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ENTREVISTA
Economista

Niño-Becerra: “La estructura de los Estados irá desapareciendo porque es un freno a las grandes corporaciones”

El economista Santiago Niño-Becerra.

Rodrigo Ponce de León

2 de abril de 2022 22:06 h

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Vuelve el economista Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951) con sus pronósticos en un nuevo libro ‘Futuro, ¿qué futuro?’ (Editorial Ariel). El doctor en Economía y catedrático emérito de la Universidad Ramón Llull apunta en esta ocasión que la pandemia ha potenciado unos procesos que llevan al declive del capitalismo y a entrar en un nuevo sistema que denomina Nuevo Feudalismo, donde un grupo de oligopolios internacionales dictarán el devenir de los ciudadanos. Para España el futuro no es mucho más halagüeño, aunque salva distintas zonas del país como Zamudio, Barcelona o Málaga, para las que pide un estatus especial para que puedan seguir tirando del carro de la innovación y se conviertan en hubs de empresas tecnológicas. Para los demás “el trinomio social: renta básica, marihuana legal y ocio gratis”.

Aunque la invasión de Ucrania llegó cuando tenía el libro en imprenta, Niño-Becerra asegura que “está dentro del nuevo reparto de bloques en el nuevo orden mundial”, donde China sale como ganadora, EEUU vuelve a recuperar cierto papel de gendarme y Europa sería la gran perdedora.

¿Ha cambiado la invasión de Ucrania su perspectiva de evolución del sistema capitalista a otro modelo que denomina nuevo feudalismo?

En el libro no hablo de la invasión de Ucrania porque cuando ocurrió ya estaba en la imprenta, pero indirectamente sí que hablo cuando explico que se está gestando un nuevo orden internacional. El mundo que se puso en marcha tras la caída de la Unión Soviética, un momento en el cual China era infinitamente más débil de lo que es ahora y Estados Unidos era mucho más fuerte a nivel económico, se está difundiendo. La invasión de Ucrania está dentro del nuevo reparto de bloques en el nuevo orden internacional. Rusia será un aliado total de China, con lo cual el poder de China claramente se refuerza. Estados Unidos vuelve a adoptar aquel papel de gendarme que tuvo durante la Guerra Fría, a pesar de que hoy tiene menos fuerza económica. Y Europa es claramente la perdedora de esta historia. En este nuevo orden, Europa tiene el problema de que es un mosaico de países diversos, mientras que tanto Estados Unidos como China son una unidad que los fortalece. De todas maneras esta reordenación no frena el declive del capitalismo, es parte de este cambio.

Entre estos dos bloques liderados por Estado Unidos y China la lucha por la hegemonía tecnológica ya estaba siendo brutal.

Parece como si alguien hubiera dicho 'Europa y Rusia se están acercando demasiado y esto no nos conviene. Lo conveniente es volver a las antiguas alianzas, que Europa se posicione con Estados Unidos y Rusia que haga lo que quiera'. Es curioso que la invasión de Ucrania se ha producido un año después de que el Reino Unido haya abandonado la Unión Europea. Es decir, que todos los problemas que tenga a la Unión Europea por la invasión de Ucrania a nivel económico, operativo o logístico ya no afectan al Reino Unido. Otra cosa es a nivel militar porque sigue siendo miembro de la OTAN. El Reino Unido va a ser el nexo de conexión nuevamente entre Estados Unidos y Europa.

Estados Unidos quiere volver a una estructura occidental como la de la Guerra Fría, donde Europa estaba totalmente enganchada a EEUU. A Rusia solo le queda la alternativa de China, que queda como claro ganador. Además China está aprendiendo de lo que está pasando en Ucrania por si alguna vez actúa en Taiwán.

En su libro destaca que las grandes corporaciones van a tener un papel hegemónico en el futuro, pero a la vez estamos viendo que hay Estados como China que tienen mucho poder sobre las compañías o la Unión Europea que da timidos pasos para rebajar el poder de las grandes tecnológicas.

El poder de los estados se diluye, sobre todo en el ámbito de los servicios que presta a la población. El poder de las grandes corporaciones aumenta. A la vez, las pequeñas y medianas empresas van a pasar a ser satélites de las grandes corporaciones. Habrá países como en China donde el Gobierno tenga más control sobre las empresas, pero no le veo la importancia, porque en la evolución del sistema estas grandes corporaciones no pelearán entre sí sino que se repartirán el mercado, que es otra prueba del declive del capitalismo.

