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Ence, modelo de contribución a la economía circular

Biofábrica de Ence en Pontevedra.

Concha González

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Vivimos en un mundo cada vez más consciente de la necesidad de minimizar el consumo de materias primas y la generación de residuos; de priorizar las fuentes de energía renovable; de dar a la eficiencia el crucial papel que, sin duda, ya desempeña y está llamada a jugar para hacer compatibles crecimiento, empleo y respeto por el medioambiente.

Caminamos hacia este nuevo patrón económico e industrial, a pesar de las resistencias de ciertos sectores, anclados en un pasado que, tal y como se promulga desde la Unión Europea, es imperativo que dejemos definitivamente atrás.

Un buen ejemplo de este nuevo modelo de industria sostenible lo representa Ence. En sus dos áreas de negocio, la fabricación de celulosa y la generación de energía renovable, su actividad supone un caso paradigmático de contribución a la economía circular. 

La madera certificada, materia prima natural y sostenible, es el punto de partida de un proceso productivo en el que se fabrica la pasta de papel, con la que se elaboran productos reciclables, capaces de sustituir al plástico y a otros materiales que no se puede reciclar.

En sus biofábricas de celulosa –situadas en Pontevedra y en Navia (Asturias)-, Ence genera, además, energía renovable utilizando para ello biomasa, de tal modo que prácticamente se autoabastece energéticamente, al tiempo que contribuye a reducir la intensidad energética y la huella de carbono.

De este modo, la actividad de Ence coadyuva a la mitigación del cambio climático gracias a la fijación de carbono en sus superficies forestales, a la utilización de biomasa como fuente de energía en sus biofábricas de celulosa y a la generación de energía renovable.

Exhautivo control medioambiental

La sostenibilidad es, de hecho, un eje estratégico para la compañía, como lo demuestran los exhaustivos controles de las emisiones aéreas y del efluente que Ence lleva a cabo en sus plantas de celulosa, para ir más allá del estricto cumplimiento de la normativa medioambiental vigente.

En línea con este compromiso, ambas biofábricas –la de Pontevedra y la de Navia- han sido reconocidas internacionalmente con la etiqueta ecológica Nordic Swan, sello ecológico oficial de los gobiernos escandinavos.

Resulta especialmente ilustrativo el caso de la biofábrica de Lorurizán (Pontevedra), donde la calidad del efluente está avalada por la existencia de 24 playas con el distintivo de bandera azul de la UE en la Ría de Pontevedra; siete de ellas, en la zona próxima a este centro de operaciones. La existencia de importantes bancos de marisqueo en las localidades próximas a la planta de Ence demuestra, de nuevo, la calidad de estas aguas.

La biofábrica gallega ostenta, además, otros importantes reconocimientos por su calidad medioambiental, como la Distinción Oro de la Comisión Europea. Además, recientemente ha recibido el certificado medioambiental “Residuo Cero”, que otorga AENOR a aquellas organizaciones que llevan a cabo una gestión más eficiente de sus residuos y que son capaces de valorizarlos.

Contribución al desarrollo rural

Merece la pena destacar la contribución que supone la actividad de Ence para la economía rural de las zonas en las que opera, así como su efecto vertebrador en estos territorios. La biofábrica de Pontevedra moviliza, de manera directa e inducida, en torno a 5.100 puestos de trabajo, a los que se suman los cerca de 3.500 empleos generados por la planta de Navia.

La compra de madera y sus actividades de gestión de masas forestales contribuyen a la distribución de rentas y a la fijación de la población en el ámbito rural, a través de la contratación de personal próximo a las áreas de trabajo, así como de las importantes inversiones que se llevan a cabo en el ámbito forestal. Se consigue, igualmente, mediante la compra a proveedores que operan en el ámbito rural y promoviendo la asociación de pequeños propietarios forestales para aumentar el valor añadido de sus plantaciones.

Se estima que una masa forestal gestionada de manera adecuada tiene hasta un 70% menos de probabilidades de sufrir un incendio. De este modo, la gestión forestal sostenible de Ence, no solo contribuye a la captura de CO2 y al cuidado y limpieza de los montes, sino que además favorece la reducción del riesgo de incendios incontrolados.

El desarrollo de la economía circular supone, en definitiva, una oportunidad para el desarrollo de un modelo económico sostenible y con empresas más innovadoras, competitivas y comprometidas. Ence, por su parte, contribuye a avanzar hacia esta nueva concepción de economía, de industria y de sociedad a través de su propia actividad.

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