Pepe Álvarez (Belmonte, Asturias, 1956) tiene estos días un ojo puesto en la huelga de los trabajadors del metal de Cádiz y otro en las mesas de negociación que abordan importantes reformas con el Gobierno. El secretario general de UGT advierte a los empresarios de que la imagen del conflicto laboral en Cádiz puede repetirse a lo largo y ancho del país si las patronales no se sientan a discutir sobre la negociación colectiva. “La prioridad son los salarios”, sostiene, que pelearán “por tierra, mar y aire”.
Con el Ejecutivo de coalición el sindicato acaba de cerrar un acuerdo más, sobre pensiones, pero pide al Gobierno que no se confíe respecto a la reforma laboral. La propuesta sobre temporalidad, por ejemplo, “está muy abierta” y no tiene el respaldo de los empresarios, pero de momento “tampoco de los sindicatos”.
Han cerrado esta semana un acuerdo con el Gobierno sobre el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) de las pensiones. ¿Por qué considera que es una medida positiva?
El conjunto del acuerdo, el primero y ahora esto, es históricamente positivo. Desde que tengo uso de razón en España siempre que se había tocado el sistema de pensiones era para recortar gasto, para recortar las pensiones, ya sea alargando los años de cómputo, retrasando la edad de jubilación… Y esta es la primera vez que, siguiendo nuestra posición, no actuamos sobre el gasto, sino sobre los ingresos.
Me parece que es un cambio que va más allá de este acuerdo, que entramos en la nueva tónica. Y la razón es muy clara: España gasta poco en pensiones en relación al Producto Interior Bruto (PIB). Gastamos casi cuatro puntos menos que Italia, tres puntos menos que Francia y 2,5 puntos menos que Alemania. Eso quiere decir que ahí tenemos posibilidades de crecimiento, que no hay que centrarse en el gasto, sino en los ingresos.
Los empresarios se descolgaron al final de la negociación y tachan el MEI de lastre para el empleo. ¿Puede perjudicar esta cotización adicional a la creación de puestos de trabajo?
Para nada. Deberían dar algún otro argumento, este es el que dan siempre. Si fuera por ellos, con la creación de empleo como máxima, habría que trabajar sin cobrar salario. Es el mismo rollo de siempre, lo hicieron con el SML, lo hacen con las pensiones y mañana lo harán con cualquier otra cuestión.
La realidad es que desde el año 82 hasta hoy se han rebajado cuatro puntos las cotizaciones a la Seguridad Social por la parte de las empresas. Cuatro puntos. Y ahora hay una subida del 0,6 y parece que se acaba el mundo. No tiene ni pies ni cabeza. Las empresas van a aguantar sin ningún tipo de problema, lo veremos.
Dado que existe un reto centrado en la jubilación de la generación del baby boom, se está encuadrando mucho el debate de pensiones en clave intergeneracional. ¿Teme que se genere desafección entre los jóvenes respecto a la reforma de pensiones que se está pactando?
El Partido Popular cada vez que hay un elemento de debate sólo tiene una máxima: dividir. En este caso hay un intento claro de dividir a los jóvenes con los mayores, que no viene ahora. También estaba ahí cuando recortaron las pensiones. Uno de los argumentos que utilizaban es que los mayores estaban muy bien porque tenían la revalorización automática y que no iba a quedar nada para los jóvenes.
Creo que todo eso se va a caer por una razón muy sencilla: porque cuando intentan hacer esa división la están haciendo entre el abuelo y el nieto. Las pensiones hoy son un instrumento de solidaridad intergeneracional brutal. ¿O quién ha mantenido durante la crisis a las familias más que los abuelos? Es una patraña que tiene los pies muy, muy cortos.
Ustedes insisten también en que se deroga la anterior reforma, que provocaba recortes a futuro.
Este acuerdo de pensiones asegura a los jóvenes que podrán cobrar una pensión porque, si algo hace, es equilibrar las cuentas. El Estado pagará casi 21.000 millones de euros de transferencia anual a la Seguridad Social para las cosas que paga que no le son propias. Eso es histórico.
Y por otra parte, instala un mecanismo que va a permitirnos ver cuándo va a haber desfases. No va a pasar como con el Partido Popular, que se comieron 60.000 millones de euros que había en el Fondo de Reserva para pagar las pensiones y otras cosas sin decir nada a nadie. Ahora hay toda una serie de mecanismos que nos van a obligar a sentarnos y a generar más ingresos para la Seguridad Social. La época de recortar pensiones ha pasado a la historia.
La patronal se ha descolgado de este elemento de la reforma de pensiones, también lo hizo con el salario mínimo... ¿Cree que se ha terminado la racha de consenso en el diálogo social que hemos tenido durante la pandemia? ¿Ahora es más difícil que los empresarios se sumen a los acuerdos?
