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El Ejército seguirá en Donostia tras un traslado de los centenarios cuarteles de Loiola que comparte hasta el PP local

Efectivos militares del cuartel de Loiola desinfectan la estación del Norte de San Sebastián

Iker Rioja Andueza

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El acuerdo al que ha accedido esta semana el Gobierno de Pedro Sánchez con el PNV para revertir a Donostia los cuarteles del Ejército en Loiola ha sido una de las piezas de caza más importantes en el zurrón de los nacionalistas, que acumulan un largo historial de negociaciones presupuestarias en las Cortes Generales. Se trata de un resultado tangible para la ciudad, que contempla un desarrollo urbano en la zona, y de evidente contenido simbólico para el partido liderado en Madrid por Aitor Esteban ya que desbloquea un asunto que el Ministerio de Defensa había frenado durante años justo cuando EH Bildu ha aparecido también como un interlocutor del Ejecutivo central. De hecho, el PNV nunca consiguió mover a las Fuerzas Armadas de Araka, a las afueras de Vitoria, unos terrenos en los que pretendía construir un circuito de carreras que completara su sueño automovilístico junto a los fallidos proyectos de Epsilon e Hiriko.

La importancia política del movimiento la muestra un ejemplo. El diputado socialista Odón Elorza, que fue alcalde donostiarra hasta 2011, presentó una enmienda a los presupuestos del Gobierno de su partido el 5 de noviembre con ese mismo fin de liberar los terrenos militares de Loiola y la propuesta cayó en saco roto. ¿Qué ha cambiado en pocos días? Elorza asume en conversación con este periódico que ahora han aparecido motivos de “oportunidad política”, que no son otros que los de amarrar los votos del PNV a unos presupuestos clave. No obstante, asegura que el giro de 180 grados del Ejecutivo le parece “muy bien”. “Lo importante es que se ha conseguido el objetivo”, se congratula Elorza.

El exregidor apunta a que casi cerró un acuerdo similar cuando la titular de Defensa era Carme Chacón. Explica que aquellas conversaciones de 2010 fracasaron por un doble motivo. Por un lado -explica-, la existencia de ETA retrajo a las autoridades militares a la hora de dar el visto bueno al traslado. Por otro -apostilla-, en 2011 se produjo un doble cambio político. EH Bildu accedió a la Alcaldía con Juan Karlos Izagirre y el PP a La Moncloa, lo que congeló las negociaciones.

En su iniciativa, Elorza aludía a que los cuarteles ocupan 17 hectáreas, a que están “infrautilizados” y a que “en una ciudad con escasez de suelo” -y vivienda de alto precio- necesita una zona de expansión para aportar “vivienda pública” y equipamientos desde la “innovación urbanística, sostenible y de eficiencia energética”. “Es probablemente el mejor espacio de la ciudad”, coincide con Elorza el actual regidor, Eneko Goia, del PNV. Es más, en un espacio no lejano se podrá continuar reurbanizando cuando se liberen también los terrenos de la actual cárcel de Martutene, que será sustituida por otra de nueva construcción en Zubieta, junto a la incineradora. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha aludido a un período de ejecución de este proyecto -que igualmente acumula retrasos- de dos años y a un presupuesto de 41 millones.

La derecha ha criticado duramente el acuerdo. Según Pablo Casado, significa poco menos que “sacar al Ejército del País Vasco”, cuando lo pactado implicado un traslado dentro de la propia Gipuzkoa y cuando hay más instalaciones de las Fuerzas Armadas en la comunidad autónoma. Desde Vox, Macarena Olona ha llamado “traidor” al presidente: “¿Sabéis cuántos años hemos resistido para que el Ejército no fuese expulsado? Hasta hoy”. En el ámbito vasco, el líder de la coalición PP+Cs, Carlos Iturgaiz, también ha cuestionado el traslado de Loiola. “El PNV y Sánchez borran la presencia de España en el País Vasco”, ha llegado a decir el dirigente conservador.

El PP reorganizó el Ejército en Euskadi y mandó efectivos fuera

La postura de los concejales 'populares' en San Sebastián, en cambio, es mucho más matizada. “Que los terrenos del cuartel de Loiola reviertan en la ciudad y se pueda urbanizar un entorno muy necesario para San Sebastián es una buena noticia”, escribió tras hacerse público el pacto en Twitter Borja Corominas, portavoz del PP donostiarra tras la marcha de Borja Sémper a principios de este año. Unas horas después, Corominas añadió otro mensaje. En él mantenía que “la expansión de la ciudad es imperiosamente necesaria”, pero puntualizaba esta vez que “no a costa de utilizarla para satisfacer la aspiración nacionalista de echar al Ejército de Gipuzkoa”. “Los que buscan divisiones internas, que sigan intentándolo”, ironizó. Otro edil en Donostia es Mikel Lezama, ahora 'número tres' de Iturgaiz en el partido. “Hemos defendido claramente el traslado del cuartel por la importancia de esas tierras para el desarrollo de la ciudad, no su desaparición”, matizó también.

En Donostia está desplegada una unidad tricentenaria llamada Tercio Viejo de Sicilia. Gobernando el PP, se disolvió la Brigada de Infantería Ligera San Marcial con guarnición en el País Vasco y este grupo pasó a depender de otra unidad de Extremadura. En esos años también se enviaron efectivos desde Euskadi a otras comunidades.

Otro aspecto llamativo de este proceso es que Defensa ha aceptado ahora instalar un nuevo acuartelamiento militar en la actual Real Sociedad Hípica de San Sebastián, que son ya de titularidad de Defensa, que están en la ciudad y que están muy próximos al actual destacamento. Se trata de un emplazamiento que había sido expresamente rechazado por el Ministerio de Margarita Robles cuando el PNV preguntó por ello en el Senado hace unas pocas semanas. Ahora parece haber adquirido las condiciones para albergar a un contingente de 500 efectivos, lejos de los 2.000 que llegó a disponer la centenaria ubicación de Loiola. Elorza, a principios de mes, insistía en la alternativa de Antondegi. En Radio Euskadi, el presidente del club, Alberto Catalán, mostraba su sorpresa por tener que abandonar un espacio con mucha historia y que fue auspiciado por Alfonso XIII. Allí han practicado equitación el Rey emérito, el ahora huido e investigado Juan Carlos I, y otros nobles que han veraneado en la ciudad. Ahora cuenta con 60 caballos.

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