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Sobre este blog

Elena Zudaire (Pamplona, 1976) es vitoriana de adopción desde hace 14 años. Licenciada en Periodismo ha ejercido en la radio y la prensa local y vasca. Hace cuatro años cambió su rumbo profesional hacia la gastronomía inaugurando la escuela de cocina 220º pero sigue vinculada a la comunicación con colaboraciones habituales como esta columna, una mirada con un punto ácido hacia una ciudad en constante cambio.

Vitoria de altos vuelos

Elena Zudaire

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Pero qué foto más bonita se han sacado nuestros máximos dirigentes para escenificar su compromiso con nuestro maltrecho aeropuerto de Foronda. ¿Han visto? Aznar inició la moda de plantarse delante de una cámara para hacer trascender su acción al significado de la foto con aquel entrañable posado en las Azores y aquí al lado el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno vasco han hecho lo propio. Que no se diga hombre. ¿Dirían ‘patata’ para que quedara más alavés? ¿O ‘cheese’, que queda más chic?

Foronda es desde hace muchos años el David que lucha contra Goliat una y otra vez. De la última batalla salió maltrecho, pudiendo sólo funcionar de noche. Pese a demostrar con creces que es aeropuerto de carga preferido en el norte por decenas de empresas (ahí están las cifras), unos y otros le han ido amputando funciones y, al mismo tiempo, probando en él parches más mediáticos que realmente efectivos.

En esa impactante foto tenemos al PP, cuyo Gobierno central ha sido el encargado de dar el toque de gracia al aeropuerto, limitando su horario de apertura, cerrándolo definitivamente al tráfico de pasajeros y eliminando el famoso PIF (punto de inspección fronteriza) que permitía la fiscalización obligatoria sobre los productos procedentes de países terceros y que constituía una de las grandes bazas para nuestro pequeño pero estratégico aeropuerto. Atrás quedaba aquella imagen que anunciaba la inauguración de Foronda y que mostraba un huevo del que salía el mismísimo Concorde. O aquellas noticias que hablaban del aterrizaje del Antonov 225, el avión más grande del mundo, cargado de ordenadores un día y merluzas otro.

Antes de que sucedieran estas cosas el gobierno autonómico del PNV también hizo de las suyas, no se crean. En una especie de maniobra celosa del tráfico de pasajeros en Vitoria machacó los vuelos de la capital vasca (capitalidad que todavía, por increíble que parezca, escuece a muchos de Altube para arriba) y centralizarlo todo en Loiu. Fíjense qué paradojas tiene el destino que, en la actualidad, y fruto de los esfuerzos populares y nacionalistas por dilapidar el valor de Foronda, si un avión de pasajeros tiene dificultades para aterrizar en Loiu (lo cual suele suceder habitualmente), en vez de traerlo a Vitoria (¿¿A Vitoria?? ¡¡Caca!!), lo desvían hasta Zaragoza, montan a los pasajeros en un bus y los llevan hasta Bilbao. Eficiente, ¿verdad? Y todo por simple cabezonería porque la ubicación y la orografía de Foronda lo hacen muchísimo más apto para el tráfico aéreo que el aeropuerto vecino, ventoso, estrecho y demasiado cercano al mar.

El caso es que ahí estaba, el alcalde Javier Maroto, la consejera Ana Oregi y el diputado general, Javier De Andrés. Esa institución foral que en tiempos de Ramón Rabanera hizo un poco el ridículo con nuestro dinero a cuenta de los famosos vuelos a Londres de Ryanair y que ahora contraataca de nuevo con, atención lectores, ¡¡vuelos a Nueva York!! Imagino que porque las condiciones con las que negocia Loiu con las compañías aéreas son inalcanzables para nosotros y, por otra, por otra porque queda mucho más bonico para la foto decir que la Gran Manzana está unida a Vitoria por el aire en vez de decir que lo está, no sé, cualquiera de las otras ciudades el país que puedan resultar de utilidad habitual para las personas que se desplazan a trabajar a ellas o a enlazar otro vuelo desde ellas.

Que ahora vayan los populares a pedir al Gobierno central no sé qué para Foronda me parece tarde y patético, sobre todo porque probablemente lo que busquen es, una vez más, un rédito político de cara al próximo mes de mayo. Y que lo haga el Gobierno vasco pues… más de lo mismo.

Foronda sigue funcionando sin brazos, piernas ni PIF, a la cabeza de la carga y descarga aéreas del país. Y, en una esquina, el aeroclub Heraclio Alfaro agoniza de dolor con sus avionetas en el hangar. Porque seguramente este club no sea lo más importante de Foronda, pero constata que, a veces, aunque te sobre la ilusión y las ganas de trabajar hay decisiones absurdas que no dependen de ti. Nos queda una pequeñísima esperanza, eso sí. Ahora que estrenamos un flamante ministro de Sanidad vitoriano, ¿quién sabe? Igual Foronda vuelve a rascar algo…

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Elena Zudaire (Pamplona, 1976) es vitoriana de adopción desde hace 14 años. Licenciada en Periodismo ha ejercido en la radio y la prensa local y vasca. Hace cuatro años cambió su rumbo profesional hacia la gastronomía inaugurando la escuela de cocina 220º pero sigue vinculada a la comunicación con colaboraciones habituales como esta columna, una mirada con un punto ácido hacia una ciudad en constante cambio.

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