La consejera de Salud reconoce lo “preocupante” de los datos de la pandemia en Euskadi pero afirma que “la situación dista mucho de la de marzo, abril o mayo”
La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha asegurado este lunes en el Parlamento Vasco que “la situación dista mucho de ser la de marzo, abril o mayo” en cuanto a la incidencia de la COVID-19, pero ha admitido al mismo tiempo que Euskadi se halla “en una situación muy preocupante” con máximos de contagios casi a diario y datos de presión asistencial y letalidad al alza. En paralelo, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha explicado en Radio Euskadi que a mediados de esta semana se hará una evaluación de las restricciones aplicadas en las últimas semanas para determinar si están siendo eficaces o si, por el contrario, es necesario endurecerlas. Preguntado expresamente por un posible nuevo confinamiento general, Urkullu ha apelado al “equilibrio” entre salud y economía o ocio y sido extremadamente cauteloso: “Si ahora mismo me pronuncio en este sentido, va a sonar como una alarma y como que ya nos vamos a tener que confinar”.
La consejera de Salud ha descrito la pandemia como el “mayor reto” al que se ha enfrentado la Sanidad pública. Ha cuantificado en 338 los millones de euros “adicionales” destinados a la lucha contra la COVID-19. 83 millones, según Sagardui, han ido destinados a reforzar la plantilla. “Hay 3.000 personas más en Osakidetza”, ha destacado. El esfuerzo se traduce también en “un millón de PCR realizadas”, una test diagnóstico que ha superado ya “en torno a una cuarta parte de la población”. Donde no se han puesto de acuerdo Sagardui y Urkullu es en la cifra de rastreadores operativos en Euskadi. Según la consejera, son “600 personas colaborando en los rastreos”, pero el lehendakari ha hablado del éxito de haber ampliado de 30 a “400” ese equipo de vigilancia epidemiológica para responder a esta segunda ola.
¿Y qué es lo que ha fallado entonces para que los contagios se hayan vuelto a disparar? “A pesar de tener los medios y la experiencia, no hemos sido capaces de convivir con el virus. Nos hemos relajado”, ha lamentado Sagardui, que ha criticado algunas actitudes -“En mi pueblo no hay COVID-19” o “En mi familia no hay COVID-19”- y que ha asumido que “el cambio de estación” ha llevado “muchas reuniones a interiores, lugares cerrados y no ventilados. ”Cuanto mayor la confianza, mayor el problema. Está ocurriendo en toda Europa. En las últimas semanas hemos ido contemplando el fin de la tendencia descendente“, ha explicado Sagardui.
Sagardui ha comparecido este lunes en la Cámara para presentar las líneas maestras en materia de Salud para la legislatura 2020-2024. Sin quitarse en ningún momento la mascarilla y armada con un subrayador fosforito y dos bolígrafos -uno azul y otro rojo-, ha presentado un 'power point' cuya última diapositiva mostraba una trainera, una embarcación que solamente avanza si todos sus integrantes reman al unísono. Se da la circunstancia de que, pese a la relevancia que ha adquirido la Sanidad pública en los últimos meses y pese a que el de Salud es el área del Gobierno con mayor presupuesto (más de 3.000 millones), Sagardui ha sido la última de todos los miembros del gabinete de Urkullu en acudir al Parlamento.
Una legislatura que ha de ir “más allá” de la COVID-19
Ella misma ha reconocido que la COVID-19 marca de manera inevitable su gestión, aunque ha procurado ir “más allá” y plantear también propuestas en otros ámbitos como la salud mental, el cáncer o incluso el incremento de la esperanza de vida y también la “humanización” y “modernización” de las instalaciones del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). En este capítulo ha citado el nuevo edificio de Txagorritxu en Vitoria y un centro para la comarca de Tolosa, que no tiene hospital público. Sin embargo, ha defendido la colaboración público-privada en Sanidad y los conciertos con entidades que aportan mayor “especialización” y porque ello “genera tejido empresarial”. Y ha apelado a una Osakidetza “verde” -con un plan para reducir el consumo desechable- y morada, sin brecha de género.
La consejera ha explicado también dos cambios en su estructura que son significativos. Por un lado, ha anunciado la creación de una subdirección de Atención Primaria, la puerta de acceso al sistema de salud y que ya antes de la pandemia arrastraba signos de agotamiento y saturación. Por otro, se creará también un equipo para coordinar la atención “sociosanitaria” en Euskadi, es decir, la atención médica en las residencias, donde han fallecido centenares de personas contagiadas de coronavirus desde marzo. En Euskadi, las competencias en materia de residencias recaen en las diputaciones, pero Sagardui ha hablado de buscar fórmulas de coordinación y mejora que sean respetuosas con el marco competencial.
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