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Sobre este blog

Un espacio dedicado a conocer historias y experiencias reales a las que se enfrentan los inquilinos al alquilar una vivienda. Si tienes algo que contar, escríbenos a alquiler@eldiario.es y hablaremos sobre tu historia.

“Voy a renovar. ¿Por qué? Porque no puedo buscar otro piso, otra mudanza, el mercado está fatal y estamos desamparados ante los abusos”

Vivienda en alquiler.

Elena

Hace tres años que vivo en Barcelona, primero compartía piso con cuatro personas más, y tras dos años decidí buscar un estudio para mí porque no podía seguir en el piso en el que estaba. Aunque parecía imposible encontrar algo decente en la jungla del alquiler de esta ciudad y en menos de dos semanas, para mi sorpresa, encontré un estudio en pleno centro de Barcelona; en el barrio del Eixample, a dos calles de Paseo de Gracia. Incluso el precio parecía razonable dada la situación: 610 euros con el agua incluida por 28 m2, pero con estancias separadas, ascensor y luz natural. Había visto estudios de una sola estancia por 800 euros, por lo que este precio por mi estudio, su localización y 'prestaciones' me pareció un regalo caído del cielo.

Las complicaciones empezaron con la gestión del alquiler: tuve que pagar 2.000 euros de entrada (1.200 euros de fianza más cerca de 800 euros de fee de la agencia). Y tenía que traerlo en efectivo. ¿Por qué?, pregunté: “Aquí las cosas las hacemos así”, me contestaron. No quería perder el piso, así que accedí. También me dijeron que el contrato era a un año: “Ya no hacemos a cinco años”. La presión era alta. Me avisaron: “Tienes que decidirte ya porque tenemos a otra chica esperando también con pre-reserva”.

Un año después me tocaba renovar el contrato. Pregunté a algunos vecinos para saber cómo funcionaba y me dijeron que tenía que recibir por email una carta de fin de contrato y contestar que sí quería renovar para activar el proceso. Esa carta no me llegaba, por lo que fui a la agencia un mes antes de la finalización del contrato y pregunté qué sucedía. Aquí empezó la fiesta.

No me encontraban en sus archivos y tras varias búsquedas resultó que en el ordenador les aparecía como fecha de vencimiento en junio de 2021, pero el contrato original (papel) tenía la fecha de junio de 2019, por lo que estaba en una especie de limbo. Les dije que sí quería renovar y me dijeron que me mandarían la 'famosa' carta y comunicarían la nueva renta por correo electrónico. La renta nunca llegó y no obtuve respuesta a mi correo de 'sí, quiero renovar'. Volví a la agencia y me dijeron que ya estaba todo solucionado. Me cobraron junio al mismo precio y pensé - ilusa de mí - que quizás no me subían el precio del alquiler.

Empezó julio y no me cobraron el alquiler, esperé unos días y el día 8 llamé para averiguar qué estaba pasando. De nuevo, no sabían qué sucedía. Volví a la agencia y pregunté, me comentaron que tenía que firmar la renovación y que me mandarían el precio por renovar por email. De nuevo no recibí nada, así que volví al día siguiente. Una vez en la oficina me comentaron que me subían la renta 30 euros, y que tenía que pagar la diferencia entre fianzas (40 euros) y 150 euros por la gestión de renovación del contrato. En total, ahora tengo que pagar 190 euros por las gestiones de renovar mi contrato.

Y yo me pregunto, ¿qué gestiones? He estado yo pendiente de cuándo tenía que renovar, he avisado yo, he perseguido yo, y si no hubiese llamado, seguramente no me hubiesen cobrado julio y hubiese estado en un limbo legal hasta 2021. Sin contar que, aunque mi piso sea un estudio, en el contrato figura como habitación y por ello pueden renovar anualmente. Es decir, ¿200 euros o más cada año por renovar además de una subida de la renta del alquiler?

Me hace una subida que, por supuesto, no está justificada, no han arreglado nada de lo que estaba en mal estado hace un año: el interfono roto, el ascensor se estropea cada dos por tres, la pintura está desconchada, y hay cucarachas en la entrada. En cada planta hay seis estudios y la mayor parte de mis vecinos son parejas. Me pregunto cómo dos personas pueden vivir en 28 m2.

Escribo esto el día en que, si no hay más sorpresas, renovaré. ¿Por qué? Pues porque ahora mismo no puedo buscar otro piso, no contaba con una mudanza, el mercado está fatal y porque estamos desamparados ante este tipo de abusos. Cuando les dije que teniendo en cuenta lo mal que lo habían gestionado todo, lo mínimo era no cobrarme gastos de gestión o, al menos, hacerme un descuento, su respuesta fue: “Bueno, puedes valorar si quieres renovar”.

Tengo 26 años y tengo suerte: trabajo estable, un buen sueldo para mi edad y apoyo familiar. Pero la mitad de la población española cobra menos de 1.500 euros y un piso de 2 habitaciones en Barcelona no baja de 1.000 euros.

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