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El Heavy Metal, un espacio poco amigable para las mujeres

Sucedió el 31 de mayo de 2014 en Kansas, Estados Unidos. Se celebraba el RockFest, un festival que suele reunir a unos 50.000 metaleros cada año. En esa ocasión el reclamo eran Korn, Five finger death punch o Black label society, entre otros. Sin embargo, el gran protagonista fue, a su pesar, Aaron Lewis, el cantante de Staind. Aún a pleno día, su concierto se vio sobresaltado por un comportamiento que estoy seguro que todos hemos visto alguna vez. Una chica joven se decide a navegar sobre el público para llegar al escenario y varios indeseables aprovechan para tocarla sin pudor. La soban de una forma tan asquerosa y descarada que Lewis decide interrumpir las notas que estaba interpretando y les reprende: “escuchad gilipollas, esa chica apenas tiene 15 años. Vuestras madres deberían avergonzarse de vosotros, montones de mierda. Si vuelvo a ver algo así, os apuntaré para que la gente os patee”. El incidente tuvo tanto recorrido que los FFDP dejaron claro durante su actuación que si ellos veían algo así no serían tan amables como Aaron y bajarían a partirle la cara al acosador que sorprendieran.

Creo que todos los que hemos estado en algún festival hemos podido asistir a escenas como esa. No, el Metal tampoco es un espacio libre de machismo o de acosadores. La actitud del cantante de Staind le honra, entre otras cosas porque a los músicos normalmente les importa poco cómo están sus seguidores ahí abajo. Muchos de ellos apenas se preocupan de que el bajo no suene más alto que la guitarra o de que su pose sea molona para que el fotógrafo les coja con cara de malotes. Es raro que algún grupo pregunte algo más que el típico “¿Qué tal estáis ahí abajo?”, sin que escuchen la respuesta, claro. Y la respuesta es que muchas chicas no pueden hacer 'crowdsurfing' en las mismas condiciones que los chicos. Hay licencia para sobarlas y casi nunca pasa nada con el machito. No estaría de más que si vemos algo, hagamos algo.

Podría teorizar mucho sobre el papel que tienen las mujeres en el Heavy Metal, y me podríais rebatir que no es distinto del que se da en otros sectores de la sociedad: hay pocas mujeres en el escenario, como hay pocas al frente de grandes empresas, en gobiernos o en centros de decisión. No obstante, no me conformo con la comparación con respecto al resto, porque se supone que nosotros, nuestro movimiento y nuestros valores, no son como los de “el resto”.

El Metal ha sido, y aún es, muy machista. Un grupo compuesto sólo por mujeres se considera todavía como algo anecdótico, uno cuya cantante sea una mujer se califica como Metal femenino. Incluso se ha creado una etiqueta en inglés, Female fronted bands. Es algo inaudito: no importa si hacen Death, Hard Rock o Metal a secas, la nota distintiva es que la cantante es una mujer. Eso no sucede en ningún estilo musical. Ni siquiera en el reggaetón. La revista Revolver aún hace cada año su serie Hottest chicks in Metal, una compilación de mujeres en la que sólo pueden aparecer aquellas que están buenas. Y así podríamos seguir hasta el infinito. El machismo campa también entre nosotros.

Girlschool se hicieron famosas gracias a Motorhead, Lita Ford porque cantó 'Close your eyes forever' junto a Ozzy Osbourne y Doro ha sido la bella dama del Metal. Sin embargo, Nicko McBrain es simpático y Robert Trujillo muy afable. Os recomiendo el libro Not Just tits in a corset, de Jill Hughes, en el que, además de que podréis conocer a un buen número de artistas que superan en calidad a muchos hombres, muestran con sus testimonios cómo son, efectivamente, algo más que dos tetas sobre un escenario. Si es verdad que somos distintos, empecemos a hacer del Heavy Metal un espacio menos misógino y más abierto a la aportación femenina. De lo contrario, tendremos poco de lo que presumir frente a otros.

Sucedió el 31 de mayo de 2014 en Kansas, Estados Unidos. Se celebraba el RockFest, un festival que suele reunir a unos 50.000 metaleros cada año. En esa ocasión el reclamo eran Korn, Five finger death punch o Black label society, entre otros. Sin embargo, el gran protagonista fue, a su pesar, Aaron Lewis, el cantante de Staind. Aún a pleno día, su concierto se vio sobresaltado por un comportamiento que estoy seguro que todos hemos visto alguna vez. Una chica joven se decide a navegar sobre el público para llegar al escenario y varios indeseables aprovechan para tocarla sin pudor. La soban de una forma tan asquerosa y descarada que Lewis decide interrumpir las notas que estaba interpretando y les reprende: “escuchad gilipollas, esa chica apenas tiene 15 años. Vuestras madres deberían avergonzarse de vosotros, montones de mierda. Si vuelvo a ver algo así, os apuntaré para que la gente os patee”. El incidente tuvo tanto recorrido que los FFDP dejaron claro durante su actuación que si ellos veían algo así no serían tan amables como Aaron y bajarían a partirle la cara al acosador que sorprendieran.