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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Hartas de violencias

Mujeres jóvenes en Bilbao

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2022 ha sido y está siendo un año importante en el avance en torno a las políticas feministas y la erradicación de las violencias contra las mujeres, niñas y adolescentes. Muestra de ello es la reforma de la Ley de Igualdad vasca o la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. También salió adelante el proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que, además, trajo consigo la modificación del Código Penal para penalizar el acoso a mujeres que acuden a clínicas de interrupción voluntaria del embarazo. Asimismo, está en proceso de aprobación el proyecto de Ley Integral contra la Trata de Mujeres con fines de Explotación Sexual.

No es lo único conseguido. También se han llevado a cabo otro tipo de acciones como la aprobación del Plan de Inserción Social y Laboral para víctimas de trata con fines de explotación sexual y mujeres en contextos de prostitución o la creación del Plan de acción contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes del sistema de protección a la infancia, por mencionar algunas.

 A pesar de estos pasos, este 25N Día Internacional contra las Violencias Machistas debemos también señalar todos los tipos de violencias que en el último año han incrementado su incidencia. En los últimos meses ha habido un gran incremento de las violencias contra las mujeres, en especial, de las violencias sexuales. Ejemplo de ello es el dato conocido en las últimas semanas de que en Euskadi ha aumentado en más de un 27% el número de denuncias de violencias contra la libertad sexual de las mujeres. Si nos centramos en las agresiones sexuales, las denuncias se han incrementado en este 2022 en un 75,7%, según datos recogidos por la Ertzaintza. Esta realidad se ve también reflejada en los datos recogidos por el Satevi (el equivalente al 016 en Euskadi), el cual ha recibido el último año el doble de llamadas para denunciar delitos contra la libertad sexual.

Además, debemos tener en cuenta que cuando hablamos de delitos contra la libertad sexual, no podemos centrarnos en el espacio público, sino que debemos poner el foco también en los que se dan en el espacio privado. Todas sabemos identificar que un ataque en el espacio público es violencia sexual, pero hay muchas otras situaciones que también lo son, aunque estén más invisibilizadas y sean difíciles de identificar. Son las violencias sexuales en el espacio privado, un espacio que debería ser seguro y, sin embargo, las recibimos a manos de personas que percibimos como protectoras. Según el último estudio de Emakunde, casi el 9%, o sea, casi una de cada diez mujeres a nivel estatal ha sufrido violencia sexual por parte de su pareja o expareja en algún momento de su vida. Más concretamente, un estudio sobre violencia sexual en España publicado este año por Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid (UCM), resalta que una de cada trece mujeres (7,8% del total) ha sido violada por su propia pareja, un porcentaje que es más del triple de aquellas que las sufrieron fuera de su pareja (2,2%).

No podemos olvidar tampoco la violencia gineco-obstétrica. Hasta hace poco ni siquiera estaba contemplada como violencia en una Ley (ahora lo está en la reforma de la Ley de Igualdad vasca), pero aún queda mucho por hacer, ya que se nombra, pero no se define. Elkarrekin Podemos-IU presentó el proyecto de Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos en Euskadi, en el que se incluía no sólo una definición, sino también medidas para combatirla, y la respuesta recibida fue no tener en consideración esta propuesta por -¡atención!- “no responder a las necesidades de las mujeres vascas”. Europa no piensa lo mismo. Además de sus recomendaciones y llamadas de atención constantes a España, hay que subrayar el fulminante informe sobre el caso de Nahia en el cual dictaminaron claramente que Osakidetza y su personal ejercieron violencia obstétrica hacia ella. Además, los pocos datos que existen muestran que al menos el 38,3% de las mujeres en el territorio español, más de un tercio, reconocen haber sufrido este tipo de violencia. Aun así, se estima que este porcentaje es mayor, ya que habría que sumar todas las mujeres que aunque la hayan sufrido no pueden reconocerla, por lo invisibilizada y negada que está.

No son las únicas violencias que afectan a las mujeres. Nos vemos constantemente expuestas a la violencia institucional, simbólica, psicológica y verbal, a la cual tenemos que hacer frente cuando intentamos erradicar las violencias contra las mujeres desde cualquier espacio y ámbito. Ejemplo de ello es la violencia y persecución a la que están expuestas las mujeres que han estado al frente de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual (‘solo sí es sí’), como el ataque verbal recibido por la Ministra de Igualdad.

Nos violentan por ser mujeres, nos violentan por no cumplir con el estereotipo y rol patriarcal creado para nosotras y en el cual nos quieren encorsetar, nos castigan por intentar protegernos y asegurar que vivamos sin la constante amenaza de ser violentadas.

Es importante no quedarse en la punta del iceberg. Hay que abordar todas las caras y profundidades de las violencias machistas. Llevamos décadas denunciando y visibilizando los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas hombres, también el incremento de violaciones, y gracias a ello, la gran mayoría de la población lo identifica como violencias machistas.

No podemos dejar de nombrarlas, pero es el momento de ampliar los tipos de violencias, de visibilizar la realidad, y es que la sociedad machista en la que vivimos sigue teniendo una estructura fuertemente cimentada sobre la violencia simbólica. Si no vamos a la raíz, a las violencias invisibilizadas que sustentan, normalizan y permiten la existencia de las demás violencias, nunca acabaremos con el sistema patriarcal-capitalista que nos violenta, que nos agrede, que nos mata, por el hecho de ser mujeres.

Hoy es un día importante para Podemos Euskadi, que se suma a los actos convocados por los movimientos feministas de Euskadi y anima a toda la militancia a hacer lo mismo. Juntas denunciaremos que las violencias machistas contra las mujeres son un fenómeno estructural y político, y por eso es fundamental conocer y visibilizar sus bases materiales, simbólicas y discursivas. Sólo cuestionando la base cotidiana del machismo y del patriarcado en todas sus formas podremos erradicar las violencias machistas.

Hartas de violencias. ¡Solo sí es sí!

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