En la evolución del sistema estas grandes corporaciones no pelearán entre sí sino que se repartirán el mercado, que es otra prueba del declive del capitalismo

¿Serán oligopolios mundiales?

Vamos a esa figura que de hecho es totalmente capitalista. El capitalismo de forma natural tiende al oligopolio y es parte de su evolución y declive, ya no interesa que haya competencia. La tecnología punta va a estar dominada por 10 o 12 grandes empresas que son las que van a tener el poder y que no competirán entre ellas sino que se repartirán el mercado.

Entre las grandes corporaciones no menciona en su libro a las farmacéuticas, que han adoptado mucho protagonismo y poder en los últimos tiempos.

Las empresas farmacéuticas entran en el epígrafe de grandes corporaciones. Las cinco grandes farmacéuticas controlan un 80% de la facturación farmacéutica. En este libro no hablo de ellas, pero evidentemente las meto en el saco de las grandes corporaciones. Además, yo hablo de los generadores de PIB. Las farmacéuticas no son como tal, generadoras de PIB, no generan mucho, pero sin embargo, su papel es absolutamente fundamental para la salud. De todas maneras es curioso que el grupo de medicamentos que más se venden hoy en día son los ansiolíticos y antidepresivos. Esto nos está indicando algo.

En su libro habla de los generadores de PIB, pero ¿quiénes serán los detractores de PIB?

No habrá porque habrán desaparecido. Durante unas semanas se habló de que una de las ventajas que tendría la pandemia es que las empresas zombi desaparecerían. De esto no ha vuelto a hablarse porque significa cerrar empresas, bajar persianas, gente a la calle, reducir el consumo, bajar recaudación fiscal, etcétera, aunque es lo que va a pasar. Pimec, la patronal catalana, ha hecho un estudio publicado hace una semana en el que dice que hasta el 40% de las empresas que pidieron créditos ICO no van a poder devolverlos.. Es cierto que cuando una empresa cierra es un detractor del PIB, pero de una vez, produce una caída del PIB en el momento de su desparición, pero es que vamos a un escenario donde van a cerrar muchas empresas.

¿Hubiera sido mejor en lugar de dar los créditos ICO dedicar ese dinero a formar a las personas de esas empresas zombi para recolocarlas?

¿Qué pasa el año que viene? Hay elecciones. En segundo lugar, la gente descontenta vota menos, no vota o vota propuestas no convenientes. En tercer lugar, no dar esas ayudas significa que habría una caída automática del consumo y de la inversión, con lo cual pelota para adelante. Al fin y al cabó esto es deuda pública, mientras dejen emitir deuda pública y la compren... Hay un refrán en catalán que dice “Qui dias passa, anys empeny”, quién días pasa, años empuja. El político lo último que quiere es que haya insatisfacción ciudadana con lo que se seguirán dando esos créditos.

En su libro apunta que nos acercamos al punto en la que solo habrá una única alternativa y que la Economía no tendrá nada que decir: “una sola posibilidad y un único pensamiento”.

Vamos a un pensamiento único. Los economistas tendremos cosas que decir y aportar mientras haya alternativas. Pero en el momento en que la economía en el mundo esté regida por 15 o 20 oligopolios, donde el papel de los estados haya disminuido, donde estas grandes corporaciones constituyan sus consejo de sabios que dictarán las grandes líneas... ¿Un economista qué va a tener que decir?

100%

No ve una alternativa en estos movimientos como la creación de un impuesto mínimo global a las empresas o en el anuncio de Joe Biden de que va a subir el tipo mínimo para los más ricos en EEUU.

Son actuaciones totalmente circunstanciales. El señor Biden va a subir esos impuestos cuando le han dado permiso las empresas para que lo haga. ¿Cuánto va a durar? La facturación de las 50 principales empresas del mundo en 2019 equivalía a un cuarto del PIB mundial. La facturación de ese mismo año de las de diez mayores empresas superó al PIB del Reino Unido. Es una dinámica histórica. La estructura de los Estados irá desapareciendo porque es un freno a las grandes corporaciones. No será de un día para otro, pero los Estados irán perdiendo protagonismo.

De hecho con la creación del euro, los Estados han perdido una prerrogativa como fue la acuñación de moneda, que durante siglos fue intocable. Hemos renunciado a ella de la forma más natural. ¿Por qué? Se ha llegado a una situación en la que era conveniente que fuese así y se ha aceptado.

¿Estamos ya en esa situación en el ámbito del comercio internacional? Los cuellos de botella tras la pandemia eran normales pero se están alargando.

