La cena de Nochebuena y la comilona del día de Navidad es la culminación de un proceso que comienza con las cenas de empresa y los aperitivos pre-fiestas, y que nos deja saturados no solo de calorías sino también de grasas y azúcares, así como de alcohol. Son el hígado, la vesícula biliar y el páncreas quienes pagan el pato, el pavo, el marisco, la escudella, los canelones o lo que sea que comamos en nuestra variada tradición nacional gastronómica navideña.
Y si encima somos baleares o catalanes, lo alargamos hasta el 26, día de San Esteban. El resultado es una epopeya de grasas y calorías que nos mantendrá el resto de la semana cansados, mal dormidos y con una sensación de pesadez y empacho de la que solo saldremos, todos los españoles, el 31 de diciembre, siempre bien dispuestos a celebrar el paso de año, otra vez atracándonos de alcohol y grasas.
Sea como fuere, aquí se proponen diez sugerencias para desintoxicarnos tras el día de Navidad y llegar en plena forma a las campanadas de fin de año. La cosa no va de dietas detox ni otras aberraciones dietéticas, sino de tener un mínimo de sentido común y retornar a los hábitos dietéticos del resto del año.
1. Se acabó el alcohol hasta el 31
Lo primero que debes hacer es esconder el alcohol y borrarlo de tu vida diaria hasta fin de año. Ni carajillos, ni pacharanes ni licor de orujo gallego después de comer. Tampoco cañitas al salir del trabajo ni mucho menos cubatas o whisky-colas. Y durante la comida mucha agua, para saciar. Si tenemos antojo de tener entre manos una copa, podemos llenarla con una infusión, que además nos relajará.
2. Cero azúcar en tu dieta
No han sido solo los turrones y los mazapanes lo que ha forzado al páncreas a trabajar a tope, generando insulina con la que poder capturar la glucosa que ha entrado a raudales en nuestro cuerpo. También las bebidas azucaradas han jugado un papel muy importante, así como la masa de la pasta con la que se hacen los canelones, los galets -en Catalunya-, o los hojaldres en otras regiones del país. También la harina del pan.
Por no hablar de las copitas de moscatel, málaga virgen, oporto, pedro ximénez y otros vinos que seguramente hemos tomado. El caso es que por un lado u otro, habremos abusado del azúcar y es hora de cortar drásticamente esta relación y pasarnos a la sacarina en el café. Es bueno dejar de comer turrones y mazapanes, aunque hayan sobrado, así como cualquier otro dulce que deambule por la cocina. Ya los retomaremos el 31.
3. Caldos sí, pero sin grasas
Una buena idea si hemos comido mucho y queremos vaciar un poco el tracto digestivo es vivir de calditos durante un día -no más-, ya que tienen efecto saciante, aportan nutrientes, son diuréticos y facilitan que nos vayamos vaciando. Pero debemos procurar que sean bajos en grasas, sobre todo animales.
Para ello, tras hacer el caldo, lo dejaremos enfriar junto a una ventana en la olla sin tapa -también podemos hacerlo en la nevera, aunque debemos esperar a que no esté caliente- para que la grasa suba y se quede sólida en lo alto. Así, con una cuchara la podremos eliminar fácilmente. También tenemos que tener en cuenta que este es un remedio a lo sumo para un día. Luego hay que volver a comer normal. Nada de dietas milagro.
4. Desayuna fruta entera
Es posible que estés tan empachada o empachado que prefieras cenar más bien poco por las noches. Ahora bien, este comportamiento tiene su reverso en que al día siguiente te levantarás con hambre. No la sacies con pan con mermelada, panetone o cualquier otra delicatessen ultracalórica. Opta por piezas de fruta, que te hidratarán y te saciarán, Por ejemplo, puedes tomar dos manzanas y si necesitas energía, puedes optar por un plátano. Por cierto, olvídate de los zumos, traen demasiado azúcar.
5. Muchas ensaladas, pero con proteína
Si has decidido que lo tuyo son las ensaladas durante esta semana, bien por ti, ya que rebajarás sensiblemente el colesterol, pero no olvides introducir en esta dieta la proteína, ya sea vegetal o animal en forma de atún, queso fresco, pollo, etc.
6. Come legumbres
Si quieres proteína vegetal de calidad, la podrás obtener de las legumbres, que además tienen efecto saciante y aportan la cantidad necesaria de hidratos de carbono. No las comas ni en guisos ni estofados -nada de fabes con almejes- que puedan contener grasas animales. La mejor manera es cocidas y después aderezadas con aceite y sal. No abuses en la cantidad, ya que algunas como los garbanzos o las alubias suelen ser indigestas.
7. El pan del desayuno, integral y con aceite y sal
Si tienes la costumbre de tomar pan durante el desayuno, procura que sea integral, pues su aporte en fibra vegetal reducirá la entrada de azúcares y además alimentará a tu flora intestinal, que los médicos consideran un órgano más del cuerpo. Por otro lado, su mayor efecto saciante reducirá el hambre que te provocará la dilatación del estómago a causa de las comilonas navideñas. No lo acompañes de mantequilla sino de aceite de oliva, que te ayudará a bajar el colesterol de los dulces.
8. La carne, de ave
Si necesitas comer carne, asegúrate de que sea lo más magra posible; esto es de pavo o pechuga de pollo, porque tienen un índice de grasa muy bajo, con lo que dejaremos descansar el hígado.
9 . El pescado, blanco y a la plancha
A pesar de lo buenos que son ácidos grasos omega 3, el pescado azul es demasiado pesado e indigesto tras la Navidad. Nos sentará mucho mejor pescado blanco a la plancha.
10. Sal a pasear
El tiempo de paseo dependerá de cada persona, del frío que haga, la edad, etc. Pero es bueno no quedarse en casa todo el día en estas fechas y salir a andar: primero porque quemamos calorías y hacemos ejercicio moderado. En segundo lugar porque el propio frío acelera el uso de las reservas grasas para generar calor.
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