Viajar ya no está al alcance de todos los bolsillos: los hoteles disparan sus precios a más de 146 euros por noche
Un año récord en turistas que visitan España, en empleo en el sector y en precios. Los hoteles españoles alojaron a más de 48 millones de personas en agosto, a los que hay que sumar los que fueron a otro tipo de establecimientos, desde campings a apartamentos. Una situación que ha llevado a ver el lado bueno de esta actividad, porque ya hay casi tres millones de personas trabajando en el sector, pero también aspectos significativamente negativos, como las condiciones laborales de esos empleos, la presión que están ejerciendo los pisos turísticos sobre la vivienda y el hartazgo de la ciudadanía que reclama un turismo más responsable con el entorno y los vecinos.
Hay otro efecto, el de los precios de los hoteles que no han dejado de escalar en los últimos cinco años. Desde agosto de 2019, las tarifas que cobran los hoteles por cada habitación que comercializan –que el sector denomina ADR– se han disparado un 34,4% en el conjunto de España. Eso hace que, al cierre de agosto de 2024, ese precio medio por estancia roce los 147 euros, según los últimos datos de Coyuntura Turística Hotelera publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Hay territorios donde la subida ha sido mucho más alta, como Illes Balears o la Comunidad de Madrid, que presentan incrementos de más del 45% y del 41%, respectivamente. Por detrás, Asturias, Navarra, Canarias, Comunitat Valenciana o Catalunya, donde las tarifas medias se han disparado más de un 30%, como se resume en el siguiente gráfico. En él también se ve cómo el precio medio más alto se ha alcanzado este agosto en Illes Balears, casi 194 euros de media, que recoge todo tipo de hoteles independientemente de su categoría.
Esta evolución deriva en que esos precios no estén al alcance de todos los bolsillos. Basta recordar que el salario más frecuente en España es de 14.586 euros brutos. Es el equivalente a 1.042 euros al mes en 14 pagas, según la Encuesta de Estructura Salarial que también publica el INE. Es decir, ese salario daría para pagar cinco noches de hotel en Illes Balears sin gastar nada más, en ninguna otra cosa, durante todo un mes.
Las tarifas medias por habitación ocupada han ido creciendo mucho más rápido tras la pandemia que el número de viajeros o el número de pernoctaciones en los hoteles españoles. Como contamos en este tema, hay muchos más viajeros que visitan o recorren los destinos españoles que en 2019, pero están menos noches. De media, contratan menos de cuatro días en los hoteles.
También hay viajeros que han decidido viajar fuera de España, simplemente, porque es más barato. “El precio incide mucho”, señala en declaraciones a elDiario.es el vicepresidente ejecutivo de la Confederación Española de Agencias de Viaje (CECA), José Manuel Lastra. “Este año y el pasado hay muchas personas que llegan a la agencia de viajes, ven los destinos en España y fuera y optan por un destino internacional porque es más económico. El precio está subiendo con una cierta desmesura, por la inflación y por la alta demanda”, explica. Además, si se tiene en cuenta la evolución de los precios justo con el estallido de la pandemia (entre febrero y marzo de 2020), en el siguiente gráfico se ve cómo las tarifas de los hoteles han escalado en el tiempo aún más que el número de turistas, las noches que se pasan en los hoteles y la estancia media.
Las zonas turísticas que más se han encarecido
Los datos hasta agosto de 2024 también permiten entrar al detalle de cómo han subido los hoteles en los principales destinos turísticos. Con una salvedad, porque los datos que publica el INE sobre la Costa del Sol, Tenerife o la Costa de Bizkaia, entre otras zonas, solo se remontan hasta 2021 y no permiten comparar con lo que ocurría antes de la pandemia, cuando el turismo también estaba en cifras récord y ya se hablaba de saturación en algunos destinos.
Pese a no poder comparar con la etapa previa al COVID, sí son cifras relevantes, porque en 2021 se comenzó a recuperar, poco a poco, el sector, hasta que se eliminaron las restricciones a la movilidad que exigió el coronavirus. Según el INE, hay tres zonas turísticas donde cada noche de hotel, de media, el coste superó en agosto los 200 euros: Ibiza-Formentera, Menorca y la Costa de Gipuzkoa. Como se ve a continuación.
Unos precios que, pese a estar disparados, tienen margen para seguir subiendo. Así lo creen compañías hoteleras como Meliá. Su presidente y consejero delegado, Gabriel Escarrer, aseguró hace unos días que los principales destinos españoles aún están “muy lejos” de las tarifas que se cobran en lugares “tan icónicos” como Santorini o Mykonos, en Grecia; o la Costa Amalfitana, en Italia, según señaló durante la inauguración de un establecimiento en el centro de Madrid.
Las subidas, en función de las estrellas
Los datos también indican que las subidas de precios afectan a todo tipo de hoteles, de todas las categorías. Sin embargo, las alzas son más acusadas en los dos extremos, los de una estrella de plata y los de cinco estrellas de oro.
En concreto, según indican los datos del INE, lo que cobraron de media en agosto los hoteles de cinco estrellas superó los 311 euros, mientras que los de 1 estrella rozaron los 65 euros. Y los de categoría media alta, de tres y cuatro estrellas, se situaron por noche en 156 y 127 euros, respectivamente.
Este despegue de los hoteles deja entrever una tendencia. “Se está impregnando el discurso de que lo que necesitamos es un turismo de más calidad y distribuido a lo largo del año. En él, se liga la idea de calidad a poder adquisitivo”, explica Asunción Blanco-Romero, profesora de Geografía y miembro del Grupo de investigación de Turismo y dinámicas socioterritoriales (Tudistar).
“Se está aumentando el precio de los hoteles como un proceso de selección, porque se asume que, como pueden pagar más, son más sostenibles y más respetuosos; con lo que se criminaliza al resto como si no lo fueran”, argumenta la geógrafa. “El turismo de calidad no es exclusivamente el de mayor renta, que puede ser poco concienciado. Por ejemplo, el turismo de golf es depredador de recursos, de territorio y de agua”, enumera. “Las consecuencias es que si no te puedes alojar en un hotel irás a otro alojamiento que sea más barato, sea legal o ilegal, y ahí nos encontramos con el problema de los apartamentos y de las viviendas turísticas”. Así, resume, “el residente sufre las consecuencias y, con esa subida de precios, va a aumentar la imposibilidad de hacer turismo interno que es el más social”.
Como soluciones, Blanco-Romero propone cambiar el discurso y no hablar del turismo como una única realidad uniforme en todo el territorio. “No se puede hablar de un solo modelo. Hay que reflexionar, pensar qué necesita cada lugar, como si fuera microcirugía”. No solo buscar soluciones al despegue de los apartamentos vacacionales, también cambiar “la legislación laboral para que los profesionales del sector estén más satisfechos y plantear alternativas ligadas al turismo social”, como sucede con los viajes del Imserso, para facilitar que se pueda vacacionar en España independientemente del nivel de renta que se tenga.
11