Una nueva agenda urbana para Bilbao

Quizás una parte importante de la ciudadanía no sepa que en estos días se ha aprobado el nuevo PGOU de Bilbao, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana. La “Constitución Urbana” de Bilbao, un instrumento jurídico y urbanístico, que nace viejo, viene tarde, con poca participación social, y que marcará las políticas urbanísticas de la ciudad para los próximos decenios. No es una cuestión baladí.

Cómo se configura una ciudad es importante e incide directamente en las vidas de las vecinas y vecinos. Pero este supuesto plan de futuro carece de elementos fundamentales para lograr que Bilbao sea una ciudad más amable, que asegure una ciudad que apuesta por los cuidados de las personas, de los barrios y de nuestro medio ambiente.

Lamentablemente, el texto finalmente aprobado no incluye ni mínimamente la necesidad de desarrollar Bilbao desde una lógica sostenible, en el que los pilares que deben sostener nuestra gran ciudad sean tanto el bienestar de todos los barrios como también el bienestar de nuestro ecosistema urbano. Y es que la propuesta que el Gobierno Municipal defiende no tiene alma, le falta el corazón verde y morado, y en consecuencia, plantea una ciudad excesivamente utilitarista, exageradamente mercantilista e incluso, deshumanizada.

Las políticas del Ayuntamiento de Bilbao en las últimas décadas están llevando al vaciamiento de la vida de los barrios pero el nuevo Plan General de Ordenación Urbana aprobado no frenará esta problemática ni, lamentablemente, asegurará un equilibrio social en Bilbao.

El modelo urbano del gobierno no se prepara ni para futuras pandemias ni tampoco para la emergencia climática que ya tiene consecuencias sobre nuestra ciudad y sobre nuestras vidas

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana no apuesta de forma decidida por la Movilidad Urbana Sostenible, uno de los retos de actuales. Parece que Bilbao seguirá teniendo una red de bidegorris que no estarán interconectados, ni serán seguros, con carriles bici que llegan a ninguna parte y una de las peores redes ciclistas de España, tal y como sostiene la OCU.

Un plan que ni tan siquiera asegura el derecho a la vivienda. Algo totalmente incomprensible si tenemos en cuenta el grave problema de vivienda que existe en nuestra ciudad. Bilbao es una de las ciudades con la vivienda más cara, el precio medio del alquiler ronda los 1.000€. La gente joven tiene serias dificultades para acceder a un piso y hay casi 13.000 personas que demandan alquiler social-asequible.

Tampoco muestra ningún tipo de aprendizaje respecto a los dos años de pandemia que hemos vivido y sufrido. El modelo urbano del gobierno no se prepara ni para futuras pandemias ni tampoco para la emergencia climática que ya tiene consecuencias sobre nuestra ciudad y sobre nuestras vidas. De alguna manera podemos afirmar que el nuevo Plan General de Ordenación Urbana nace obsoleto y desactualizado. 

Este nuevo plan debería ofrecer una orientación clara sobre cómo la urbanización bien planificada y gestionada puede ser una fuerza transformadora para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin olvidar que los ODS son el único pacto global, acordado a nivel internacional, con el único propósito de abordar el cambio climático, fomentando la justicia social. Por ello, estos Objetivos deben ser el faro ético hacia el que caminar como una ciudad moderna y democrática.

Debemos pensar en Bilbao a lo grande, como una ciudad que puede ser un actor clave para abordar la emergencia climática, con capacidad de hacer una gestión ética de los flujos migratorios, con herramientas municipales para combatir futuras pandemias u otros desafíos globales. En este sentido, la Nueva Agenda Urbana que defendemos puede contribuir positivamente a que nuestros barrios sean más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. En definitiva y aunque nos queda mucho por hacer, vamos a seguir trabajando para que nuestra ciudad sea un hogar seguro donde poder vivir nuestros proyectos de vida y hacer realidad nuestros sueños.