La tasa digital enfrenta a Trump con Europa
Es un impuesto que lleva tiempo sobre la mesa. Ha habido países, como Francia, que lo han puesto en marcha, pero terminaron aparcándolo por la reacción del Gobierno de Estados Unidos, de Donald Trump. Hay otros, como España, que también lo tenían en la agenda.
La posición mayoritaria en la Unión Europea antes de la crisis del coronavirus era buscar una tasa común acordada en organismos multinacionales y que luego fuera aplicada de forma homogénea en los 27. Pero el descalabro económico de la pandemia puede acelerar su entrada en funcionamiento.
“El impuesto digital se basaría en el trabajo de la OCDE sobre impuestos a las empresas de una presencia digital significativa”, afirma la Comisión Europea, que dice apoyar “activamente los debates en la OCDE y el G20” y estar “dispuesta a actuar si no se llega a un acuerdo global”.
“Un impuesto digital aplicado a las empresas con una facturación superior a los 750 millones de euros podría generar hasta 1.300 millones de euros anuales para el presupuesto de la UE”, calcula el Ejecutivo comunitario.
Pero a Donald Trump no le gusta. Si ya no le gustaba al presidente de Estados Unidos que lo aplicara un país, para proteger así a empresas estadounidenses, menos aún le gusta la idea de que pueda llegar a convertirse en un impuesto de los 27 Estados miembros. Un impuesto, además, convertido en un nuevo fondo propio comunidario pensado en repagar la emisión de deuda para financiar el fondo de recuperación contra el coronavirus.
El Financial Times revelaba el miércoles una carta del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, a los ministros de Finanzas de España, Italia, el Reino Unido y Francia, en las que advertía de que las discusiones habían alcanzado un “punto muerto”.
“Los intentos de precipitar negociaciones tan difíciles son una distracción respecto a los asuntos más importantes”, dijo Mnuchin, quien lanzó una amenaza: “EEUU se sigue oponiendo a impuestos por servicios digitales y medidas unilaterales similares. Como hemos dicho repetidamente, si los países eligen recolectar o adoptar tales impuestos, Estados Unidos responderá con las medidas proporcionales adecuadas”.
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, respondió: “Es una provocación. Estábamos a unos centímetros de un acuerdo y se amenaza sistemáticamente con sanciones a aliados”.
El acuerdo al que se refería Le Maire se está intentando en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): más de 130 países han estado discutiendo durante meses la tasa digital para alcanzar un acuerdo antes de finales de 2020.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, advirtió de que sin una solución pactada, habrá países que tomarán medidas unilaterales y eso “desencadenaría disputas fiscales e inevitablemente aumentaría las tensiones comerciales”, informa Efe: “Una guerra comercial, en especial en este momento en que la economía mundial está atravesando una recesión histórica, dañaría todavía más la economía, el empleo y la confianza”.
El Gobierno de Trump, tras la publicación del Financial Times y las reacciones generadas, matizó que lo que había propuesto era “una pausa” en las negociaciones. Consultada por Efe, la secretaria adjunta de Asuntos Públicos del Tesoro, Monica Crowley, indicó en un correo electrónico que su país “ha sugerido una pausa en las conversaciones de la OCDE sobre un impuesto internacional, mientras los Gobiernos de todo el mundo se centran en responder a la pandemia de COVID-19 y la reapertura segura de sus economías”, sin aportar más detalles.
La Comisión Europea, por su parte, afirmó: “Lamentamos esta postura y urgimos a Estados Unidos a volver a la mesa de negociación en la OCDE. Una fiscalidad justa de la economía digital es una gran prioridad para la UE”. El propio comisario de Finanzas, Paolo Gentiloni, defendía la necesidad de la tasa digital.
“Se necesita una tasa digital adecuada a la realidad del nuevo siglo. Es necesario un acuerdo en la negociación global. Si el stop americano lo hiciese imposible, la Comisión Europea pondrá sobre la mesa una nueva propuesta”, dijo el comisario en Twitter. Es decir, la UE propondrá su propio impuesto si EEUU hace fracasar las negociaciones en la OCDE
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por su parte, afirmó: “La Unión Europea no va a aceptar ningún tipo de amenaza de otros países. El impuesto digital es una necesidad del siglo XXI, no un capricho ni una excentricidad de ningún país contra otro país”.
“Ni España, ni Francia, ni Italia, ni Reino Unido, ningún país va a aceptar ningún tipo de amenaza de otros países”, ha insistido Montero: “No se trata de una legislación para perjudicar los intereses de otros países, sino para que nuestra fiscalidad sea ordenada, justa y se adapte a las circunstancias del presente”.
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