Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
El lehendakari del pacto
Siempre recordaré aquel 3 de febrero de 1991 cuando, ante el árbol de Gernika, tuve que proceder a la petición de juramento de José Antonio Ardanza como lehendakari de todos los vascos. Era yo, por aquel entonces, un joven secretario primero del Parlamento Vasco y junto con el presidente, Joseba Leizaola, abandonábamos momentáneamente los tres la sala de juntas para proceder a ese acto de jura en la IV legislatura.
Luego fueron nueve años en los que el lehendakari Ardanza tuvo buenos gestos en el liderazgo del pacto de Ajuria Enea y en una contestación personal clara a la política criminal de Herri Batasuna y todo el entorno de ETA, ante una terrible ofensiva terrorista que iba arruinando nuestra sociedad con el “o te rindes, o te vas o te mato”.
Fue persona de principios, humana e íntegra, y tuvo una buena relación, de la que yo fui testigo privilegiado, con nuestro partido político y con nuestro sufrimiento en aquellos años. Y también en aquel momento agradecimos sinceramente su cercanía. Fueron muchos los funerales, las capillas ardientes, las manifestaciones y los minutos de silencio que pudimos compartir.
Ardanza tuvo el mérito de no descalificar el Estatuto de Gernika de 1979, de valorarlo y de utilizarlo como elemento básico del autogobierno y convivencia democrática. Fue a partir de su mandato cuando el PNV empezó a poner en cuestión el elemento político que más y mejor nos ha desarrollado institucional, económica y socialmente.
Formó un buen tándem institucional con Leizaola, presidente del Parlamento Vasco, ambos moderados y dialogantes desde su nacionalismo pragmático. Y en el Parlamento Vasco tuvo que tragar algún sapo con la constitución y trabajos de la comisión de investigación del escándalo de la OPE de Osakidetza de 1990, cuando miembros de la parte socialista de su gobierno en la III legislatura organizaron un inmenso fraude en el acceso al empleo público que acabó con destacados altos cargos en la cárcel.
Se rodeó de algunos buenos consejeros como Iñaki Azkuna en Sanidad, Joseba Arregi en Cultura, Jon Azúa en Industria, o Rosa Díez en Comercio en momentos en que Euskadi era la avanzadilla española en determinadas políticas, en concreto Salud o industria. ¡Cuánto ha cambiado el panorama y la realidad!
Fueron dos las legislaturas que yo compartí con el lehendakari Ardanza en la Cámara vasca. Como miembro de la Mesa, me tocaron muchos encuentros parlamentarios e institucionales y recuerdo con especial cariño el encuentro en Lehendakaritza que mantuvimos cuando nos visitó el entonces presidente del Parlamento Saharaui, Abdelkader Taleb Omar. Con Ardanza comenzó una fructífera y sólida cooperación con el pueblo saharaui tras la resolución de la ONU sobre el derecho al referéndum de autodeterminación para ese pueblo hermano.
Ardanza ha sido reconocido -y lo seguirá siendo- como un buen lehendakari y un buen gestor, como 'a posteriori' en el mundo empresarial y de las tecnologías al frente de Euskaltel. También en esa responsabilidad siempre estuvo receptivo, acogedor y colaborador.
¡Hasta siempre lehendakari!
Sobre este blog
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