Denuncian la prohibición de realizar un homenaje a los primeros ertzainas junto al árbol de Gernika
Un centenar de agentes de la primera promoción de la Ertzaintza, cuyo cuadragésimo aniversario se conmemorará a principios de febrero, habían convocado una reunión junto al árbol de Gernika, símbolo de la foralidad y de la autonomía vascas, para rendir tributo a una generación que dio el paso para poner en marcha uno de los pilares del autogobierno vasco y también para guardar un minuto de silencio en memoria de los ya fallecidos o asesinados por ETA. El acto estaba convocado para el 1 de febrero –primer día en que acudieron a la academia de Arkaute, aunque la formación real empezó más tarde por falta de medios– pero las Juntas Generales de Bizkaia, presididas por Ana Otadui (PNV), han denegado la autorización para el acceso de los exagentes al recinto de la Casa de Juntas, donde se encuentra el histórico roble.
“Le comunico que, siguiendo el criterio de las Juntas Generales, solamente están permitidos los actos de carácter institucional. Por lo tanto, no es posible conceder la autorización al acto”, ha respondido la secretaría de la Presidencia del Parlamento foral a los promotores de la iniciativa de homenaje, un acto diferenciado de la agenda institucional que prepara el Departamento de Seguridad con motivo de esta misma efeméride.
Este grupo ha recibido con malestar este portazo y se ha visto obligado a reubicar la conmemoración en el exterior de la Casa de Juntas.
La primera promoción de la Ertzaintza estuvo compuesta en origen por 600 policías, de los que unos 450 hicieron carrera efectiva en el cuerpo. 130 de ellos se han aglutinado en un grupo de WhatsApp, que es de donde partió la idea del homenaje, al que se apuntaron más de un centenar de ellos.
Hojas de roble en el uniforme
Entre los organizadores lamentan que se hayan hecho decenas de actos junto al árbol de Gernika –“algunos incluso en contra de lo que simboliza”– y que éste no haya recibido autorización. “Si algo es representativo de la Ertzaintza es el árbol de Gernika. Llevamos hojas de roble en las hombreras y el cuerpo emana del Estatuto de Gernika”, claman desde este colectivo de veteranos policías.
Con todo, no renuncian a viajar ese día a la localidad foral y a hacerse una fotografía con la txapela roja y la bandera de la Ertzaintza. “Desde aquel día [1 de febrero de 1982] muchas cosas han pasado. Pero, desde luego, nadie puede decir que no cumplimos el objetivo de ser uno de los pilares del autogobierno vasco. Hoy queremos reivindicarnos como agentes activos de esos cambios y que, en estos momentos difíciles, podemos ser de ayuda si fuéramos necesarios, porque –aunque jubilados– seguimos estando al servicio de la sociedad”, explican.
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