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La subida de las pensiones a mujeres con hijos: una medida que no soluciona la discriminación laboral

Las pensiones de las mujeres son de media un 35% inferiores a las de los hombres. EFE

Ana Requena Aguilar

“Muchas mujeres deciden cuidar hijos porque quieren y no trabajan tanto como un hombre”. La frase es del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que la pronunció el día después de que el Consejo de Ministros aprobara una ligera subida de las pensiones de las mujeres con dos o más hijos para las trabajadoras que comiencen a jubilarse a partir del año que viene. Una medida encaminada a paliar la brecha que existe entre las pensiones de hombres y mujeres -que ronda el 37%- pero que, en la práctica, ni las equipara ni aborda lo que la genera: la discriminación laboral y la falta de reparto de los cuidados.

Según los últimos datos de la Seguridad Social, la pensión media de las mujeres es de 878 euros, mientras que la de los hombres asciende a 1.292 euros. La propuesta del Gobierno -que será ahora elevada a la Comisión del Pacto de Toledo- es que las pensiones de las mujeres con dos hijos suba un 5%, la de tres hijos, un 10% y la de cuatro o más hijos, un 15%. Si aplicamos estos porcentajes a las pensiones medias las subidas serían de unos 44 euros en el primer caso, 88 euros en el segundo y 131,7 euros en el último. Es decir, aún aplicando la máxima subida (la que tendrán las trabajadoras que hayan tenido cuatro o más hijos), la pensión media de las mujeres rozaría los 1.010 euros mensuales, 280 euros por debajo de la media de los hombres.

Un informe reciente sobre la brecha de género en las pensiones elaborado por la presidencia letona de la Unión Europa señala que los sistemas de pensiones están basados en un modelo masculinizado en el que se espera que un trabajador se dedique plenamente a su empleo durante toda su carrera. Y cuestiona que sean los sistemas de compensación los que logren romper este modelo.

“Aunque las bonificaciones por cuidados pueden compensar una parte de los periodos que se han dedicado a ello, no tienen en cuenta las penalizaciones salariales que están asociadas a las excedecias ni las que estan asociadas a la penalización por maternidad. Los modelos compensatorios tampoco tienen en cuenta los impactos negativos en las carreras de las mujeres ni en sus posibilidades de pasar de un puesto de tiempo parcial a uno a tiempo completo”, dice el informe.

Por tanto, asegura, aunque estas compensaciones pudieran tener cierto impacto, hay que abordar “las desigualdades de género en el mercado laboral y en la distribución del trabajo no remunerado”. El documento habla por ejemplo de tomar medidas fiscales y de extensión de los servicios públicos de cuidados y asegura que los recortes en gasto social perjudicarán esta brecha en las pensiones.

En la misma línea se pronuncia la secretaria de Igualdad de UGT, Almudena Fontecha, que sostiene que se trata de medidas que no se pueden tomar aisladas, “sin tener en cuenta la situación del mercado laboral, sin hablar de que muchas mujeres solo pueden optar por un contrato a tiempo parcial ni tener en cuenta los permisos por cuidados”. “Hay que preguntarse, ¿usted qué hace mientras para resolver la brecha salarial que hace que yo tenga peor pensión que los hombres”.

Fontecha cree, por tanto, que se trata de una medida natalista, pero no favorable a la igualdad y que deja, además, fuera tanto a las mujeres con un hijo, como a las ya jubiladas y a las que cobran una prestación no contributiva.

“Quitar los obstáculos que penalizan”

Actualmente, el 80% de los perceptores de pensiones no contributivas de jubilación son mujeres y han accedido a esta prestación porque no han cotizado o porque apenas lo han hecho. Son, por tanto, pensiones muy relacionadas con la dedicación plena a los cuidados, que pueden rondar los 400 ó 500 euros y que son incompatibles con otras ayudas. “Son pagas ridículas, es una injusticia que tengan esos ingresos. Es hipócrita que se diga que se quiere compensar a las mujeres que cuidan y que, sin embargo, esta medida tenga efecto a futuro y no compense a las mujeres que ya se han jubilado o a las que cobran las pensiones no contributivas”, señala la experta María Pazos, autora del libro 'Desiguales por ley'.

Tanto Pazos como Fontecha defienden que la compensación por hijo tendría sentido si se acotara en el tiempo, es decir, si hubiera una voluntad real de compensar a generaciones de mujeres ya jubiladas o que lo harán en los próximos años. Pero rechazan que este sea un mensaje deseable para las generaciones jóvenes. “Lo que hay que hacer es quitar los obstáculos que penalizan a las mujeres”, insiste Pazos, que defiende como medidas imprescindibles la equiparación de permisos de maternidad y paternidad o la existencia de un servicio público y de calidad de atención a la dependencia y la infancia.

“El problema es el razonamiento que hacen. Reconocen que el cuidado penaliza, pero como dicen que son las mujeres las que cogen los permisos y están a tiempo parcial, concluyen que las mujeres quieren cuidar más y trabajar menos y eso no es cierto. Da la sensación de que quieren que las mujeres trabajen, porque saben que hay un ejército de mujeres formadas, pero unas horas, lo suficiente para seguir ocupándose del cuidado”, subraya la secretaria de Igualdad de UGT.

Un informe del sindicato puso de manifiesto que el 95% de las personas que están fuera del mercado laboral para dedicarse a labores de cuidados son mujeres. También que la falta de servicios públicos lastra la participación de las mujeres en el empleo: en 2013, el 55,3% de las mujeres de entre 35 y 44 años que están inactivas por labores de cuidado lo están por no poder costear los servicios de cuidado infantil o de mayores.

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