Esa racha de acuerdos era en cierta medida “pandémica”, si se me permite la expresión. Ahora hay un verdadero debate de fondo, de reparto de riqueza y por lo tanto es normal que haya más confrontación con los empresarios.
Durante la pandemia, cuando lo que estábamos intentando era salvar empresas y puestos de trabajo, hay que reconocer que los empresarios tuvieron un comportamiento muy honesto. También digo que dieron soporte a políticas sociales que benefician a las personas que las reciben, pero también al mercado, porque eso va directamente al consumo.
Además ha señalado abiertamente al PP y a Pablo Casado por “presionar” a los empresarios para evitar acuerdos en el diálogo social.
Sin lugar a dudas, es escandaloso. Jamás en la historia de este país había visto una desesperación tan grande como la que tiene el Partido Popular de intentar condicionar a las organizaciones empresariales.
Desde que el PP intervino sobre el primer acuerdo de pensiones, criticando durísimamente a la CEOE, ha hecho que en el segundo haya habido un descuelgue de la patronal sin demasiados argumentos. Sin conocer mucho el porqué, ya que el genérico de ‘que va a impedir que se cree empleo’ no se lo cree nadie. Además, el PP ha hecho dos cosas brutales.
¿Cuáles?
Javier Maroto se permitió el otro día en el Senado hablar de “élites sindicales” y arrogarse para el PP la defensa de los trabajadores. Es surrealista, increíble. Es malo que entren en este lenguaje, que por otro lado podríamos utilizar para referirnos a ellos. Pero es que antes Pablo Casado en el Instituto de Empresa Familiar habló de los sindicatos como obstáculos, que iba a hacer una Ley de libertad de empresa para quitar “trabas sindicales”. De agentes reconocidos en la Constitución pasamos a ser meros obstáculos. Es dramático.
Eso es coaccionar, porque ¿qué nos quieren decir? ¿Que cuando ganen las elecciones irán a por nosotros?
A partir de ahora, ¿cómo se presenta el diálogo social?
No lo sé muy bien, pero creo que vamos a tener acuerdos y desacuerdos. Tampoco pasa nada. A nosotros ya nos hubiera gustado que durante el gobierno del Partido Popular hubiéramos podido debatir tanto como la patronal debate ahora. No fue así. Ahora hay un proceso de diálogo.
Vamos a ver qué pasa ahora en el tema de la reforma laboral. Hay temas que podemos acordar. De hecho, hay algunos que casi los teníamos, pero hay otros donde efectivamente va a ser más difícil.
Sobre uno de los temas más controvertidos, ¿se están tocando las teclas necesarias para poner coto de una vez a la temporalidad desmedida que sufre desde hace años el mercado laboral en España?
Es pronto para poder decirlo, este es el tema que tenemos más abierto en la negociación y es el más difícil de solventar.
Venimos de muchos acuerdos en diferentes momentos para atajar este tema y ninguno lo ha solucionado. Para un pacto, las organizaciones sindicales queremos tener la seguridad de que, en un periodo razonable de tiempo, se invierten los términos de precariedad que hay en nuestro país. Por tanto, que nadie dé por sentado que con los sindicatos hay acuerdo en esta materia. No lo tienen con la patronal, pero con los sindicatos tampoco.
Hay dos cuestiones clave para cerrar el círculo de la temporalidad fraudulenta: redoblar la Inspección de Trabajo y que, cuando se pille a un empresario, no se vaya de rositas
¿Qué consideran necesario para lograr reducir la temporalidad?
Se puede hacer con muchas cuestiones, algunas de ellas están encima de la mesa y suenan bien, pero estamos abordándolas.
Para nosotros hay dos cuestiones que tienen que cerrar el círculo: una es doblar los recursos de la Inspección de Trabajo, de personal y tecnológicos, y una segunda absolutamente necesaria es lo que llamo “la tabla de sanciones”. Tenemos que tener la seguridad de que, cuando a un empresario se le pilla, no se va a ir de rositas. Lo mínimo necesario es que el trabajador o la trabajadora (temporal irregular detectado) tenga garantizado que durante los dos años siguientes no va a poder ser despedido, que el despido que pueda darse sea considerado nulo.
Respecto a los futuros ERTE, el Gobierno les tiene que presentar otra propuesta todavía tras su negativa a la anterior.
Si los ERTE están menos cerrados, en buena parte, es consecuencia de que el Gobierno ha ido dando bandazos. Nosotros solo vamos a regular las ERTE, no vamos a regular los ERE también. Y la propuesta del Gobierno, mezcla ERTE, ERE y alguna otra cosa más. Si de verdad se quiere regular los ERTE, hagámoslo mirando un modelo que funciona mejor en Europa, el alemán. Y hagámoslo exclusivamente eso, porque si no en tan poco tiempo no hay posibilidad de llegar a un acuerdo.
