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Pan solidario desde el instituto

La profesora Ana Sánchez con los alumnos que participaron en el proyecto.

María Muñoz

En Algeciras, desde hace algo más de un año, en más de 120 bares y cafeterías las personas más necesitadas pueden conseguir pan y desayunos aunque no puedan pagarlo. No es que sea gratis, es que otro cliente lo ha pagado pensando en los que no se lo pueden permitir. Es la iniciativa Te lo Pido.

Lo que pocos saben es que detrás de esta idea está el trabajo de un grupo de chavales del instituto Torre Almirante. En concreto, son los chicos de PCPI (Programa de Cualificación Profesional Inicial), destinado a jóvenes mayores de 16 años que no han obtenido el graduado en ESO-. Lo que había comenzado como un proyecto escolar para fomentar la cultura emprendedora acabó involucrando a toda la ciudad, a tres concejalías y es hoy finalista al premio de la mejor Acción Magistral que concede el Ministerio de Educación. “Buscaba la manera de educar a los chicos de PCPI en valores sociales de fomentar la empatía con el entorno, la interacción con el otro, y valores como la solidaridad”, recuerda la coordinadora del proyecto, Ana Sánchez, entonces Jefa de Evaluación, Formación e Innovación del centro.

Así, constituyeron una empresa solidaria con un proyecto y negociaron con bares y panaderías. Los chavales se repartieron las tareas como en cualquier empresa: había comerciales para captar establecimientos, que ensayaban y corregían sus mensajes en vídeo antes de salir a la calle. Otros recorrían los comedores sociales y entregaban la relación de establecimientos donde se hacía la oferta. Otros atendían a la prensa y había también quién tenía que intervenir en caso de crisis o conflicto. “Era igual que una empresa pero en valores”, explica la profesora. Había nacido Te Lo pido.

Implicación de los comercios

“Para lograr eso había que interactuar con todos los bares y panaderías de la ciudad e identificar con pegatinas aquellos que se sumaran a la iniciativa. Pero también había que conseguir que alguien pagara esas pegatinas, y que las personas necesitadas supieran cómo localizar esos locales. Y fueron los chicos, alumnos a los que muchas veces les cuesta creer en sí mismos, quienes lo lograron todo. Aún hoy me llaman de bares un viernes a las ocho de la tarde porque tienen pagados 22 desayunos y quieren saber si los dejan para el lunes”, explica Ana.

Toda Algeciras se movilizó con el proyecto. Incluso el Ayuntamiento pagó las pegatinas. Se unieron 87 bares y 43 panaderías a la iniciativa de estos 40 alumnos. “Con la excusa de Te lo Pido trabajamos todo el currículo pero aplicándolo. Implicamos a todos en el centro, y hemos generado un hábito que ya funciona solo en los locales donde está implantado”, concluye la profesora.

Este proyecto tiene además de la dimensión social directa, una indirecta en la evolución y formación de los chavales promotores. “El avance en algunos chicos ha sido increíble. De apenas decir una frase de siete palabras con tres palabrotas incluidas, a poder desarrollar un discurso comercial. Lograron una empatía tremenda, adquirieron valores sociales de los que carecían ya que veían que había más gente en situaciones difíciles como la que muchos de ellos están atravesando, y que no pasa nada por pedir ayuda. Y la autoestima y seguridad que alcanzaban al verse capaces de hacer esto, ese empoderamiento para la vida de unos alumnos que lo necesitaban muchísimo, eso no tiene precio”, señala su profesora.

Además, esta docente destaca que aprendían sin saberlo. “El que hubiera un objetivo final les hacía comprender la necesidad de aprender lo que no habían entendido hasta entonces. Ellos eran el motor de su propia educación. Llegábamos a clase y en lugar de decirles os voy a explicar el excel, les decía, chicos hay que organizar estos datos en una tabla en la que la cuenta salga directamente, y ellos buscaban las herramientas y lo hacían. El reto hacía la enseñanza más eficaz y útil para el resto de su vida. Y los que tenían un conflicto con la autoridad comprendieron la importancia del reparto de funciones, la jerarquía y el respeto a la tarea del otro”, concluye la profesora.

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