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Estado de alarma, toque de queda o mascarillas: las medidas en Euskadi con la UCI en niveles similares al actual

El lehendakari, Iñigo Urkullu, con el vicelehendakari Erkoreka

Iker Rioja Andueza

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La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha manifestado ya que Euskadi vive “uno de los peores momentos de expansión del virus” de toda la pandemia. Es posible que después del puente se marquen los datos diarios de contagios más altos como la tendencia no se detenga súbitamente. Gipuzkoa, al menos, ya ha superado todos los registros. No obstante, con un 90% de la población mayor de 12 años vacunada, se repite también que la mera incidencia ya no es el único indicador para adoptar restricciones. El factor clave es la presión hospitalaria y, singularmente, la ocupación de la UCI, se recalca. Este martes había 74 pacientes críticos en cuidados intensivos, según datos de la propia consejera. La pregunta es: en otras olas, excluyendo la primera que desbordó todas las previsiones, ¿qué medidas había o de qué se hablaba con esos niveles?

24 de octubre de 2020. Euskadi alcanzó las 74 camas ocupadas en UCI en un día muy singular, el sábado 24 de octubre. Después de un rebrote en verano -la verdadera segunda ola aquí y que hace que en Euskadi haya habido siete y no seis-, se avecinaba un nuevo tsunami y, sin vacunas, los contagios se estaban disparando. Ese viernes, el lehendakari, Iñigo Urkullu, vio frustrado su plan de adoptar con sus propios medios algunas restricciones de movilidad por una resolución de la ya célebre sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), presidida por el magistrado Luis Garrido. Por ello, en nombre de más líderes autonómicos con los que había pactado una comunicación unitaria, había pedido a Pedro Sánchez la declaración del segundo estado de alarma en España. Ese fin de semana llegaron los detalles de ese marco excepcional y la confirmación de que iba a durar medio año. Con la misma ocupación en UCI que ahora, el estado de alarma posibilitó un toque de queda general, el cierre perimetral de la comunidad autónoma -que luego se redujo a ámbitos provinciales y hasta municipales- y la activación de semáforos que suponían medidas más severas para los municipios. De antes ya venían limitadas las reuniones a seis personas máximo y la mascarilla era obligatoria en todo momento y lugar, también en exteriores con distancias.

6 de enero de 2021. Tras la gran ola de otoño -que generó una ocupación máxima en UCI de 146 personas- la situación se estabilizó antes de Navidad, donde se relajaron las medidas y se permitieron algunos desplazamientos y un toque de queda más flexible en las fechas señaladas. En el entorno del día de los Reyes Magos, la UCI volvía a tener unos 70 pacientes, aunque era la antesala de otra gran ola ya protagonizada por una nueva variante procedente del Reino Unido (ahora conocida como alfa) cuya presencia en Euskadi se confirmó el día de Nochevieja. En aquel momento había cierre perimetral autonómico, el toque de queda era a las 22.00 horas y la hostelería funcionaba con los semáforos. Era imposible ir a ver un partido de fútbol, por ejemplo.

10 de junio de 2021. A la ola que siguió a la Navidad le sucedió otra después de Semana Santa y que generó importante tensionamiento sanitario para Osakidetza, que llegó a detener toda su actividad quirúrgica no urgente para disponer de espacios y recursos humanos para los pacientes de COVID-19. El máximo en UCI fue de 195 pacientes, lo más cerca que se ha estado de los 232 de la primera ola. Así las cosas, durante medio año siempre hubo más ingresados en la UCI que ahora. El 10 de junio fue el momento en que se alcanzó un nivel parecido. Entonces ya hacía un mes que el estado de alarma había tocado a su fin y, con él, el toque de queda o las limitaciones de movilidad. Eso sí, la hostelería tenía que cerrar a las 00.00 horas. En las mesas solamente se podían sentar cuatro personas y el aforo en los locales estaba al 50% sin posibilidad de uso de la barra. En aquel momento se consideró que era prudente esperar unas semanas para aliviar otras restricciones, como la presencia de público en eventos deportivos. Hasta finales de ese mes la mascarilla seguiría siendo imprescindible en toda circunstancia.

17 de agosto de 2021. Tras la Selectividad, los viajes de fin de curso o fiestas en pueblos como Hernani se desató una gran ola de contagios que supuso máximos de incidencia. Hacia mediados de agosto la UCI llegó al nivel que existe ahora y seguiría creciendo hasta un pico de 82. Sin embargo, esas subidas se daban ya cuando los positivos habían empezado a caer. Euskadi encaró esa ola con algunas medidas menores en verano (algunas eran recomendaciones, como un autotoque de queda) pero restricciones al fin y al cabo. La hostelería tenía que cerrar como muy tarde a las 01.00 horas y había limitaciones como un 35% en el aforo de los locales. Quedarían semanas para que se permitiera el 100% en recintos deportivos como los estadios de fútbol. De hecho, Euskadi fue la comunidad que más retrasó la normalidad en ese ámbito.

8 de diciembre de 2021. A principios de octubre, el lehendakari, Iñigo Urkullu, levantó la segunda emergencia sanitaria en la confianza de que la caída de la incidencia tras la ola de verano y la generalización de la vacuna era la definitiva. Como medidas básicas se mantuvieron las mascarillas en interiores y en exteriores si no había distancias y un 80% en grandes eventos interiores (como los partidos de baloncesto). Se dejó prohibido comer y beber -menos agua- para los asistentes a cines u otros espectáculos. Cuando la tasa de incidencia pasó en noviembre de 150 tras un lento crecimiento se aprobaron una serie de recomendaciones, como la de posponer actos sociales que pudieran suponer aglomeraciones o las de evitar reuniones en interiores, y se solicitó autorización judicial para exigir el pasaporte COVID, que llegaría dos semanas después tras un recurso ante el Tribunal Supremo. Antes del puente de la Constitución se reactivó la emergencia sanitaria, la tercera de la pandemia, remarcando la importancia de contar con urgencia con nuevas medidas de control del virus... pero por el momento no se ha presentado ninguna. ¿Qué se baraja? Los toques de queda o cierres perimetrales están descartados, ya que la ley antipandemia los supedita al estado de alarma. Se podrían reducir aforos y horarios. Públicamente, se ha anunciado ya un deseo de ampliar las actividades reguladas con el certificado (a gimnasios o a visitantes de hospitales y residencias) y Sagardui ha anunciado que se estudian posibles protocolos para garantizar la ventilación de locales interiores. Pero no hay ningún calendario encima de la mesa y es altamente improbable que esta semana haya novedades.

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