Gernika rescata los refugios antiaéreos del bombardeo
“Yo me vi solita, siendo una niña. El bombardeo de Gernika no se me olvida nunca, será la impresión más fuerte de mi vida, quien pueda olvidar, que olvide” es el testimonio de Inmaculada, quien, con 9 años, aquel 26 de abril de 1937, fue testigo del bombardeo que acabó con la vida de multitud de vecinos, además de destruir tres de cada cuatro edificios de la villa. Ahora, 82 años después de la tragedia, se ha abierto al público el refugio antiaéreo de Talleres de Guernica, uno de los búnkeres que utilizaron los vecinos del pueblo para refugiarse de las explosiones.
Al escuchar los testimonios recogidos en la década de los 70 por William Smallwod “Egurtxiki”, convertidos ahora en un documental disponible en el Museo de la Paz, los propios protagonistas cuentan cómo lograron esconderse alrededor de 500 personas en un búnker como el que ahora se ha rescatado, de 22 metros de largo y cinco de ancho. Una de las víctimas relata la agonía que sintieron dentro del refugio, al ver que entre ellos una mujer sostenía a un bebé que no paraba de llorar. El llanto del niño, el calor de la multitud apilada en el refugio y el miedo ante lo que estaba pasando y podía pasar, hacían insostenible la situación. El documental, que estará disponible hasta finales de mayo, lleva el título de El bombardeo contado por las personas que lo vivieron y recoge, además, los testimonios de 12 personas que, al igual que Inmaculada, vivieron de niños el bombardeo y lograron sobrevivir.
“En estos tiempos en los que en la sociedad vasca se está hablando de construir relatos de lo que sucedió en el pasado, me parece fundamental que hechos como los de Gernika se rememoren. Gernika es la historia viva de un crimen que se intentó acallar, y que tozudamente sacamos a la luz. Una vez alguien preguntó qué es lo que quedó de Gernika tras el bombardeo, a lo que un gernikarra contestó: nosotros. Es el resumen perfecto de la importancia de la memoria”, ha explicado a este diario Roke Ojanguren, quien es profesor de Historia.
El Museo de la Paz de Gernika esconde dentro de sus paredes diferentes objetos, paneles y fotografías para que el espectador responda tres cuestiones: ¿Qué es la paz? ¿Qué legado nos ha dejado el bmbardeo de Gernika? y ¿Qué pasa actualmente con la paz en el mundo? Pero la joya de la corona se encuentra en la sala denominada La Casa de Begoña, en la que Begoña, víctima del bombardeo, relata cómo es su día a día durante la guerra, cómo lo era antes de ella y qué ocurrió después.
Estas muestras y la apertura del búnker, forman parte del “compromiso” de las instituciones vascas de mantener viva la memoria histórica, según ha explicado la directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Aintzane Ezenarro.
Por su parte durante la inauguración del refugio este viernes, el alcalde de Gernika, José María Gorroño, ha solicitado a los asistentes un minuto de silencio en memoria de los refugiados muertos en sus traslados a otros países y ha pedido a la Unión Europea que refuerce su ayuda a quienes escapan para huir de las guerras o las desigualdades socioeconómicas.
“El bombardeo supone un antes y un después en la historia de Gernika. Un hecho tan traumático marca irreversiblemente el sentir y el hacer de toda una ciudad. Es un hecho trágico, pero es también, por lo que se conoce a Gernika. Forma parte de lo que somos hoy, es nuestra historia, y está en nuestra mano reconstruir la memoria de aquello que se sufrió, para construir una sociedad que no olvide jamás lo que supuso el fascismo para Gernika y para el pueblo vasco en general” ha detallado Ojanguren.
“Gernika no olvida, pero su dolor no ha sido en vano, siempre y cuando sea recordado”, así lo sienten las 12 víctimas que ponen nombre y voz al trágico suceso que vivieron, en un intento de saltar de los libros de historia a la memoria colectiva.
Vídeos del búnker de Gernika: