Euskadi levanta todas las restricciones contra la COVID-19 y pone fin a la emergencia sanitaria
Euskadi no solamente elimina todas las restricciones actuales en la hostelería, el ocio o la cultura sino que pone fin a la tercera emergencia sanitaria de la pandemia. Desde este lunes no habrá más limitación al ocio nocturno que la de las licencias ordinarias y los aforos volverán al 100% con la excepción del fútbol y del baloncesto. Además, se disuelve la mesa de crisis conocida como Labi y que ha pilotado la pandemia en varias fases, según ha acordado este jueves el lehendakari, Iñigo Urkullu, que ha subrayado que este órgano se ha reunido en “38 ocasiones”. La decisión llega solamente 72 horas después de criticar que el Gobierno de Pedro Sánchez retirara la obligación del uso de mascarillas en exteriores por considerarlo “prematuro” ante el elevado nivel de transmisión comunitaria.
El propio Labi ha adoptado esta decisión tras una brevísima reunión, de menos de 30 minutos. La emergencia sanitaria actual estaba vigente desde el 3 de diciembre y es la tercera de la pandemia. La primera se activó en la primera ola y se levantó mucho antes del final del estado de alarma para poder celebrar elecciones autonómicas en el verano de 2020. La segunda, la más duradera y en la que verdaderamente el Labi jugó un papel protagónico, se mantuvo entre agosto de 2020 y octubre de 2021. En esta ocasión, pasaron tres semanas sin que la mesa de crisis tomara ninguna decisión. Además, ahora se ha prescindido de toda la solemnidad que se le quiso dar al anterior final, casi presentado como el final de la pandemia. El propio Urkullu, en los últimos días, ha sido claro al recordar que la pandemia continúa.
Esto se suma a otras decisiones ya conocidas que han ido en la misma dirección. Este mismo jueves se ha levantado la obligación de uso de mascarillas en los patios de los colegios y la pasada semana se puso fin a la exigencia del pasaporte COVID en todo tipo de locales. Euskadi vuelve a un escenario de contención básica muy similar al de otoño con requerimiento de uso de la mascarilla en espacios interiores y como límites de aforo circunscritos a los grandes eventos deportivos como el fútbol (85%) y el baloncesto (75%). Además, en esos recintos seguirá prohibido el consumo de bocadillos o bebidas (también su venta). Está por ver si ello se aplicará igual en cines o conciertos.
En otras comunidades se han anunciado decisiones similares para suavizar las medidas. Es el caso de Navarra, que en las últimas seis semanas ha tenido el mismo marco que Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. En España, apenas quedan comunidades con restricciones, aunque la realidad es que algunas ni siquiera las adoptaron en esta ola.
“No podemos estar permanentemente en emergencia sanitaria”
“No se prorrogan las medidas en vigor”, ha solemnizado Urkullu, que ha adelantado que la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, emitirá una orden con recomendaciones y medidas básicas para la nueva fase, un documento que será publicado en el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) este sábado. El lehendakari ha destacado la “menor incidencia relativa” de la variante ómicron en la presión hospitalaria, la tendencia descendente y que en el entorno, tanto dentro como fuera de España, se están produciendo movimientos en la misma dirección como tres factores para dar este paso, aunque ha aludido también a dar más facilidades a la vida socioeconómica del país. “No podemos asegurar que no volvamos a tener que declarar la emergencia sanitaria o a adoptar nuevas medidas restrictivas”, ha puntualizado Urkullu, pero ha recalcado que la tendencia a la baja es “sostenida” porque ómicron está “en repliegue”.
Euskadi adoptó estas medidas el 28 de diciembre. En aquella jornada la incidencia acumulada era de 2.547 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días y de 1.764 a 7 días y ese día se notificaron 7.798 contagios en 24 horas. En los hospitales los ingresados eran 544 y, de ellos, 114 estaban críticos en la UCI. La tendencia era entonces claramente ascendente y la incidencia llegaría a superar los 7.000 puntos después de Reyes. Los hospitales rozaron el millar de pacientes con COVID-19. En esta ola originada por la variante ómicron del Sars-Cov-2 se ha llegado en Euskadi a la mayor presión hospitalaria y al mayor número de fallecidos desde la primera ola. Los últimos datos, conocidos este jueves, muestran 1.778 positivos diarios -cerca de lo que fue el tope de la pandemia antes de este último tsunami- y una incidencia de 1.956 puntos a 14 días y de 679 a 7 días. En los hospitales son 456 los casos de COVID-19, 81 de ellos en la UCI. El R0 (casos originados por cada infectado) marcaba entonces 1,51y ahora está en 0,68. Según Urkullu, nunca había marcado un dato tan bajo este indicador clave ni en 2021 ni en 2020 “desde el confinamiento”.
La llegada de las restricciones se produjo después de haber renunciado expresamente a tomar medidas antes del puente de diciembre y antes de Nochebuena, con la excepción del pasaporte COVID y de las mascarillas en exteriores, ambas cuestionadas y ambas ya retiradas. Se hizo en puertas de Nochevieja y un recurso de los hosteleros mantuvo su aplicación en el aire hasta el mismo día 31 de diciembre. El 28 de enero fueron prorrogadas por dos semanas ante posibles signos de “alerta” de repunte que se vieron entonces. Las decisiones del Gobierno de Urkullu no han estado exentas de contradicciones, ya que esta misma semana se cuestionó la decisión del Ministerio de Sanidad de flexibilizar el uso en la calle de las mascarillas al verlo “prematuro” por el alto nivel de transmisión que se mantiene. El lehendakari ha explicado a este respecto que lo que quiso decir Euskadi es que hay “situaciones” en exteriores que sí son “de riesgo” y que no están lo suficientemente bien reguladas, a su juicio.
Se da la circunstancia de que, en otoño, Euskadi estableció en 200 pacientes hospitalizados el umbral para entrar en emergencia sanitaria, 50 de ellos en UCI. Ahora ha cambiado de criterio. Así lo ha justificado Urkullu: “No es comparable. En absoluto es comparable. En octubre estaba la variante delta. Hoy es ómicron, que no ha tenido nada que ver con delta. La evolución de los datos es ahora notablemente mejor. El descenso de la presión hospitalaria y de camas UCI es sostenida. Insisto, conocemos mejor el comportamiento de ómicron. En proporción provoca menos hospitalizaciones y menos casos graves y tenemos un porcentaje de vacunación que no teníamos en octubre y estamos vacunando a menores de 12 años. No podemos estar permanentemente en emergencia sanitaria”.
Por su parte, la consejera Sagardui ha explicado que “paulatinamente” el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) está ya recuperando la parte de actividad ordinaria que tuvo que ser suspendida desde el 7 de diciembre y, singularmente en Navidad, para atender la oleada de casos de COVID-19. Ello afectó a operaciones no urgentes, a consultas de atención primaria, a seguimiento de crónicos y a analíticas. “Seguiremos incrementando nuestra actividad”, ha dicho Sagardui, aunque ha admitido que sigue habiendo servicios “afectados”.
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