Hubo bastante tensión dentro del Gobierno por el desmontaje de la reforma laboral del PP, pero finalmente se reafirmó el acuerdo de coalición y los papeles sobre la mesa de negociación lo recogen. ¿Está tranquilo en este sentido? ¿Cree que se derogarán cuestiones clave como la primacía del convenio de empresa y el límite a la ultraactividad?
A mí lo que me da tranquilidad para que eso vaya adelante son los trabajadores de Cádiz que están en huelga. Es decir, a Dios rogando y con el mazo dando. No nos van a regalar nada, ni este Gobierno ni ningún gobierno y va a depender de la capacidad que tengamos nosotros de lucha.
En todo caso, el Gobierno tiene que saber que con nosotros no va a acordar si no se derogan las reformas de negociación colectiva del Partido Popular y se vuelve a la norma anterior. Esto está muy avanzado, también con la propia CEOE, con la que hubo un consenso de que eso iba a ser así.
Usted suele insistir en que hay que ir más allá, que hay que derogar más elementos de la legislación laboral del PP. ¿Cuáles le parecen más urgente? ¿Por dónde seguiría reformando?
Lo más importante es el tema del despido. Las causas de despido y la tramitación de los despidos colectivos, los ERE. Es el paquete siguiente, que reconozco que tiene mucho calado, pero para nosotros es absolutamente necesario y creo que para la economía española también. Porque tenemos cuestiones pendientes, como Alcoa, que con otra regulación de los ERTE no sería posible que se hiciera como se está haciendo
En breve, en diciembre, abordarán la nueva subida del salario mínimo para 2022. ¿Están convencidos de que subirá en enero después de lo que ocurrió el año pasado? ¿Cuál será la propuesta sindical?
Hay un señor que preside el Consejo de Ministros que, a pesar de lo que dice la derecha, cumple. A él apelo para que no entremos en otro culebrón, porque de él fue el compromiso de que íbamos a ir a un proceso de implementación del SMI del 60% del salario medio. Este año que viene tocan los 1.000 euros, es un tema que nosotros damos por hecho.
No tengo ninguna razón para pensar que no va a ser así porque, repito, el presidente tiene palabra. Se comprometió a derogar la reforma de pensiones de 2013 y ahora forma parte de la historia. Siempre con los líos que esto comporta, nosotros hemos sudado la camiseta para conseguir lo que estamos consiguiendo, pero al final el Gobierno cumple. Y no hay ninguna razón para que no sea así, porque la situación económica va en una dirección claramente positiva y, si no va más positiva, en buena parte es porque le falta la aportación de los salarios.
Insisten en la necesidad de dar un empuje a los salarios, pero no hay un marco de acuerdo de negociación colectiva (AENC) que sirva de referencia a nivel estatal. ¿En qué punto está la negociación?
La CEOE está ausente. Le hemos pedido reunirnos e iniciar ese proceso de negociación. La patronal debería de dedicar un poco de tiempo a la negociación colectiva, porque si somos capaces de llegar a un acuerdo razonable, vamos a generar mucha menos dificultad y conflictividad por abajo.
Podría decirle a la patronal que vamos a convertir este invierno en un infierno. Para nosotros el salario es una prioridad y vamos a trabajar por tierra, mar y aire para conseguirlo
Conflictividad como la huelga de los trabajadores de Cádiz.
La huelga del metal de Cádiz está enmarcada en la posición de los sindicatos en relación con la negociación colectiva. Que nadie lo mire con el discurso de los del PP, de que la cúpula o las “élites” van por un lado y la base por otro. Yo me siento huelguista del metal de Cádiz, como todos los están en esa lucha.
Así que la CEOE, dentro de un tiempo, se sentará a negociar después de que vea que efectivamente el país va a movilizarse. Pudiera decir que vamos a convertir este invierno en un infierno, porque va a haber muchas luchas por la negociación de los convenios colectivos. Para nosotros el salario es la prioridad en la negociación con la CEOE y vamos a trabajar por tierra, mar y aire para conseguirlo.
2022 se presenta como un año de recuperación, con la llegada de una gran cantidad de fondos europeos. ¿Cómo ve la organización de las Administraciones Públicas cara a la ejecución de este dinero? ¿Estamos preparados para un buen eso de los fondos?
Creo que va a ser muy difícil que las Administraciones y las empresas tengan la capacidad para gastarse ese dinero en tan poco tiempo. El Ejecutivo ha hecho un trabajo inmenso para cambiar normas, porque tenemos un sistema muy burocratizado pensado para evitar corrupción, pero que aquí es un reto que seguimos teniendo. Creo que hay que darlo todo y veo algunas cosas que me preocupan.
¿Cuáles?
Algunas Comunidades Autónomas que compiten entre sí para tener supremacía en ciertos sectores. Luego todas las comunidades (o casi todas) presentan planes sobre lo mismo… Por ejemplo, planes sobre hidrógeno, que parece que vamos a tener para mantener a todo el mundo. Es algo a lo que hay que dedicarle tiempo.