Análisis

Qué impuestos quiere subir el Gobierno y cuánto recaudará

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha despejado en una entrevista al Financial Times las principales dudas sobre los tributos que plantea tocar el Gobierno para coser el agujero de las cuentas del Estado. Bruselas ha cifrado en 5.500 millones de euros el dinero que necesita España para reducir el déficit en línea con el objetivo marcado el próximo año. El Ejecutivo conservador quiere conseguirlo sin tocar los principales impuestos (IRPF e IVA) y solo endureciendo algunos tributos menores. Analizamos con ayuda de varios expertos qué movimientos se anticipan y si será suficiente o solo se tratará de retoques cosméticos.

Impuestos diferidos en sociedades

El ministro aseguró al rotativo británico que la mayor parte de la carga fiscal la soportarán las empresas. La recaudación por el Impuesto de Sociedades se desplomó durante los años de la crisis y comenzó a recuperarse ligeramente a partir de la mejora económica en 2014. Pero el Ejecutivo no dio tiempo a que mejorara realmente, ya que precipitó una reforma tributaria que supuso una bajada del tipo de Sociedades y la ampliación de algunas ventajas fiscales como una menor retención en el pago fraccionado.

Apenas dos años después de poner en marcha aquella reforma, el Ejecutivo tiene que deshacer prácticamente todos los beneficios que dio a las corporaciones para poder volver a mejorar los ingresos. Pero las modificaciones no supondrán en su mayoría una subida real de impuestos a las empresas (parece que el tipo se quedará en el 25% actual), sino un cambio en su calendario de tributación.

El punto con más margen para recuperar recaudación es la compensación de pérdidas de años anteriores. La reciente reforma dejó vía libre al número de años en los que se podía aplicar y permite deducirse hasta el 60% de las pérdidas de años anteriores. Esto supone que si una empresa tiene una base imponible de 100, puede pasar a tributar por una base imposible de 40 que pasaría a ser 30 en 2017. En los peores años de la crisis tenían que tributar como mínimo por un 75.

No hay datos aún para saber qué ahorro fiscal supuso esto para las empresas en 2015, pero en 2014, último año con datos de recaudación, la regulación existente permitió que las empresas se compensaran pérdidas por valor de 20.000 millones de euros anuales.

El catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País Vasco, Ignacio Zubiri, descarta que se elimine por completo esta deducción y apunta a la posibilidad de que como mucho se recupere una pequeña parte. En caso de que se eliminara totalmente (algo que no sucede en ningún país occidental), esto supondría aportar alrededor de 5.000 millones de euros extra a las arcas del Estado.

Dependiendo de cuánto se rebajase la limitación de estas deducciones (en los años más duros de la crisis estaba en un 25%), se podrían añadir más o menos ingresos. Pero, ojo, si se conserva la ausencia de limitación de tiempo de la deducción, la empresa la terminará consumiendo antes o después, así que no supone una subida como tal de los impuestos, sino una traslación en el tiempo.

El impacto que tiene en las arcas del Estado es por lo tanto temporal y habrá que ver cómo es de limitado en función de la letra pequeña que el Gobierno está discutiendo con Ciudadanos. Pero no es una reforma estructural, tal y como demanda Bruselas.

El resto de deducciones que pueblan el Impuesto de Sociedades tiene un escaso impacto recaudatorio, salvo el de la inversión en I+D+i, que drenó 693 millones de euros de las arcas del Estado en 2014.

Zubiri es muy taxativo sobre la bondad de las deducciones por reinversión y aboga por eliminarlas todas: “Si una empresa necesita un incentivo para invertir, es que no es una buena inversión”. Sin embargo, no parece que este sea uno de los objetivos del Ejecutivo.

Otro de los premios fiscales que hay en la actualidad para las empresas es el que emana de las reservas de capitalización. Esta medida se introdujo para animar a las reservar a no buscar financiación exterior, un aspecto que los expertos encuentran positivo pero que creen que se ha podido implementar demasiado rápido.

Impuestos Especiales

El Gobierno ha invocado una subida de los Impuestos Especiales como una de sus tablas de salvación. Bruselas le ha instado ya en varias ocasiones a que los suba y, en algunos casos, su repunte no está mal visto en la sociedad, como en el caso de los del tabaco y el alcohol.

En ambos el Ejecutivo español tiene margen de maniobra. Con datos de 2014, el tabaco tiene una presión fiscal en línea con la zona del euro, pero el alcohol está muy por debajo, ya que supone un 0,12% del PIB cuando en otros países vecinos la media está en el 0,29%. El presupuesto para ingresar este año por alcohol y bebidas derivadas (sin cerveza) es de 810 millones de euros, con lo que un incremento como mucho rascaría otras decenas de millones más a las arcas del Estado.

Mención aparte merecen los hidrocarburos, que sí suponen un importante pellizco para los ingresos públicos: 10.375 millones de euros. Pese a esta recaudación, el impuesto es uno de los más bajos de la Unión Europea. La recaudación sobre el PIB supuso el 1,1% frente al 1,69% de la media de la zona del euro en 2014.

Bruselas sí quiere que se eleve este impuesto. En opinión de Alain Cuenca, profesor de la Universidad de Zaragoza, no hay argumentos económicos para no realizar una subida en condiciones de este gravamen.

Sin embargo, los gobiernos en minoría no suelen querer tocar los hidrocarburos por las fuertes medidas de presión con las que se enfrentan por parte de las patronales del transporte. El argumento inflacionista ha pesado en España a la hora de no abordar subidas más significativas. Ahora no es un elemento de preocupación, por lo que los expertos creen que es el momento adecuado. Si la presión fiscal se fuera a la media de la zona del euro, tendríamos una inyección, nada menos, de 5.000 millones de euros. Sin embargo, lo habitual es hacer una subida mucho más suave que no altere los ánimos.

El IVA en el punto de mira

Cristóbal Montoro, en unas jornadas de funcionarios, ha asegurado este lunes que no se plantea subir el IVA. Los expertos consultados discrepan con esta decisión, ya que en muchos casos el tipo está por debajo de la media europea. En un primer momento, Ciudadanos llevaba una propuesta muy agresiva para este impuesto, con tan solo dos tramos (uno del 8% y otro del 18%), pero ahora está en contra de subirlo.

Alain Cuenca cree que el viento de cola del turismo, que tiene en estos momentos una demanda disparada gracias a elementos como la inestabilidad en los países competidores, ofrece el momento perfecto para elevar el tipo desde el reducido 10% actual al 21%. El Ejecutivo ha deslizado esta idea a sus socios, pero se ha encontrado por el momento con el rechazo a la propuesta.