José Manuel Soria no renuncia. Más bien le fuerzan a renunciar. Es la cabeza que cae para salvar a quienes más han mentido en esta ocasión: Luis de Guindos y Mariano Rajoy. Fue el ministro de Economía quien defendió que nombrar a cualquier otro “habría sido ilegal”. Fue el propio presidente del Gobierno quien aseguró que había ganado “su plaza en un concurso público”. Ninguno de los dos decía la verdad y es la evidencia de estas mentiras lo que ha provocado que el exministro de los Papeles de Panamá pierda este chollo en el Banco Mundial.
El puesto al que iba a Soria se repartió por el muy español método del dedazo, no por un concurso público. Así queda claro en el propio documento de la convocatoria, donde ni hay unos requisitos claros ni se adjudica puntuación alguna a los criterios de selección; ni siquiera era imprescindible ser funcionario y en esto Rajoy también mintió. Los requisitos eran tan laxos que todo dependía de lo que dijese el tribunal, un grupo muy independiente que estaba formado por varios altos cargos nombrados por el PP. Y la convocatoria no solo no fue pública, sino que el propio ministro Luis de Guindos maniobró para que se la pudiese llevar José Manuel Soria, su compañero y amigo desde la universidad.
Gracias al periodista Rafael Méndez de El Confidencial, hoy sabemos que el puestazo que se llevó Soria se convocó por primera vez en enero. Pero cuando Soria dimitió –oh, casualidad–, Luis de Guindos paralizó aquella convocatoria y volvió a abrirla en junio. De este modo su amigo Soria se pudo presentar. La típica golfería de un ministro que tiene a dos sobrinas colocadas en otros puestos similares en la Administración gracias a “concursos” como el de Soria: una en el Banco Mundial (14.000 euros al mes) y la otra en la embajada de Washington.
Luis de Guindos fue quien maniobró para fabricar este retiro dorado pero no actuó solo. Dudo de que el ministro pudiese hacerlo sin el visto bueno del mentiroso de siempre, del presidente en funciones Mariano Rajoy Brey.
Soria cae por segunda vez porque de nuevo estamos ante una posible repetición electoral, porque vienen las gallegas y vascas y porque ni siquiera un Gobierno que mantiene enchufados a Trillo en Londres y Wert en París –ambos embajadores con nula experiencia diplomática– se podía permitir otro escándalo más.
Soria renuncia pero ni De Guindos ni Rajoy asumirán ninguna responsabilidad. ¿La exigirán sus votantes en las urnas? Permítanme dudar.
José Manuel Soria no renuncia. Más bien le fuerzan a renunciar. Es la cabeza que cae para salvar a quienes más han mentido en esta ocasión: Luis de Guindos y Mariano Rajoy. Fue el ministro de Economía quien defendió que nombrar a cualquier otro “habría sido ilegal”. Fue el propio presidente del Gobierno quien aseguró que había ganado “su plaza en un concurso público”. Ninguno de los dos decía la verdad y es la evidencia de estas mentiras lo que ha provocado que el exministro de los Papeles de Panamá pierda este chollo en el Banco Mundial.
El puesto al que iba a Soria se repartió por el muy español método del dedazo, no por un concurso público. Así queda claro en el propio documento de la convocatoria, donde ni hay unos requisitos claros ni se adjudica puntuación alguna a los criterios de selección; ni siquiera era imprescindible ser funcionario y en esto Rajoy también mintió. Los requisitos eran tan laxos que todo dependía de lo que dijese el tribunal, un grupo muy independiente que estaba formado por varios altos cargos nombrados por el PP. Y la convocatoria no solo no fue pública, sino que el propio ministro Luis de Guindos maniobró para que se la pudiese llevar José Manuel Soria, su compañero y amigo desde la universidad.