Cuatro empresas controlan el 75% del tráfico mundial de fletes. Hay que comprender que estas empresas tienen como estrategia que los contendores llenos estén siempre moviéndose. Cuando llega la pandemia se paraliza todo y queda el mundo tapizado de contenedores vacíos, las tripulaciones están de baja por enfermedad y el número de buques operativos cae. Durante un tiempo es obvio que tiene que haber un problema. Ahora bien, ¿es lógico que un año después siga habiendo cuellos de botella?.Creo que no. Pero ahí está el dato: llevar un contenedor de Shenzhen a San Francisco pasó de costar 2.000 dólares a 11.000. Este precio todavía no ha bajado mucho.

¿Está pasando también con las materias primas?

La crisis del coronavirus ha servido para muchas cosas: para acelerar la implementación de la tecnología, para aumentar el trabajo on line, y para solucionar, reducir diría yo, un exceso de oferta que había a nivel mundial. Ya nadie se acuerda de aquellas fotos de fábricas de coches con sus aparcamientos llenos de automóviles, totalmente llenos. Dejando al margen que haya habido manipulaciones, estamos en un proceso donde se está acabando con las premisas de la globalización como el famoso 'Just in time', un diseño de fabricación para no tener stocks. La pandemia lo paralizó todo y ahora las empresas pretenden normalizar los procesos productivos, llegar al nivel de producción que había antes y mantener un nivel más alto de stocks. Así que este problema de suministros va a durar unos meses con lo que va a suponer un aumento de precios y volverá a traer un problema que yo creía resuelto como es el de la inflación.

Eso le quería preguntar, usted escribe en su libro que “la inflación ha dejado de ser un problema permanente”.

La inflación no está resuelta. Hay dos tipos de inflación, la que se produce cuando la demanda crece por encima de la oferta y la inflación estructural, por un aumento de los costes pasados, que es la que tenemos ahora y nos va a durar todavía varios meses. Se solucionará con una reducción de consumo y evaluación del gasto, pero tendrá sus repercusiones sociales.

¿La política monetaria puede solucionar algo?

Con esta inflación, no. Esto ya se vio en los años 70 con el pico inflacionario, que la política monetaria no solucionaba absolutamente nada. Bueno, si se hace como Paul Volcker en Estados Unidos y sube los tipos de interés al 20%, pero así cierran la persiana las empresas y todos a casa.

Otro de los debates recurrentes es el de la productividad, especialmente el de la baja productividad española.

PwC hizo un estudio, creo que en 2005, donde hacía una proyección para el año 2030 o 2040 que señalaba en qué serían más competitivos varios países europeos. Según ese estudio, España sería la más competitiva en la producción de cereales. Entonces, si vamos a un mundo de la tecnología, donde cada vez tiene más peso la investigación, la innovación, etc, y España es un país en el que el 25% del PIB es la suma de turismo, más hostelería, más restauración, más ocio y más transporte, además la industria del automóvil supone el 10% del PIB, pero ninguna empresa es española... ¿Qué quiere que le diga? Ahora se habla mucho del coche eléctrico, muy bien pero asumamos que el coche eléctrico tiene un 30% menos de piezas así que su fabricación va a necesitar menos procesos y menos personas. El futuro de España es muy complicado como país. Una cosa, no es diferente de otros países europeos: la economía de Alemania la sostienen cuatro estados; en Italia, a partir de la región de Emilia Romaña para abajo no hay nada; en Francia les ocurre lo mismo.

Usted apunta que España no tendrá más alternativa que mejorar su productividad o permitir que ciertas zonas que ya tienen una productividad elevada o que potencialmente podrían tenerla dispongan de una autonomía muy superior. Plantea que la única posibilidad de recuperación para la economía española significa acabar con el café para todos y optar por una geometría variable.

Hay determinadas zonas que tendrían que tener un régimen diferente. Por ejemplo, en Euskadi los polígonos tecnológicos cerca de Bilbao, la zona de Munguía, etc. En Catalunya, si usted clava un compás en la Plaza Cataluña de Barcelona y hace una circunferencia de 50 kilómetros más o menos, desde Blanes hasta Vilanova, el 50% del PIB catalán sale de ahí. En Málaga se está creando un polo de empresas tecnológicas. En otros países ocurre igual: en Francia, Île-de-France supone el 20% del PIB francés; o en Alemania, el estado Baden-Wurtemberg está pidiendo más autonomía porque está contribuyendo más al crecimiento económico alemán pero quiere poder hacer más cosas.

