Las manifestaciones de los agricultores se caldean a la espera de medidas de la UE
Las manifestaciones de los agricultores se calientan en Madrid y Bruselas. La segunda 'tractorada' convocada en la capital española ha acabado con la quema de muñecos de Pedro Sánchez y del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. En la capital comunitaria, la tensión entre los manifestantes y la policía se ha ido incrementando a lo largo de toda la mañana en una protesta con unos 900 tractores que han vuelto a bloquear por segunda vez en un mes el barrio europeo, esta vez coincidiendo con la reunión de ministros de Agricultura de la UE, que piden a Bruselas más acción.
El sector primario ha vuelto a Madrid en una convocatoria donde, a diferencia de la semana pasada, también han estado presentes ganaderos y pescadores. En esta ocasión, convocada por las tres organizaciones que forman parte del Consejo Agrario, el organismo de representatividad del campo con quien mantiene interlocución el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Se trata de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). El lema de la protesta, con la presencia de un centenar de tractores: “El campo exige apoyo, respeto y reconocimiento”.
Los ministros piden más a Bruselas mientras el ambiente se caldea
Las consignas han sido similares y diferentes a las de la pasada semana: desde decir 'no' a la Agenda 2030 a pedir precios justos y que Bruselas tome ya medidas con impacto inmediato. Los propios ministros de Agricultura han reconocido que las propuestas de la Comisión Europea para ayudar al campo son “insuficientes”, según ha verbalizado el belga, David Clarinval, en una rueda de prensa al acabar la reunión. Planas, por su parte, ha aplaudido algunas de las iniciativas presentadas la semana pasada, pero ha ido un paso más allá al plantear, por ejemplo, “reciprocidad” en las exigencias de los terceros países a los que se importa en la UE y que se aceleren las medidas.
Los 27 se han puesto manos a la obra para intentar apaciguar al campo, pero no se han tomado aún medidas concretas mientras las manifestaciones se han ido incendiando. “El recurso a la violencia es algo que no podemos aceptar y que es contraproducente. La imagen y el impacto tiene un efecto negativo para el sector agrario. No es la manera de negociar y no es aceptable que se actúe con violencia”, ha dicho el ministro belga consciente de que fuera algunos manifestantes quemaban neumáticos, inundaban las calles aledañas de fardos de paja, lanzaban petardos e incluso increpaban a la policía, que ha respondido con manguerazos y gases lacrimógenos. Los agricultores han llegado a bloquear el acceso al aeropuerto de Bruselas.
“Queremos precios justos para nosotros y para nuestras familias porque con lo que nos pagan, no llega”, ha asegurado un agricultor a los medios a las puertas del Ministerio. Si hay que buscar diferencias y parecidos con la protesta de la pasada semana, hoy las tres organizaciones convocantes, UPA, Asaja y COAG copaban las pancartas, con menos banderas de España y más territoriales, de Castilla y León o La Rioja, por ejemplo. También, en contra del Gobierno. “Antes los burros labraban, ahora gobiernan”, rezaba una de ellas. En la protesta, varios miles de personas, según la policía, y cerca de 20.000 asistentes, según la organización. Algunos ya estuvieron el miércoles: “Repetimos aunque estas organizaciones no nos representen”, ha asegurado un agricultor de Burgos, en referencia a los convocantes.
“Nosotros íbamos en cabeza pero nos han desplazado”, ha indicado un manifestante con una bandera de UPA, en referencia a una de las pancartas que se ha colocado en la cabecera de la manifestación, con mensajes en contra de los convocantes y del Gobierno.
Unas voces ajenas a los convocantes que aseguraban representar las voces del campo, una presencia que evidencia las tensiones sobre quién tiene la voz a la hora de representar a agricultores y ganaderos.
La marcha ha transcurrido con tranquilidad, salvo por esos manifestantes y cierta tensión al paso frente al Ministerio de Sanidad —donde se ha protestado por un cartel de la Agenda 2030— y el Ministerio del Interior, donde se han sucedido los cánticos en contra del ministro Grande Marlaska. En un momento del final de la protesta algunos manifestantes —que no eran de las organizaciones convocantes UPA, Asaja y COAG— han quemado dos muñecos, uno con la cara de Planas y otro de Sánchez. “Vamos a pitar fuerte, para que nos escuche Europa”, gritaban los convocantes como colofón.
Pedro Barato, presidente de Asaja, ha pedido que se deje en paz a los agricultores porque ellos saben lo que hay que plantar en cada momento “mucho mejor que en un despacho en Bruselas” y que habría que hacer un replanteamiento completo de la PAC. También, que Planas solo se comprometa a lo que puede cumplir, en referencia a las cláusulas espejo, para los productos que llegan de fuera de la UE, que cumplan los mismos criterios que los cultivados aquí.
La mirada, en Bruselas
Los agricultores y ganaderos que protestan miraban, sobre todo, a Bruselas. La pasada semana, el Ejecutivo comunitario propuso actuar para rebajar las condiciones ambientales que marca la Política Agrícola Común (PAC), además de derogar las exigencias de barbecho obligatorio o la retirada de la legislación para reducir el uso de pesticidas químicos.
Ahora el foco está en la reducción de la burocracia que se exige a los agricultores y ganaderos, uno de los campos donde puede actuar tanto Bruselas, como el Estado y las autónomas, según ha indicado en varias ocasiones el responsable de Agricultura, Luis Planas. También, la negociación para poner en marcha cláusulas espejo, que requieran a las importaciones agrícolas las mismas exigencias que se imponen a las españolas, por ejemplo, en el uso de químicos.
El próximo paso tras esta manifestación es una nueva reunión entre las tres organizaciones agrarias que han convocado la protesta de este lunes y el Ministerio. Sobre la mesa, no sólo lo decidido en Bruselas, también otras medidas que sí dependen directamente de España, como el refuerzo a la Ley de la Cadena, con más inspecciones; o incentivos de carácter económico y fiscal.
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