La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) prevé un importante incremento de vuelos de bajo coste en Latinoamérica, de larga distancia y interregionales, por lo que Level, la 'low cost' de IAG, que volará a Argentina y Punta Cana, es recibida con “muchísimo interés”.
En Latinoamérica, se observa un gran interés por ese segmento especialmente en países como Chile o Argentina, donde el año pasado nació la nueva compañía flybondi y, a finales del presente, prevé iniciar sus operaciones la escandinava Norwegian, que, por otro lado, compite con Level en el aeropuerto de Barcelona, aunque de momento en vuelos a EEUU.
Pese a esa competencia, el vicepresidente regional de la IATA para las Américas, Peter Cerdá, se muestra convencido de que, si el mercado lo exige, hay espacio incluso para muchas más compañías, que van a entrar a operar en distintos mercados.
“Si hay un apetito y una necesidad”, ha añadido en vísperas de la inauguración de la 73ª asamblea de IAG.
El sector del transporte aéreo en Latinoamérica está cambiando, lo que dará nuevas oportunidades para viajar a más personas y estimulará la economía de muchos países, pero es necesario mejorar las infraestructuras y aplicar una regulación inteligente.
Se estima que el tráfico de pasajeros se duplique en 2034 en Latinoamérica y la contribución de la industria del transporte aéreo al PIB regional podría pasar de 140.000 millones de dólares (124.300 millones de euros) a 322.000 millones de dólares (286.000 millones de euros), ha recordado.
Cerdá ha asegurado que la industria camina en la senda para alcanzar ese crecimiento de forma sostenible, ya que la población latinoamericana quiere y necesita viajar dentro y fuera de su continente, pero, desafortunadamente, los Gobiernos de la región “frenan el crecimiento sostenible con sus infraestructuras deficitarias y una regulación debilitante”.
El directivo ha advertido de que muchos de los principales aeropuertos de la región no tienen capacidad para absorber la elevada demanda como el de Jorge Chávez, en Lima, diseñado para atender a 10 millones de pasajeros al año, y que hoy recibe a 17 millones.
El de Ciudad de México, uno de los principales hubs de la región, está limitado también por una infraestructura obsoleta, que sólo puede añadir nuevos vuelos en horario nocturno, mientras que el nuevo aeropuerto no será realidad hasta dentro de unos años.
En Argentina, el problema es la gestión del tráfico aéreo en Buenos Aires y sus alrededores que socava la competitividad de las aerolíneas y provoca retrasos y vuelos más largos.
Respecto de la regulación, la política de combustible de Brasil aumenta los costes de las aerolíneas en 660 millones de dólares (587 millones de euros) anuales, y hay normas que las sancionan por retrasos y cancelaciones, incluso por motivos ajenos a la propia empresa.
Algo similar ocurre en México, con la indemnización por retrasos y la facturación gratuita de equipaje en vuelos domésticos.
Si Latinoamérica no atiende urgentemente sus problemas de infraestructura, podría dejar de ganar unos 42.000 millones de dólares (37.291 millones de euros) en 2034, ha alertado.