Pero cuando dice un régimen diferente a qué se refiere.

Un régimen fiscal, financiero o legal diferente, que les permitan volar sin anclas. No me estoy refiriendo a la independencia, que ya es un concepto que no tiene mucho sentido y se ha pasado de moda. En estas zonas, las corporaciones querrán estar presentes, lo cual tendrá implicaciones sociales evidentes.  

Lo que pasa es que eso conlleva que la España vacía se va a seguir vaciando, porque al final la gente se irá.

Las grandes compañías no irán, ahora bien, la tecnología permite a las personas que estén hartas de las ciudades se puedan ir a vivir y trabajar a estas zonas. Lo que pasa es que esto supone llevar internet de alta velocidad, hacer inversiones, que haya servicios sociales y sanitarios en esas localidades... ¿Se está dispuesto hacer esto?

Usted en su libro habla de que los tres problemas de España son deuda, productividad y pensiones. Son problemas que parece estar en un blucle del que no podemos salir.

España pudo haber hecho la revolución industrial, no Inglaterra. España, entre 1505 y 1580, trajo toneladas de plata de América. ¿Para qué sirvió esa plata? Se hicieron palacios, catedrales, iglesias y conventos, se importaron artículos de lujo, encajes y se pagaban los ejércitos que estaban en Flandes. La plata pasaba por España y lo único que generaba era inflación. Llegó a tal punto que en 1600 era más barato importar que producir en España. No había mentalidad burguesa. España se convirtió en el proveedor de plata de Europa y aquí no causó ningún beneficio. Para colmo, el rey Carlos V enarbola la bandera de la Contrarreforma y el catolicismo más duro se instala en España. Con Felipe II, aún peor, porque frenó completamente cualquier posibilidad de pensamiento, emprendimiento, etc, etcétera. España hipotecó su futuro en el siglo XVI. A partir de ahí empiezan los problemas de España.

España ahora tiene un problema de deuda, pero es que en el siglo XVI España ya hizo cinco suspensiones de pago. España ha estado mal administrada y ha habido una clara falta de mentalidad burguesa. La famosa industria vasca durante décadas se dedicaba a sacar el mineral de Vizcaya y exportarlo a Inglaterra. La famosa industria textil catalana eran cuatro empresas que copiaban la tecnología de fuera. En España la Revolución Industrial empezó en 1960. Con la situación que estamos viviendo ahora el concepto de Estado se va a diluir más. Lo único que quedará son las corporaciones en zonas específicas. ¿Y el resto? Pues el trinomio social: renta básica, marihuana legal y ocio gratis.

España pudo haber hecho la revolución industrial, no Inglaterra. España, entre 1505 y 1580, trajo toneladas de plata de América. ¿Para qué sirvió? Lo único que generó en España fue inflación. En 1600 era más barato importar que producir

¿No hay posibilidad de que con la tendencia de la relocalización de industrias se amplíe el tejido productivo del país?

Habrá industrias que de China volverán a Estados Unidos o a Europa, pero no las llevarán trabajadores, estarán robotizados. Con lo cual, bueno, sí, el iPhone ya no se hará en China, se hará en Estados Unidos, pero lo harán robots. Apple ya empieza a tener problemas de calidad, no porque sus teléfonos se fabriquen en China, sino porque necesitan unos estándares de calidad que la mano humana no puede hacer, tienen que hacerlos máquinas.

¿Qué tendremos que ofrecer cómo país para que las empresas quieran venir?

Si es por un tema de fabricación las corporaciones ubicarán sus plantas cerca de los centros de consumo. Ese concepto de esperar que nos monten una fábrica porque los salarios son muy baratos ya ha pasado a la historia. Por eso Tesla monta su primera fábrica en Berlín, porque han hecho sus estudios de mercado y sus principales consumidores están en Alemania, Dinamarca y el norte de Francia. Y en cuestión de servicios, el teletrabajo va a permitir ubicarse en cualquier país del mundo si tiene una buena conexión a internet. Los países con bajo nivel de investigación y bajo nivel de productividad lo van a tener realmente mal. Antes se intentó que España se convirtiera en la residencia geriátrica de Europa, pero se abandonó porque las personas mayores demandan servicios públicos caros como la sanidad. Portugal lo ha intentado, en el sur estaban atrayendo a muchos jubilados escandinavos, pero Dinamarca les ha cambiado el régimen fiscal y ya no es tan atractivo.

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