El Tribunal de Justicia de la UE da la razón a la Superliga. Los jueces de Luxemburgo, en contra del criterio del abogado general de la UE, han concluido que el veto de la UEFA y la FIFA a esa competición privada, impulsada por varios clubes, entre ellos el Real Madrid y el FC Barcelona, es contrario a la legislación europea en materia de competencia y libre mercado.
“Las normas de la FIFA y de la UEFA sobre la autorización previa de las competiciones de fútbol de clubes, como la Superliga, violan el Derecho de la Unión”, sentencian los jueces de Luxemburgo sobre un litigio en el que hay en juego miles de millones de euros. “Dichas normas son contrarias al Derecho de la competencia y a la libre prestación de servicios”, señala el fallo sobre la iniciativa empresarial apadrinada por Florentino Pérez y Joan Laporta, rivales en lo deportivo pero alineados en lo económico, y que contaba con el rechazo de numerosos gobiernos, además de las aficiones.
Esa situación provocó que de los doce clubes que inicialmente estaban involucrados en el lanzamiento de esa competición, auspiciada a través de las empresas A22 y European Super League Company, se borraran rápidamente y sólo quedaran Real Madrid, FC Barcelona y Juventus. La sentencia es ahora un espaldarazo para los patrocinadores, que han mantenido vivo el proyecto impulsado en 2021 que pretende crear un campeonato elitista con los quince clubes más poderosos y otros cinco que concurrirían por invitación.
Abuso de posición dominante y vulneración de las normas del mercado
El pronunciamiento de la Justicia europea se produce a instancias del Juzgado de lo Mercantil nº 17 de Madrid, que elevó una cuestión prejudicial a Luxemburgo para que determinara si el veto de la UEFA y la FIFA –los organismos directivos del fútbol europeo y mundial cuyos estatutos les conceden el monopolio para autorizar y organizar competiciones internacionales de fútbol profesional en Europa– es o no contrario a la competencia amparada por el Derecho de la UE. En concreto, el juzgado pedía al TJUE que examinara si los estatutos de la FIFA y de la UEFA podrían usarse para minar cualquier iniciativa privada que pudiera hacerles la competencia en el campo de la organización de competiciones futbolísticas.
La demanda la impuso European Super League Company después de que la UEFA y la FIFA advirtieran de que de que los jugadores y los clubes que participaran en la Superliga serían expulsados de sus competiciones. El TJUE considera que las normas de esas dos entidades, que prohíben a los clubes y a los jugadores participar en otros campeonatos, en este caso la Superliga, bajo pena de sanciones “son ilegales”. El argumento de los jueces es que la organización de competiciones de fútbol de clubes y la explotación de los derechos de difusión “son, claramente, actividades económicas” y, por tanto, deben seguir las normas en materia de “competencia y libertades de circulación”.
“Cuando una empresa en posición dominante tiene la facultad de determinar en qué condiciones pueden entrar en el mercado empresas potencialmente competidoras, esta facultad, habida cuenta del riesgo de conflicto de intereses que genera, debe ir acompañada de criterios que permitan garantizar su carácter transparente, objetivo, no discriminatorio y proporcionado. Pues bien, las facultades de la FIFA y de la UEFA no están sujetas a ningún criterio de esta naturaleza. En consecuencia, la FIFA y la UEFA están abusando de su posición dominante”, argumenta el TJUE.
El TJUE considera que las normas de autorización, de control y sancionadoras de la UEFA y la FIFA, debido a su “su carácter arbitrario”, suponen una restricción no justificada a la libre prestación de servicios. “Una competición como la del proyecto de la Superliga no debe ser necesariamente autorizada”, señala el TJUE, que no se pronuncia, no obstante, sobre el caso concreto sino que establece el marco legislativo. Corresponde al juzgado de lo Mercantil de Madrid fallar sobre la demanda concreta de los impulsores de la Superliga.
A esa parte de la sentencia se aferran los detractores de ese proyecto privado, como el presidente de LaLiga, Javier Tebas. “El TJUE dice que las normas de admisión de competiciones de FIFA y UEFA sean transparentes, pero que las mismas deban admitir a la Superliga”, ha dicho en la red social X (antes Twitter) en la que ha asegurado que las bases de la Superliga son “incompatibles” con las normas europeas al no ser “transparentes, objetivas y no discriminatorias”.
No es, sin embargo, la lectura que hacen los impulsores, que consideran que el TJUE les allana el camino. “El fútbol europeo de clubes no es ni será nunca más un monopolio”, ha expresado en un vídeo difundido a los medios de comunicación Florentino Pérez: “Desde hoy los clubes serán los dueños de su destino. Los clubes vemos plenamente reconocido nuestro derecho a proponer e impulsar las competiciones europeas que modernicen nuestro deporte y atraigan a los aficionados de todo el mundo”. “La resolución del TJUE nos da la razón; se abre una oportunidad histórica”, ha dicho, por su parte, Laporta.
La sentencia también cuestiona la forma en que se explotan los derechos de difusión, que es donde verdaderamente está la guerra del fútbol. Los jueces consideran que esas normas “pueden perjudicar a los clubes europeos de fútbol, al conjunto de las empresas que operan en los mercados de los medios de difusión y, finalmente, a los consumidores y a los telespectadores, al impedirles beneficiarse de nuevas competiciones potencialmente innovadoras o interesantes”. No obstante, deja en manos del juzgado madrileño que elevó la cuestión prejudicial “comprobar si estas normas pueden, no obstante, beneficiar a los diferentes grupos de interés del fútbol, por ejemplo, mediante una redistribución solidaria de los ingresos generados por esos derechos”.
El fallo de Luxemburgo, en todo caso, supone un giro de guion respecto al camino que hasta ahora había seguido la Superliga. Cuando el asunto llegó a la justicia, el proyecto parecía herido de muerte. A la idea de esa competición, bajo la que subyacía la batalla por los derechos del fútbol que mueven miles de millones de euros, se adhirieron inicialmente doce clubes (Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid, en España; Juventus, Milán e Inter, en Italia; Manchester United, Manchester City, Liverpool, Arsenal, Chelsea y Tottenham, en Inglaterra). Pero la presión de las aficiones y el rechazo de los gobiernos provocaron que en apenas unos días se cayeran nueve de ellos. Sólo permanecían en el barco Real Madrid, F.C Barcelona y Juventus.
Durante el proceso judicial en Luxemburgo, la inmensa mayoría de países europeos se posicionaron en contra de la Superliga, que también fue rechazada por instituciones como la Comisión Europea, la Eurocámara o el Consejo de Europa. El principal varapalo llegó hace justo con un año, cuando el abogado general de la UE avaló el veto de la UEFA y la FIFA a los clubes que se unieran a esa competición. En la inmensa mayoría de los casos, los jueces de Luxemburgo siguen el criterio de los abogados, aunque su posición no es vinculante. Esta vez no ha sido el caso y la Justicia europea, contra todo pronóstico, ha acabado dando la razón a los responsables de esa competición. “En uno o dos años podríamos tener la Superliga funcionando”, expresó esta misma semana el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en una entrevista con la Agencia EFE.