Eloi Serrano: “No se puede hacer un cambio estructural sin la economía social”
La transformación social para un mundo más justo y sostenible llegará de la mano de la economía social o, de lo contrario, difícilmente se hará realidad. Así lo cree al menos el economista Eloi Serrano, director de la Cátedra de Economía Social de Tecnocampus-Universitat Pompeu Fabra (UPF), con sede en Mataró (Barcelona), protagonista de una nueva entrega de Economía fuera del carril, la serie de videoentrevistas coproducida por Alternativas Económicas, ElDiario.es y Looky Produccions, que aspira a dar visibilidad y voz a tradiciones de pensamiento económico alejadas del enfoque convencional, de matriz neoliberal.
“Como sociedad tenemos tres grandes retos planteados: el fortalecimiento de la democracia, las desigualdades y la lucha contra el cambio climático. La economía social es fuente inspiradora para los tres”, subraya Serrano, lo que le lleva a concluir: “No se puede hacer un cambio estructural sin la economía social”.
A pesar de muchos estigmas y prejuicios instalados en el marco convencional, la economía social, que cuenta con el cooperativismo como una de sus banderas emblemáticas, tiene ya una gran importancia en el conjunto de la economía, muy superior a la que suele asignarle el enfoque hegemónico, que tiende a equipararla erróneamente al mundo de las ONG o de las entidades de beneficencia.
En cambio, según las últimas estimaciones del CIRIEC, la plataforma internacional de investigadores de la economía social, el sector cuenta en España con 85.000 entidades, que generan 1,35 millones de empleos directos con una facturación equivalente al 10% del PIB.
La última revista monográfica de ElDiario.es aborda extensamente esta realidad pujante, que además ha dado en España un gran salto de ambición en la última década, con iniciativas en sectores tan estratégicos como la energía, la banca y las telecomunicaciones, entre otros.
En esta entrevista a Serrano, de casi una hora de duración, se analizan las bases de esta tradición económica con más de 150 años de existencia, que a diferencia del enfoque capitalista sitúa al ser humano y al planeta por encima de la lógica del beneficio, opera a través de la ayuda mutua y tiene en la participación democrática uno de sus rasgos distintivos.
Serrano defiende que el sector “debe perder el miedo a crecer”, aunque siempre aferrado a sus valores, y pide un esfuerzo para acercarse más a las clases trabajadoras. En su opinión, con ello tendría más posibilidades de imponerse a los nuevos discursos de sostenibilidad y propósito que esgrimen las grandes corporaciones capitalistas, a pesar de que en muchos casos se trata únicamente de un intento de lavado de cara de un modus operandi que juzga insostenible.
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