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La enmienda que prohíbe a los productos vegetales “imitar” al queso, la mantequilla o la leche se cae de las negociaciones europeas

'Keso rokefort' de La Carleta

Analía Plaza

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¿Es el queso elaborado sin leche queso? ¿O es un sucedáneo al que hay que buscarle nombre, aunque en la práctica el proceso y los hongos utilizados sean los mismos que en el queso normal?

Esta discusión lleva meses agitando al sector de la alimentación vegetal, que tras anotarse la victoria de las hamburguesas —sí: una hamburguesa sin carne es una hamburguesa— peleaba por la “censura a los lácteos vegetales”. A saber: la prohibición de usar palabras, formas o representaciones que imiten o evoquen a 'leche', 'nata', 'mantequilla o 'queso' si el producto no está hecho con leche de origen animal.

El Parlamento Europeo rechazó el pasado mes de octubre, dentro de la reforma de la Política Agraria Común (PAC), la enmienda 165, relativa a las carnes vegetales. Pero votó a favor de otra, la 171. Esta enmienda trasladaba al marco de la PAC la jurisprudencia existente, que ya impide llamar 'leche' a una leche vegetal —por eso lo que ves en el supermercado son 'bebidas' de avena, soja o almendras— y ampliaba los supuestos, prohibiendo cualquier referencia a productos lácteos. Así, un “queso” vegano no podría llamarse 'keso' ni decir que “no contiene leche” ni parecerse a un queso. Lo mismo con las margarinas o bebidas vegetales. Los productores de este tipo de artículos llevan tiempo ingeniándoselas con términos como “estonoesunqueso” o “quesiño”.

Una vez aprobada, la enmienda 171 debía discutirse en el Consejo y en los llamados trílogos (reuniones técnicas) antes de su ratificación final. Pero se ha caído. Según indican fuentes internas del Parlamento Europeo, todos los partidos están de acuerdo en retirarla, de forma que no será ni discutida ni votada.

Es un rechazo informal, no registrado en ningún sitio, que revela que la oposición de organizaciones como Greenpeace, WWF, ProVeg o la activista Greta Thunberg ha hecho efecto. “Todos los políticos reconocían que la enmienda estaba atrayendo mucha atención pública y oposición. Pospusieron la discusión y las decisiones muchas veces”, continúan las mismas fuentes. “Incluso, antes de decidir retirarla del todo, consideraron transcribir la jurisprudencia para dejar contenta a la industria láctea, aunque sería algo inútil porque esa jurisprudencia ya existe”. Pero son días de negociaciones: aún queda ver el texto final.

En un comunicado enviado por ProVeg, la organización que ha liderado la batalla contra la enmienda 171, el eurodiputado de Los Verdes Francisco Guerreiro afirma que “es una vergüenza que esa enmienda estuviera sobre la mesa. Ahora ya no podemos recuperar el tiempo que se perdió tratando de encontrar un compromiso sobre esta enmienda sin sentido, pero podemos estar muy contentos de que finalmente hayan entrado en razón y decidido abandonarla. La industria plant-based desempeña un papel vital y la UE debe apoyar su crecimiento, no detenerlo”.

Las organizaciones veganas celebran la decisión. “Esta es una victoria del sentido común”, apunta Jasmijn de Boo, vicepresidente de ProVeg. “Sería absurdo censurar los productos vegetales a la vez que se dice a los consumidores que elijan una alimentación más vegetal. Sería como censurar los coches eléctricos o el papel reciclado”.

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