En líneas generales la Organización de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional confluyen en sus perspectivas de crecimiento mundial hacia la misma consecuencia en la economía global para el año 2016: la ralentización de la economía. La variedad llega en las causas a las que apuntan, que van desde la debilidad en la recuperación de los mercados emergentes para pasar por la reducción en la demanda de materias primas o la tendencia a la baja en el nivel de las inversiones.
Los informes de estas instituciones ponen el foco en las causas y consecuencias de la situación actual pero, haciendo la comparación de la economía con Aquiles, presentan varios talones cuya desatención pueden derivar -o ya lo está haciendo- en importantes crisis de índole económica. Las investigaciones del World Economic Forum (WEF), la aseguradora Aon o el Banco de España en su 'Boletin económico' marcan los puntos débiles y analizan los riesgos de mayor envergadura a los que se enfrenta la economía global en este 2016.
La crisis migratoria
En los últimos tiempos la crisis migratoria viene ocupando portadas, reportajes y espacios televisivos, demostrando así la importancia capital de este fenómeno constante en la historia pero agravado últimamente. Las guerras, con Siria e Irak como puntos más conflictivos; las insoportables condiciones sociales y económicas en territorios como Eritrea o las consecuencias del cambio climático, reflejadas en casos como las inundaciones que azotaron Kenia en 2013 obligan a millones de personas a abandonar sus hogares buscando refugio en un lugar más seguro y próspero.
Pese a que como señalamos en este artículo la migración ofrece múltiples beneficios económicos, los retos que plantea son mayúsculos y determinarán el futuro inmediato de la economía mundial, de ahí que el World Economic Forum lo considere el mayor riesgo actual. Su informe distingue varios desafíos en este apartado: la financiación local y su capacidad de absorción de nueva población, la polarización de la sociedad en cuanto al debate sobre la inmigración que afecta a la eficiencia de los gobiernos, una arquitectura global incapaz de responder a los retos planteados y la mala situación de los personas cuando se trasladan a otro país.
El precio del petróleo
En su mapa de Riesgo Político y Económico de 2016, la aseguradora internacional Aon sitúa la bajada del precio de los carburantes como uno de los aspectos a tener en cuenta por la Economía en este año. Como se explicaba en este análisis, la caída ha impulsado a economías desarrolladas y dependientes de esta materia como España, pero a la larga puede suponer un enorme riesgo para la recuperación económica.
Son varios los países beneficiados de la situación, principalmente por sus bajos costes de extracción que les permiten mantener su nivel de producción sin grandes variaciones, por el beneficio que obtienen de la caída en la producción de sus competidores. Arabia Saudí, Kuwait o Irán son tres de los ganadores de la contienda, dejando sobre la lona a naciones como los Estados Unidos -que ha visto paralizada su apuesta por el fracking-, Rusia o Venezuela. Incluso hay países como Nigeria o Azerbaiyán que han tenido que pedir préstamos a entidades supranacionales para compensar en sus balances el déficit provocado por los precios del crudo.
Como apunta Aon en su informe, los países con instituciones más sólidas y mayores reservas de moneda extranjera ostentan una mejor posición para minimizar riesgos, especialmente los derivados de la deuda soberana y el cambio de divisa. Asimismo, la tensiones a consecuencia de la caída en el precio del petróleo entre los países también puede afectar a la seguridad entre países vecinos, con Irak, Argelia, Libia o Siria como focos más probables.
Incluso el riesgo de una nueva burbuja financiera a raíz de la crisis del petróleo surge en el horizonte. Como consecuencia del petróleo barato, la agencia de calificación Fitch prevé una tasa de impagos en 2016 del 4,5%, que “en el caso de las energéticas podría llegar hasta el 11%, un nivel nunca visto en lo que va de siglo”. El riesgo es más que evidente.
Desempleo
El alto número de personas paradas es probablemente junto a la crisis migratoria los dos grandes problemas actuales a los que se enfrenta la Unión Europea, muy relevante en el caso de España, para la que el Banco de España da un nivel de paro del 20% para todo el ejercicio. El estudio explica como la falta de empleo se percibe como el mayor riesgo hasta en 41 países, demostrando así su disposición como un problema global.
