Vuelta al cole, ¿cómo se protegerá a profesores y alumnos?
En las últimas semanas algunos centros escolares de ciertas zonas en la fase 2 de la desescalada han reabierto las puertas tras más de dos meses y medio cerradas y a casi un mes de dar por finalizado el curso. Esto no significa que se haya vuelto a la normalidad.
Al contrario, esta medida lo es todo menos normal y está marcada más por la prevención y la necesidad de conciliación familiar que como función pedagógica y social, las que le caracterizan. Y es que los centros han tenido que abrir bajo condiciones muy específicas, más como refuerzo de algunas familias y como conciliación familiar que otra cosa.
Al menos así lo reflejan algunas de las condiciones planteadas: una asistencia voluntaria; reapertura parcial (para determinados cursos o los que terminan ciclo como los de sexto de primaria; la comunidad infantil, es decir, los tres, cuatro y cinco años; o en institutos los de segundo de Bachillerato); con “cita previa”; con grupos muy reducidos; con circuitos de entrada y salida del centro diferenciados para evitar aglomeraciones; etc. Sin duda es una vuelta atípica repleta de incógnitas y retos por resolver. ¿Cómo se afronta esto de cara a septiembre? ¿Estarán resueltas algunas de estas dudas?
Una nueva manera de ir a la escuela
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vuelta a la escuela debe ser “lenta y constante”, al menos hasta que no se sepa con exactitud qué papel juegan los niños en la propagación del virus. En su guía sobre Consideraciones para las medidas de salud pública relacionadas con la escuela en el contexto de COVID-19, recomienda sobre todo que se sigan las medidas de seguridad imprescindibles:
- Establecer una rutina de higiene de manos. Educar en la prevención de la COVID-19 y, por tanto, en la importancia del lavado de manos frecuente: en la entrada y salida de la escuela, después de ir al baño, al cambiar de actividad, antes y después de las comidas, etc. No está recomendado el uso de guantes.
- Mantener una distancia de seguridad de un metro entre las mesas de la clase y del comedor.
- Instaurar turnos lectivos (para secundaria): mañana, tarde y noche, ampliando el número de profesores en el caso de que sea necesario.
- Escalonar el recreo y las entradas y salidas para evitar que coincidan todos los niños juntos en el patio y las aglomeraciones a la entrada y salida del edificio. Fijar una persona por niño para recoger o llevar a la escuela.
- Evitar tanto como sea posible la movilidad de los alumnos dentro del edificio y que sean los profesores los que se desplacen de una clase a otra.
- Ventilar las aulas tanto como sea posible, abriendo ventanas y puertas varias veces al día.
- Limpiar y desinfectar cada día las aulas.
- En el caso de que haya servicio de comedor, estudiar la posibilidad de hacerlo en clase, en las mesas, si en el comedor el espacio no garantiza la separación mínima.
- En la medida de lo posible, los niños mayores de cinco años y todos los adultos deberán llevar mascarilla mientras estén en las aulas.
- Mantener el distanciamiento de dos metros en la práctica de deporte en el colegio porque la actividad física puede aumentar la excreción de virus y, siempre que se pueda, hacerlo al aire libre. En el caso de no poder mantener esta distancia se aconseja el uso de mascarilla.
Para la Asociación Española de Pediatría (AEP), la vuelta al “cole” debe hacerse en septiembre, siempre que la situación epidemiológica lo permita, de forma paulatina y basándose en los grupos de edad.
Educación infantil (de 0 a 6 años): incluye guarderías y escuelas infantiles. Son, según la AEP, el grupo de más riesgo por la dificultad de que se puedan cumplir las normas de distanciamiento social. Concretamente, el grupo de 0 a 3 años es el de mayor riesgo de cara a un posible contagio. Los pediatras aconsejan que estos sean los últimos en incorporarse a las escuelas infantiles, si es posible hasta que se controle la epidemia.
- Educación primaria (de 6 a 12 años): para este grupo aconsejan una ratio de no más de 15 alumnos por clase, organizando turnos de mañana y tarde y combinando periodos de actividad académica presencial con la no presencial.
- Educación secundaria (de 12 a 16 años): a diferencia de infantil, este grupo está considerado de menor riesgo de contagio porque se entiende que comprenden mejor la necesidad de mantener el distanciamiento y la higiene. En cuanto a la distribución de alumnos, horarios y clases virtuales con presenciales, la propuesta es similar a la anterior.
Tres posibles escenarios
La Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras (CCOO) recomienda el inicio del curso escolar en septiembre, con medidas similares a las propuestas, como reducir a 15 el número de alumnos por clase para mantener la distancia de dos metros e intensificar las medidas higiénicas (lavado de manos, mascarillas, mamparas, geles hidroalcohólicos, toallas de papel desechable, uso de productos virucidas autorizados para la desinfección, etc.). Se centran en tres posibles escenarios:
- Escenario 1: nueva normalidad, similar a la etapa pre-COVID, con clases presenciales, sin alterar los días lectivos y con reducción de las ratios.
- Escenario 2: nueva normalidad educativa (la más probable). A las medidas propuestas se suman otras para reducir la ratio a un 25% o 50% de la actual.
- Escenario 3: nuevo confinamiento. Hay que evaluar los riesgos para la salud del teletrabajo en sus aspectos físicos, psicosociales y de seguridad cibernética.
El inicio de las clases deberá valorarse en función de lo que digan los datos epidemiológicos y la disponibilidad de camas de UCI y hospitalarias suficientes. Para la AEP, conocer cómo evoluciona la enfermedad en todo momento servirá para ir tomando decisiones a medida que pasen las semanas e ir adaptándolas y modificando si es necesario.
Por tanto, más allá de certezas y respuestas, lo que está claro es que el próximo curso continuará siendo, como el final de este, del todo excepcional e inédito. Alumnos y profesores tendrán que aprender una nueva manera de relacionarse y de aprender-enseñar.
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