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Trump se convierte en el nuevo acicate de la UE para salir de una “lenta agonía” competitiva

Emmanuel Macron y Olaf Scholz junto a Ursula von der Leyen.

Irene Castro

Enviada especial a Budapest —

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El diagnóstico está hecho: la Unión Europea se encuentra en una “lenta agonía” económica. También están escritas las recetas para salir de ese letargo y los líderes de los 27 tienen sobre la mesa la carta del menú. Pero no se ponen de acuerdo en qué pedir. Más bien por las diferencias en quién paga la cuenta después. Y la factura asciende a 800.000 millones de euros de inversión, pública y privada, al año según los cálculos del exprimer ministro Mario Draghi, a quien la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, encargó un informe sobre la competitividad del club. 

Draghi instó a la UE a ponerse las pilas de manera inmediata y este viernes reiteró el mensaje durante la cumbre informal de los líderes celebrada en Budapest: “Las indicaciones del informe eran ya urgentes dada la situación económica que tenemos hoy y son aún más urgentes tras las elecciones en Estados Unidos”. Y es que Donald Trump se convirtió en el plato fuerte de la cita auspiciada por el ultraderechista húngaro Viktor Orbán, que ejerció de anfitrión porque ostenta la presidencia rotatoria del Consejo este semestre. 

“Todo está sobre la mesa y en los próximos meses, cuando los líderes tengan que decidir sobre el próximo presupuesto plurianual, tendrán que tomarse decisiones importantes”, afirmó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que está ya de salida. 

“Medio año. No tenemos más tiempo”, advirtió el ultraderechista húngaro Viktor Orbán, que era el anfitrión porque le corresponde la presidencia rotatoria del Consejo de la UE este semestre. Aunque no ocultó sus “diferencias” con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, contra la que carga habitualmente, y con otros líderes, trató de dejarlas en un segundo lado en Budapest: “Mantendremos nuestras luchas cuando volvamos a Bruselas”. “En la cuestión de la competitividad hubo una conformidad total”, aseguró Orbán, convencido de que la competitividad no es una cuestión “ideológica”.

Ninguna concreción

Sin embargo, la declaración de Budapest sobre el Nuevo Pacto para la competitividad europea recoge, una vez más, todas las herramientas posibles. “Las dificultades que afrontamos en materia de competitividad requerirán inversiones sustantivas que movilicen financiación tanto pública como privada. Nos comprometemos a explorar y aprovechar todos los instrumentos y herramientas para alcanzar nuestros objetivos: el marco financiero plurianual como medio esencial para cumplir nuestras prioridades estratégicas; la unión de los mercados de capitales para movilizar financiación privada; y la mayor participación del Banco Europeo de Inversiones. Estudiaremos el desarrollo de nuevos instrumentos. Seguiremos trabajando para introducir nuevos recursos propios”.

Pero no hay ninguna concreción. Porque no hay acuerdo en cómo financiar las necesidades. “La cuestión de los recursos es sin duda la cuestión que hay que abordar porque sabemos que las inversiones necesarias para hacer todo lo que nos gustaría hacer son muchas”, afirmó la primera ministra italiana, Giorgia Meloni: “Ese es el verdadero debate”. 

Culminar la Unión del Mercado de Capitales para lograr, entre otras cosas, una mayor fortaleza financiera que impida la fuga de cientos de miles de millones de euros de ahorro a otros países, entre ellos Estados Unidos, es uno de los temas que siempre se menciona cuando se habla de reforzar a la UE. Sin embargo, el asunto es muy divisivo. Países como -Luxemburgo, Austria, Bulgaria, Chipre, la República Checa, Irlanda, Croacia, los bálticos, Malta, Rumanía y Eslovenia- dejan periódicamente claro su oposición por los recelos a una supervisión más centralizada y consideran que se incrementarían los costes para los mercados financieros nacionales y se darían ventajas competitivas a los países más grandes, como Francia o Alemania. 

En el camino de la unión bancaria hay países como Alemania y Holanda que tienen dudas por la desconfianza que le generan los bancos de algunos socios europeos, en concreto los del sur, donde los índices de deuda son elevados o las implicaciones de tener un bono común, entre otras cosas.

‘Nein’ a los eurobonos

Y el gran debate –y el fantasma– es el de los eurobonos. A pesar de que los informes elaborados por Draghi y el también ex primer ministro italiano Enrico Letta, se encomiendan a la inversión pública y apuntan a la necesidad de emitir deuda conjunta como una de las fórmulas para sacar a Europa del letargo, hay un ‘nein’ de algunas capitales. 

“Creo que antes que nada hay que hablar de proyectos, no de nuevas deudas. Cuando empezamos la mutualización de la deuda debido al Covid, vimos que teníamos que soportar juntos una carga de intereses enormemente alta. Los éxitos tardan en llegar, es decir, desde mi punto de vista, debe haber un cambio de perspectiva”, el canciller austríaco, Karl Nehammer. 

Pedro Sánchez es un defensor de ese planteamiento, pero la negativa de Alemania se da por hecho. Y ahí entran, además, las propias complejidades internas de los estados miembros. “No hace falta un calendario o una estrategia, lo que hace falta es convencer a la gente. ¿Y a qué alemán convenzo?”, se pregunta una fuente diplomática sobre la delicada situación de Olaf Scholz al frente del Gobierno y la posibilidad de un adelanto electoral en el que se imponga la CDU de Friedrich Merz.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aprovechó para reivindicar la labor que ha hecho en su primer mandato, en asuntos como el impulso a las start-ups o la simplificación de los procesos. “Hemos empezado, pero tenemos que ir más lejos”, ha admitido en la rueda de prensa tras el encuentro en la que reconoció que se debe cerrar la “brecha de innovación” con otras potencias y “reforzar la seguridad estratégica”. La alemana reiteró su compromiso de presentar en los 100 primeros días de su nuevo mandato el Pacto Industrial Verde, en el que pretende incorporar herramientas de la caja que ha diseñado Draghi así como en los diálogos estratégicos con diversos sectores, como el agrícola, que han mantenido en los últimos tiempos.

Y, entre llamamientos a la necesidad de actuar cuanto antes, el tiempo va pasando sin que se toma una decisión concreta mientras el mundo sigue moviéndose y la amenaza de un recrudecimiento de la política proteccionista en EEUU y, por tanto, de la guerra comercial se incrementa.

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