Las áreas que señala como afectadas pasan por el impedimento que suponen para el crecimiento económico, muchas veces llevándolo a la recesión. También apuntan a su influencia en la estabilidad social y en el cambio del mercado laboral, haciendo hincapié en la sobrecualificación de los trabajadores en empleos que requieren un menor nivel ante la ausencia de trabajos acordes.
World Economic Forum determina que el paro estructural ha aumentado en las grandes economías desde 2007, incluso en los lugares donde ha habido crecimiento económico. En el siguiente gif elaborado por Quartz se puede apreciar la evolución del desempleo a nivel mundial desde 1991 y las fluctuaciones que ha ido sufriendo.
La situación de China
Los datos oficiales del Banco Mundial sitúan a China como el segundo mayor PIB del mundo, solo por detrás de Estados Unidos gracias a un crecimiento exponencial de su economía en los últimos años. De ahí que cualquier estornudo del gigante asiático sea analizado con lupa por el resto del mundo ante la influencia en el devenir global que han adquirido. Como analiza Aon, “el ajuste y desaceleración de la segunda mayor economía mundial puede convertirse en un reto para los vecinos y principales socios comerciales de China”.
Desde el 2015 China viene emitiendo señales difusas en su marcha económica a las que poco contribuye la opacidad informativa de sus instituciones oficiales. La previsión de crecimiento del 7% para este año, una cifra menor a la que viene apuntando en los últimos años, las devaluaciones a las que ha sometido recientemente al yuan y su cambio de modelo centrado en el consumo interno en detrimento de las exportaciones son percibidos como grandes riesgos por la economía mundial. El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que rectificar sus previsiones de crecimiento globales entre otros motivos por la desaceleración económica del gigante asiático.
De hecho, la política exportadora de China en los últimos tiempos, especialmente en materias como el hierro, aluminio o acero afecta de lleno a economías nacionales. Por ejemplo, la industria exportadora española liderada por el sector del acero viene denunciando la sobreproducción del país oriental, que termina por bajar los precios de mercado, lo que deriva en que productos como los españoles no puedan competir ante la bajada de precios general.
El cambio climático
Cuando Laurent Fabius, presidente de la Cumbre del Clima celebrada en París, anunció el texto definitivo que sentaba las bases para garantizar un futuro sostenible y respetuoso por el medioambiente, espoleados por el alarmante crecimiento de efectos como la subida de la temperatura global, las implicaciones económicas del asunto estaban más presentes que nunca.
El World Economic Forum no duda en señalar el fenómeno del cambio climático como un riesgo para la economía, no solo para este año sino también a largo plazo. Entre las consecuencias su informe destaca dos: los que afectan a nivel alimenticio y al sanitario. En el plano de la seguridad alimentaria, el estudio incide en como no atajar el problema tiene altos costes tanto a nivel de producción como de consumo, y es sobre todo en el primero donde el cambio climático tiene un mayor efecto negativo. Asimismo, el aumento de las temperaturas en todo el mundo promueve la aparición de nuevas enfermedades o la propagación de algunas acotadas a un territorio o clima concretos. De ahí que pongan el foco en el coste económico de afrontar las enfermedades, especialmente las infecciosas. Se ha visto recientemente con el Ébola o actualmente con el virus Zika el impacto sobre el turismo, que siempre se resiente cuando el riesgo de contraer una enfermedad infecciosa se incrementa.
El cuidado de la Naturaleza se ha convertido en prioritario, y hay numerosos estudios que demuestran como no hacer nada ante el cambio climático tiene costes económicos además de los medioambientales, como ya desgranamos aquí en un articulo. Citigroup concluyó en un estudio que la inacción ante este fenómeno tendría un coste de 65 billones de euros hasta el 2050, todo ello sin tener en cuenta los acontecimientos impredecibles del clima. También los 507 mil millones de dólares en pérdidas que supondría el aumento del nivel del mar de aquí al 2100 dan cuenta de la importancia del impacto en la economía de la lucha contra el cambio climático.