El perro pastor vasco, patrimonio en peligro de extinción
Cuenta la leyenda que hace miles de años, en Gipuzkoa, había un enorme lobo cuyas fauces estaban siempre abiertas. Los ancianos, que no sabían cómo solucionar tal situación, recurrieron a la Dama del Anboto, que les envió la ayuda de un 'Basajaun'. Cuando el lobo apareció, el 'señor de los bosques' consiguió atarlo, le hizo recorrer los montes a su lado y le dio comida y cobijo. El animal aprendió a proteger y cuidar el ganado junto con perros y pastores, y de ahí nació una gran descendencia: los perros pastores vascos de los Pirineos, 'Euskal Artzain Txakurra'; una raza ancestral que destaca por la predisposición al trabajo, su gran entendimiento y astucia.
El pastoreo se conoce en Euskadi desde hace más de 5.000 años y donde había ovejas, había perros. Aun así, el pastor vasco podría tener más de 12.000 años, una raza que forma parte del patrimonio ganadero de la zona. Aparece en pinturas del siglo XVI y también en la mitología vasca, lo que indica que estaba presente en entornos tanto adinerados como rurales. Sin embargo, a día de hoy está en peligro de extinción.
Existen dos clases de pastor vasco: 'gorbeiakoa' -del Gorbeia- e 'iletsua' -lanudo-. Ambas son de carácter amable, tranquilo y con apego al dueño. Aunque la Real Sociedad Canina Española -RSCE- las reconozca como variedades, algunas asociaciones defienden que se reconozcan como razas diferenciadas. Algunas fuentes indican que, en total, podría haber unos 700 ejemplares registrados, a los cuales habría que restar los fallecimientos no notificados en años. Entre 2011 y 2015, según la RSCE, se registraron 172.
A pesar de que no son el club oficial, una de las asociaciones más activa en cuanto a concienciación y conservación del pastor vasco es la Euskal Artzain Txakurraren Adiskideak -amigos del perro pastor vasco, EATA-, reconocida por el Gobierno vasco como asociación. La única asociación oficial, sin embargo, es la Euskal Artzain Txakurraren Elkartea -EATE-, cuyo objetivo es la conservación, cría y perfeccionamiento de la raza.
“Intentamos que el perro sea también 'artzain' -pastor-, no que se use solo para exposiciones. Cuidamos a los pastores que los usan, visitamos 'baserris' uno a uno, nos cuentan historias... Es un perro muy bueno que queremos mantener” afirma Ilzarbe. Destaca también que 'gorbeiakoa' e 'iletsua' no son variedades: “Se llaman igual porque son los perros típicos de pastoreo, pero son razas diferenciadas cuyo cruce incluso influiría en el carácter”.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO, según sus siglas en inglés-, una especie se considera en peligro de extinción cuando el número total de hembras reproductoras es menor a 1000 o el número total de machos está comprendido entre 20 y cinco. Se considera crítica cuando el número total de hembras reproductoras es inferior a 100 o el número total de machos reproductores es inferior o igual a cinco.
De esta manera, la situación del pastor vasco es preocupante: según datos de la última monográfica registrada el pasado año, habría 520 ejemplares reconocidos de 'gorbeiakoa' y solo 219 de 'iletsua', a los que habría que restarles los perros fallecidos que no se han dado de baja en el registro por desconocimiento o trámites burocráticos. De todas formas, los datos no son oficiales y existe la imposibilidad de saber realmente cuántos perros existen en la actualidad.
“Actualmente estamos yendo a 'baserris' uno por uno por nuestra cuenta. Hacemos fotos, vídeos, documentamos el número de perros que hay” cuenta Ilzarbe. Otra de las labores que están llevando a cabo es un estudio de ADN con la colaboración de expertos genéticos: “Hacemos un estudio global de lo que es la raza y analizamos el parentesco”.
La consanguinidad es un problema a la hora de la reproducción. “Los concursos están haciendo un poco de daño aquí. Si el juez elige ganador a un perro, todo el mundo querrá cruzarlo con él y al final las camadas nuevas vendrán todas del mismo sitio” lamenta Ilzarbe. “Hay que formar a los jueces para que no den registros a perros que son mezclas con otras razas o con la otra 'variedad'”, añade.
Desde la EATE, señalan la importancia de que “los criadores tomen conciencia en buscar para la cría los ejemplares más cercanos al estándar y no criar con todos aquellos que tienen en sus criaderos”. Según remarcan, aún se dan, “con más frecuencia de lo deseado, cruces de perros que, aunque certificados como de raza por alguno de esos jueces desconocedores del estándar, no son aptos para cría ya que poseen defectos, algo que es conocido por esos criadores”. Opinan que “muchas veces la falta es tan evidente que es percibida a simple golpe de vista, pero ello no impide que dichos criadores sigan cruzando los mismos ejemplares una y otra vez”.
Para la EATA es fundamental que los perros sigan su instinto: “Apoyamos cursos de pastoreo, los llevamos a que estén con ovejas, corran... Igual el dueño nunca va a tener ovejas, pero así se entrenan otras características de la raza como la obediencia o el olfato”. Ilzarbe destaca la importancia de cruzar a perros “que trabajen”, que entrenen, porque si no “se pierde el carácter de este gran perro”. Un carácter bueno, protector, “que puede perderse incluso si se mezcla al 'gorbeiakoa' con el 'iletsua'”.
La historia del perro y los vascos
El trabajo por mantener con vida esta raza comenzó hace tiempo. En 1994 se constituía la Euskal Artzain Txakurraren Elkartea -asociación oficial del pastor vasco-. Un año más tarde, la RSCE la reconocía como club oficial y aprobó como jueces oficiales a tres veterinarios: uno de ellos, del Servicio de Ganadería de la Diputación Foral de Bizkaia, Mariano Gómez, que hizo su tesis doctoral sobre el pastor vasco.
El perro fue el primer animal domesticado en Euskal Herria. Las razas 'Ur txakurra' -perro de aguas-, Pachón navarro o de Vitoria, Villano de las Encartaciones o el 'Erbi txakurra' -Sabueso navarro- son otras razas que también han acompañado a los vascos a lo largo de la historia, primero junto al cazador y luego junto al pastor.
Según Mariano Gómez en 'De los primeros animales domesticados en Euskal Herria', “son numerosos los yacimientos en los que junto a restos de perros, aparecen los de distintos animales domésticos que sirvieron al hombre como base de subsistencia (Jesús Altuna, 1975 y 1978). Un dato importante es el hallazgo de Marizulo (Gipuzkoa) donde se observa el cambio de la función del perro (de cazador a pastor) al encontrarse junto al hombre el perro y un cordero (Altuna, 1980 y 1993)”.
Con el paso del tiempo, el pastor vasco fue evolucionando y perfeccionando su forma de trabajar con los rebaños. Sin embargo, el menor número de pastores también disminuyó la cantidad de ejemplares de esta raza. Cuando la RSCE la reconoció en 1995 -última raza reconocida en España-, se inició un proceso de control y recuperación que sigue con dificultad hasta el día de hoy, en el sentido que apenas ha habido un avance significativo en cifras desde esa fecha.
Ahora, el objetivo para la asociación Euskal Artzain Txakurraren Adiskideak es seguir trabajando por la resistencia de las razas y el mantenimiento de su carácter: “Es un perro muy versátil al margen de la buena compañía que hace y hay que preocuparse por mantener sus características” afirma Ilzarbe. La asociación se traslada a ferias y concursos, donde siguen dando información sobre la raza, haciendo análisis de sangre y trabajando por el mayor conocimiento y concienciación para su persistencia.