Montoro elige a un tecnócrata experto en banca para visar sus cuentas
Cristóbal Montoro ya tiene a su hombre de negro inhouse. Con casi tres meses de retraso, el Gobierno ha nombrado por fin al presidente de la Autoridad Fiscal Independiente, el organismo que Bruselas pidió crear a cada Estado para cumplir el marco reforzado de supervisión fiscal, el llamado Two-Pack.
El presidente, la figura más importante de esta autoridad, será José Luis Escrivá Belmonte, un economista que responde, a priori, a la apariencia de tecnócrata que exigía Bruselas. La misión de esta autoridad será visar las previsiones económicas que haga el Gobierno y certificar que los Presupuestos Generales del Estado se diseñan dentro de un marco razonable de cuentas lógicas.
Sin embargo, el perfil de Escrivá no está enfocado al estudio macroeconómico ni fiscal. Su currículo es eminentemente financiero, ya ha desempeñado funciones en el FMI, el Banco Central Europeo y en su última etapa ha recalado en el Banco Internacional de Pagos (que preside un español, Jaime Caruana). En esta última posición representaba al banco en Latinoamérica y estaba basado en México.
Donde acreditó un estudio de la macroeconomía fue al frente del servicio de estudios de BBVA. Allí entró en 2003 para sustituir a Miguel Sebastián, que se a los pocos meses pasó a dirigir la Oficina Económica de Moncloa con José Luis Rodríguez Zapatero. Desempeñó su función varios años pero finalmente fue relegado de nuevo a un cargo financiero, como alto cargo en el departamento de banca mayorista.
Fuentes de su entorno aseguran que Escrivá tiene una favorable inclinación hacia la ideología del Partido Popular, pero no es conocido un contacto directo con Cristóbal Montoro.
Escrivá será en cierta manera los ojos de Bruselas en Madrid. Al menos, será el encargado de reportar que ex ante, las cuentas que se remiten a la Comisión Europea cumplen unos criterios mínimos de razonabilidad. De ahí que su perfil debía gozar del visto bueno de Bruselas. El perfil internacional de Escrivá le permite tener un buen conocimiento de la burocracia de los pasillos europeos.
La independencia del organismo ha sido puesta en cuestión desde su origen por la oposición y algunos expertos. En otros países, el modelo que se suele tomar es el de EEUU pero también Holanda, el organismo es totalmente independiente del Ejecutivo y su nombramiento lo tiene que hacer el Congreso y ser votado por mayoría. Sin embargo, Montoro optó por adscribirlo en cierta forma a su ministerio y que la figura del presidente fuera nombrada directamente por el Gobierno. Esto ha hecho que la oposición se oponga frontalmente a la creación de la Autoridad.
Encontrar un presidente que encajara con el gusto de Montoro y de la troika ha sido la piedra filosofal y lo que ha llevado al retraso de casi tres meses en la puesta en marcha de la autoridad. A estas alturas, poco tiene ya que hacer Escrivá con las cuentas de 2014 por lo que su principal reto será vigilar los presupuestos de 2015. Esas cuentas públicas serán críticas ya que coinciden con el año electoral.
Solo Grecia e Italia acumulan el mismo retraso que España en poner operativa esta Autoridad a la que se comprometieron los países europeos para mostrar su firme compromiso en el control de las cuentas públicas y del déficit. La intención es que el efecto de este reforzamiento del control presupuestario se empiece a notar a medio plazo y, sobre todo, en el próximo cambio de ciclo económico.