciendo en programas de compra masiva de deuda de los países más afectados por la crisis.
En Estados Unidos, la Reserva Federal –al igual que el BCE en Europa– está dando ahora nuevos ejemplos en la crisis del coronavirus de su gran capacidad de acción. Esas instituciones ahora las controlan, respectivamente, Jerome Powell y Christine Lagarde. Ambos tienen en su mano el poder de inyectar dinero en el sistema cuando las economías de Estados Unidos y de la zona euro lo necesiten.
Jacob Goldstein, periodista especializado en temas económicos y presentador de un programa de la National Public Radio (NPR) llamado 'Planet Money' –o “El Planeta del dinero–, recuerda en un libro de reciente publicación que hay otros modos de pensar el sistema en que las economías avanzadas pueden organizar sus políticas fiscales y monetarias. 'Money: the true story of a made-up thing' (Atlantic Books, 2020) o ”Dinero: la verdadera historia de una cosa inventada“, se titula el volumen.
“Hay buenas razones para gestionar el dinero como lo gestionamos. Pero hemos elegido un sistema que ciertamente no es democrático”, dice Goldstein a elDiario.es. “Ahora mismo tenemos banqueros centrales que son independientes. Hemos decidido dejar que tecnócratas hagan el trabajo de gestionar la política monetaria”, abunda Goldstein, aludiendo a casi 'todopoderosas' figuras como Lagarde en la zona euro o Powell en Estados Unidos.
Pero precisamente en Estados Unidos ha estado ganando enteros otra forma de entender la política monetaria. Se trata de la Teoría Monetaria Moderna (TMM), una visión de lo monetario que lleva décadas sino algo más de un siglo en la cabeza de algunos economistas y hombres de negocios. Goldstein recuerda en su libro que figuras de la izquierda del Partido Demócrata como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez o Bernie Sanders se han dejado inspirar por la TMM.
La TMM y su atractivo para Ocasio-Cortez y Sanders
No en vano, el otrora aspirante a candidato demócrata para la presidencia de Estados Unidos convirtió a Stephanie Kelton en uno de sus asesores para temas económicos. Kelton integra el grupo de los principales economistas defensores de la TMM en la actualidad. A Sanders le atrajo de su trabajo esa idea asociada a la TMM según la cual “el estado es capaz de gastar grandes cantidades de dinero en cosas como una garantía para el empleo”, se lee en libro de Goldstein. En este sentido, a Ocasio-Cortez también se le ha escuchado lanzar propuestas como la de crear puestos de trabajo a través del estado para aquellos ciudadanos parados deseosos de trabajar.
Para lanzar este tipo de ideas, parece preciso prescindir del papel de los banqueros centrales tal y como los entendemos hasta ahora. Aplicando la TMM, se supone que los congresistas estadounidenses llevarían las riendas de la política monetaria en su país. “Los banqueros centrales no son políticos ni gente partidista. Pero no tenemos por qué hacer el dinero así”, según resume Goldstein la intenciones de los defensores de la TMM.
Para ellos, el gobierno de un país en posesión plena de su soberanía monetaria podría tomar las riendas de la política monetaria y, si fuera preciso, comenzar a generar puestos de trabajo con programas financiados con unos fondos públicos que estarían actualmente infrautilizados. “Lo que están proponiendo es que podríamos preocuparnos de los déficits mucho menos, y menos a menudo. Y con esa abundancia, el gobierno podría hacer mucho más”, explica Goldstein.
“El mensaje esencial es: deje de preocuparse constantemente por los déficits. El gobierno puede imprimir dinero y gastarlo como quiera, siempre y cuando haya gente buscando trabajo y siga habiendo recursos sin usar en la economía”, se lee en 'Money: the true story of a made-up thing'. Ante este planteamiento, surge de inmediato la pregunta: ¿Y qué pasa con la inflación que se supone generaría que los gobiernos adoptaran una actitud tan laxa en materia de endeudamiento?.
“Como si no nos fiáramos de nosotros en política monetaria”
“Se puede luchar contra la inflación, por ejemplo, subiendo los impuestos. No sólo se puede hacer esto a través de los tipos de interés”, responde Goldstein. En resumen, la política monetaria es algo de lo que podrían responsabilizarse también políticos elegidos democráticamente en lugar de hacerlo figuras como Powell o Lagarde, designadas en procesos en los que la población no está directamente implicada.
En el sistema actual, “es como si no nos fiáramos de nosotros mismos a la hora de gestionar la política monetaria”, dice Goldstein. Él precisa al hablar con este periódico que no es un defensor de la TMM. Eso sí, su libro recoge los argumentos de los defensores de esa teoría en sus últimas páginas, dedicadas al “Futuro del Dinero”. Así evoca este periodista que la TMM puede tener futuro si sus tesis siguen ganando espacio en el debate.
En ese debate, Estados Unidos lleva ventaja a Europa. Entre otras cosas, porque los europeos de la zona euro hace tiempo que renunciaron a la soberanía monetaria dejando sus respectivas monedas. “Cuando uno pierde su moneda, pierde soberanía”, afirma Goldstein. “Así, pierdes capacidad de acción en la economía. El euro supone renunciar al control del dinero”, concluye.